Cada vez menos optimistas
La sociedad espa?ola ha tendido siempre al optimismo seg¨²n la experiencia demosc¨®pica acumulada. No obstante, nunca antes nuestro pa¨ªs se hab¨ªa enfrentado a una crisis econ¨®mica tan duradera, tan extendida y tan profunda como la actual. Una crisis que parece estar haciendo mella en el tradicional optimismo de los espa?oles: cada a?o que pasa desde que se inici¨®, son menos los espa?oles que dicen abordar el nuevo a?o con optimismo y m¨¢s quienes se abonan a la visi¨®n pesimista.
En enero de 2010, ya con la crisis instalada y asentada en nuestra sociedad, todav¨ªa eran una abrumadora mayor¨ªa los ciudadanos (el 78%) que afirmaban empezar el a?o con un esp¨ªritu optimista y solo uno de cada cinco (19%) dec¨ªa hacerlo con pesimismo. La diferencia entre unos y otros dejaba, as¨ª, un balance positivo de +59 puntos. La ausencia de mejoras en los indicadores econ¨®micos ¡ªincluso m¨¢s bien su empeoramiento¡ª ha ido mermando ese balance a?o tras a?o: en enero de 2011, era ya 10 puntos inferior (+49) y en enero de 2012 disminu¨ªa hasta situarse en +14.
Ahora que se inicia el sexto a?o de la crisis, la diferencia entre los optimistas y los pesimistas sigue decreciendo y ya es solo de 5 puntos a favor de los primeros: 48% frente a 43%. Un aumento del pesimismo que concuerda con el vertiginoso aumento del porcentaje de ciudadanos que califican negativamente la situaci¨®n econ¨®mica nacional: si en enero de 2007 ¡ªcuando todav¨ªa las palabras ¡°crisis econ¨®mica¡± nos remit¨ªan a los primeros a?os de la d¨¦cada de los noventa¡ª las opiniones positivas sobre la marcha de la econom¨ªa casi duplicaban a las negativas (50% frente a 27%), ahora estas ¨²ltimas son pr¨¢cticamente absolutas: el 95%.
El hecho de que tambi¨¦n la econom¨ªa familiar de los espa?oles se est¨¦ viendo afectada ayuda a extender el pesimismo. A?o tras a?o, decrecen quienes describen su situaci¨®n econ¨®mica familiar como muy buena o buena: eran el 54% en enero de 2010 y son ahora el 45%. Y las perspectivas de futuro no parecen mucho m¨¢s halag¨¹e?as: un 41% piensa que la situaci¨®n econ¨®mica de Espa?a empeorar¨¢ a lo largo de los pr¨®ximos meses, un 38% que seguir¨¢ igual y solo un 19% cree que mejorar¨¢; el 82% piensa que el paro se va a mantener igual que ahora durante bastante tiempo todav¨ªa o incluso que aumentar¨¢; un tercio (32 %) de quienes actualmente tienen trabajo cree probable perderlo en un futuro cercano y un 74% de quienes est¨¢n en paro ven poco o nada probable encontrar trabajo en los pr¨®ximos meses.
Se trata de un panorama desolador que ayuda a explicar la angustia que siente la abrumadora mayor¨ªa de los ciudadanos tanto por la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs (94%) como por la suya particular (84%). Una angustia que se torna en desamparo cuando ni las principales instituciones nacionales ni la clase pol¨ªtica en su conjunto est¨¢n sabiendo transmitirles seguridad y sosiego. Las consecuencias sociales de esta doble crisis econ¨®mica y pol¨ªtica ¡ªno olvidemos los recortes en el gasto p¨²blico, los mayores en nuestra reciente historia democr¨¢tica¡ª podr¨ªan llegar a desestabilizar nuestra sociedad e incluso hacerla descarrilar. O eso es al menos lo que opina ni m¨¢s ni menos que el 73% de los espa?oles, para los que nuestro pa¨ªs se encuentra al borde de un estallido social a causa del nivel de paro y pobreza ya alcanzados. Probablemente lo que esta respuesta expresa no es tanto la percepci¨®n de la inminencia real de dicho estallido si no el extendido temor de que si las cosas no mejoran eso sea lo que inevitable ¡ªe indeseadamente¡ª termine pasando.
Hasta ahora la sociedad espa?ola ha reaccionado con serenidad y civismo ante cuanto lleva ya cinco a?os ocurriendo, y ello pese a la generalizada sensaci¨®n de agravio comparativo: un abrumador 96% piensa que los efectos de la crisis no est¨¢n siendo soportados por igual por todos los sectores sociales sino que solo est¨¢n recayendo sobre una clase media en situaci¨®n cada vez m¨¢s precaria y sobre los sectores m¨¢s desfavorecidos, cada vez m¨¢s empujados hacia la marginalidad. La idea ampliamente dominante (detectada ya en un sondeo reciente de Metroscopia) es que estar¨ªamos regresando a una Espa?a minoritaria de ricos frente a otra, crecientemente mayoritaria, de personas pobres o en trance de serlo.
En todo caso, la gravedad que la situaci¨®n parece haber alcanzado ya queda reflejada en el hecho de que ni m¨¢s ni menos que el 86% de los espa?oles piense que de no ser por la intervenci¨®n de entidades asistenciales como C¨¢ritas o Cruz Roja la crisis social se habr¨ªa hecho ya insostenible. Lo que se conoce como tercer sector (organizaciones sin ¨¢nimo de lucro) estar¨ªa as¨ª actuando como eficaz dique de contenci¨®n, impidiendo, por ahora, el derrumbe social. En cambio, el primer sector (es decir el ¨¢mbito pol¨ªtico-institucional), del que la ciudadan¨ªa espera en primera instancia soluci¨®n a sus problemas, solo inspira, seg¨²n la pr¨¢ctica totalidad de la ciudadan¨ªa (97%), desconfianza y desafecci¨®n crecientes.
Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz es soci¨®logo y vicepresidente de Metroscopia. En twitter, @JPFerradiz
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