El pase¨ªllo de B¨¢rcenas

Luis B¨¢rcenas ha salido esta ma?ana de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n como ha entrado: en absoluto silencio. ?l y su abogado, Alfonso Trallero, han sido los ¨²nicos que han permanecido callados, entre m¨¢s de medio centenar de periodistas ansiosos por escucharlo y algunos curiosos que le han dedicado insultos. "Sinverg¨¹enza", "ladr¨®n", se ha o¨ªdo. Pero ni por esas. El extesorero del Partido Popular (PP) solo ha hablado ante el fiscal.

La ma?ana ha transcurrido entre la expectaci¨®n y la sorpresa de los transe¨²ntes. Ventanas abiertas en pleno invierno y balcones ocupados. Los periodistas no han sido los ¨²nicos en sacar fotos: los vecinos de Manuel Silvela, donde se encuentra la fiscal¨ªa, se apresuraban a sacar m¨®viles y c¨¢maras para inmortalizar el momento. La calle no quer¨ªa perd¨¦rselo: B¨¢rcenas iba a declarar como imputado por la supuesta contabilidad secreta del PP, que habr¨ªa quedado reflejada en un manuscrito en el que, entre 1990 y 2008,?se anotaron los pagos peri¨®dicos a dirigentes populares.

Pero el extesorero del partido no ha sido el ¨²nico en declarar. Jorge Tr¨ªas Sagnier, el exdiputado popular que?public¨® un art¨ªculo en EL PA?S y concedi¨® una entrevista a este peri¨®dico?donde daba cuenta de los supuestos pagos irregulares a los principales cargos del PP, estaba citado a las diez como testigo. Poco antes de las nueve y media, un taxi lo ha dejado a las puertas de la fiscal¨ªa. Se ha bajado del coche a toda prisa, con semblante muy serio y esquivando a los periodistas. No ha querido hablar. Despu¨¦s de unos 50 minutos ante el fiscal, ha salido del edificio por una de las puertas traseras, eludiendo as¨ª comparecer ante los medios. Solo una c¨¢mara ha conseguido grabarlo. "He cumplido con mi deber", ha dicho.

La polic¨ªa ha decidido entonces despejar el camino con vallas y con un cord¨®n para impedir que los periodistas invadieran la calle. Y, por supuesto, para que B¨¢rcenas pudiera entrar y salir con facilidad. Alrededor de una docena de agentes se han encargado de mantener a raya a los medios. Pasadas las once y media de la ma?ana, un taxi se ha detenido a las puertas de la fiscal¨ªa. El extesorero del PP ha bajado del coche, seguido por su abogado, y ambos han entrado en el edificio, aunque por separado. "?D¨®nde est¨¢ mi sobre?", le han gritado.

Un grupo de curiosos se entremezclaba con los reporteros. Una mujer de mediana edad, que ven¨ªa de la farmacia, lamentaba haberse perdido su entrada. "Vivo aqu¨ª al lado, as¨ª que vuelvo en un rato", ha asegurado. Un se?or, ya jubilado, ha reconocido que estaba all¨ª "de paso". Eso s¨ª, al menos "un poco" se iba a quedar, si no se cansaba antes. Pero se ha aburrido. Como la mayor¨ªa de los curiosos. Aguantaban unos minutos y segu¨ªan su camino.

Pasadas las dos de la tarde, la expectaci¨®n era m¨¢xima. Ten¨ªa que quedar poco para que B¨¢rcenas abandonara el edificio. Casi tres horas despu¨¦s de que el extesorero entrase a declarar, otro taxi ha ido a recogerlo. Otra vez ha salido acompa?ado de su abogado. Otra vez lo han abucheado: "Chorizo, delincuente, a la c¨¢rcel". ?l, otra vez, ha callado. ?