La amnist¨ªa en los tiempos del c¨®lera
La lucha contra el fraude en tiempos de amnist¨ªa fiscal es el amor en tiempos de c¨®lera: dif¨ªcil, desagradecida, amarga, pero imprescindible como respirar. En principio, la amnist¨ªa fiscal simplemente supon¨ªa perdonar las deudas fiscales a cambio de pagar un 10% del valor de los bienes ocultos. Por supuesto, es una perversi¨®n moral tratar mejor a los delincuentes fiscales que a aquellos espa?oles que cumplen con sus obligaciones fiscales. En ¨¦poca de recortes y subidas masivas de impuestos, esto todav¨ªa se entiende menos y socava la legitimidad de los que tenemos la obligaci¨®n de aplicar el sistema fiscal, entre otros los inspectores de Hacienda.
A¨²n as¨ª, todav¨ªa peor fue el desarrollo de la amnist¨ªa: se permiti¨® la afloraci¨®n del dinero en efectivo y no se estableci¨® obligaci¨®n alguna de declaraci¨®n del origen del dinero y tampoco se establecieron mecanismos de control. Obviamente, todo esto pod¨ªa favorecer la reintroducci¨®n de dinero obtenido il¨ªcitamente en el circuito legal, imposibilitando su rastreo y dejando impune la corrupci¨®n. Como adem¨¢s, mediante un informe de la Direcci¨®n General de Tributos se permiti¨® que solo se pagase el 10% de las rentas de los ¨²ltimos cuatro a?os, el mecanismo de "blanqueo" resultaba muy barato. Por otra parte, se permiti¨® no disolver las estructuras fiduciarias (es decir empresas tapaderas) hasta el 31 de diciembre de 2013; lo que fomentaba la continuidad en la opacidad.
Por ¨²ltimo, la reforma del C¨®digo Penal, en el ¨²ltimo momento, equipar¨® las cuant¨ªas "regularizadas" mediante la amnist¨ªa a las que, con mucho mayor coste, se hubiesen declarado voluntariamente en el plazo legal. Como la amnist¨ªa fiscal no se refiere a un periodo concreto, no interrumpiendo el plazo de prescripci¨®n seg¨²n la Orden Ministerial, se hab¨ªa dado un comod¨ªn penal a los defraudadores para que lo utilizasen en el momento que m¨¢s conveniente les resultase.
La pasada semana dos personas vinculadas, de una forma u otra, aunque en distintos grados, a sendos partidos pol¨ªticos, que fueron los ¨²nicos que votaron a favor de la amnist¨ªa fiscal, manifestaron haberse acogido a la amnist¨ªa fiscal. Los dirigentes socialistas han insinuado que el proceso de amnist¨ªa fiscal se pudo haber hecho para favorecer la regularizaci¨®n de fondos vinculados al partido en el Gobierno. Esta es una acusaci¨®n grav¨ªsima, en la que la carga de la prueba recae, obviamente, en el que la formula. Sin embargo, era evidente que, un procedimiento confidencial, barato y sin controles adicionales iba a ser empleado por aquellos delincuentes fiscales, que no son pocos, que hab¨ªan obtenido el dinero de la corrupci¨®n, para blanquearlo.
Ante esto, si la amnist¨ªa no se hizo para favorecer a determinados corruptos, solo caben dos opciones: o bien, aunque este no fuese el objetivo directo a los que la impulsaron y aprobaron este hecho no les import¨®, o simplemente actuaron con una grave ligereza e irresponsabilidad. No hay m¨¢s opciones: muchos, entre ellos los inspectores de hacienda, les advertimos de que esto iba inexorablemente a pasar.
En fin, despu¨¦s de que la amnist¨ªa fiscal recaudase menos de la mitad de lo previsto, resultaron sorprendentes las declaraciones del ministro Montoro calific¨¢ndola como un ¨¦xito. Si un ¨¦xito es conseguir los objetivos previstos, ?qu¨¦ objetivos se han conseguido?
La ¨²nica forma de legitimar el sistema y paliar los da?os causados es precisamente luchar contra el fraude y la corrupci¨®n. Para ello, el elemento clave es la informaci¨®n. Los ¨®rganos de control del Estado deben poder acceder a las declaraciones de la amnist¨ªa. Es urgente ante la prescripci¨®n de algunos casos y para no blindar a los corruptos; pero sobre todo para no desmoralizar definitivamente a los ciudadanos.
Francisco de la Torre D¨ªaz es inspector de Hacienda y miembro de la Organizaci¨®n Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.