Soberanismo y dinero
Mas ha hecho un Gobierno soberanista a fondo y ortodoxo en econom¨ªa
El n¨²cleo duro salta a la palestra. Una vela a Esquerra Republicana y otra a un empresariado inquieto y a esos dioses tutelares llamados mercados. Estos podr¨ªan ser dos titulares para resumir el significado del segundo Gobierno de Artur Mas.
Mas lleg¨® hace dos a?os ¡ªdespu¨¦s de dos intentos fallidos¡ª entre el clamor del retorno de CiU que culmin¨® con ¨¦xito su traves¨ªa del desierto, despu¨¦s de este extra?o caso de lento suicidio pol¨ªtico que fue el tripartito (entre todos lo mataron y ¨¦l solito se muri¨®). En aquel momento el horizonte estaba despejado para CiU y Artur Mas quiso hacer honor a la consigna de la casa grande del catalanismo. De modo que la noticia de la formaci¨®n del Gobierno fue la selecci¨®n de los independientes que deber¨ªan completar el autoproclamado Gobierno de los mejores. Dos a?os m¨¢s tarde, Artur Mas arranca de nuevo en circunstancias mucho m¨¢s complicadas: sin una mayor¨ªa suficiente, como era la anterior, que le permit¨ªa jugar a la geometr¨ªa variable sin grandes riesgos, por tanto, dependiendo de un socio principal (Esquerra Republicana, como todo el mundo sabe); y con una situaci¨®n pol¨ªtica complicada de enfrentamiento con el Gobierno central y de tensi¨®n en un escenario convulso, por el brusco salto del pacto fiscal al Estado propio que emprendi¨® el presidente hace dos meses. Dos a?os atr¨¢s, CiU viv¨ªa en la euforia de reconquistar el pa¨ªs y con la sensaci¨®n, altamente peligrosa, de que todo le estaba permitido. Y Mas despegaba con la autoridad del que se lo ha ganado a pulso y ha sabido salvaguardar en la oposici¨®n lo que parec¨ªa imposible: la unidad de un partido que hab¨ªa crecido y se hab¨ªa educado sin dejar nunca el poder. Ahora CiU vive en las dudas generadas por un ¨®rdago fallido, con la p¨¦rdida de autoridad del presidente que, sin que nadie le forzara, quiso dar el salto a encabezar el proceso de independencia de Catalu?a y se encontr¨® con un varapalo electoral.
El programa de m¨¢ximos de la campa?a electoral, con el apoyo de Esquerra, sigue vigente, porque tiene el apoyo de la mayor¨ªa parlamentaria surgida de las elecciones. Pero el panorama se ha ido complicando y la sensaci¨®n de que se avecinan situaciones conflictivas, no siempre comprendidas por el personal, angustia a CiU. En estas circunstancias, el presidente ha formado un Gobierno muy pol¨ªtico, de confianza absoluta, preparado para las batallas venideras. Un Gobierno n¨ªtido en sus intenciones: soberanista a fondo y ortodoxo en econom¨ªa, conforme la identidad de sus dos hombres fuertes. Algunos dir¨¢n que esta doble naturaleza es una contradicci¨®n en los t¨¦rminos. Mas no lo cree as¨ª: Francesc Homs asciende a consejero de Presidencia para dejar claro que la transici¨®n nacional no se frena y Andreu Mas Colell repite cargo para tranquilizar al dinero y hacer honor al juramento de austeridad. Hasta que Esquerra Republicana aguante.
Artur Mas gobernaba con un n¨²cleo duro fiel, instalado en la opacidad de palacio, y un Gobierno amplio, de sensibilidades diversas. Se acabaron las alegr¨ªas. Los hombres fuertes del presidente, con Francesc Homs y Germ¨¤ Gord¨® a la cabeza, ganan poder pol¨ªtico en el Gobierno, de modo que no hay margen a dualidad alguna. El ascenso del portavoz Homs confirma que el presidente ha decidido pasar por encima de su fracaso electoral sin buscar chivos expiatorios. Homs era el primero de los se?alados como responsable del delirio mesi¨¢nico del presidente. Si la confirmaci¨®n de Andreu Mas-Colell, un ortodoxo convicto y confeso de la austeridad, al que a menudo los n¨²meros le hacen perder de vista a las personas, calma la ansiedad del empresariado, el paso del dimisionario Felip Puig, un raro caso de pol¨ªtico conservador catal¨¢n sin verg¨¹enza de serlo, a ¡°Empresa y Ocupaci¨®n¡±, es otro motivo de satisfacci¨®n para los sectores econ¨®micos m¨¢s renuentes. Puig no es un hombre del n¨²cleo de Artur Mas, pero tiene una gran ascendencia en el partido y el presidente prefiere tenerlo dentro que fuera del Gobierno. Su salida de Interior ha permitido que Uni¨® Democr¨¢tica, en la persona de Ram¨®n Espadal¨¦, se hiciera con una consejer¨ªa de peso. Una contribuci¨®n a disipar dudas sobre la precariedad de la coalici¨®n.
Parad¨®jicamente, cuando la apuesta independentista deber¨ªa invitar a CiU a sumar y ampliar su campo, Artur Mas cierra filas con un Gobierno muy pol¨ªtico y aparentemente sin fisuras, que deber¨¢ lidiar una situaci¨®n econ¨®mica l¨ªmite, duros enfrentamientos con el Gobierno espa?ol y posibles desencuentros con Esquerra, que tiene la llave de la estabilidad parlamentaria. As¨ª, dicen, se afrontan las grandes batallas.
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