La alternativa
Que Rubalcaba no pidiera elecciones anticipadas implica el reconocimiento t¨¢cito de el propio PSOE no est¨¢ preparado para disputar la mayor¨ªa al PP
Ha explicado Rubalcaba que antes de tomar la decisi¨®n de pedir la dimisi¨®n de Rajoy (y su sustituci¨®n por otro presidente propuesto por el PP) consult¨® a personalidades de su partido, incluyendo los expresidentes Felipe Gonz¨¢lez y Zapatero.
Que lo hiciera (y lo contase) indica que daba gran importancia a la cuesti¨®n, y quiz¨¢s que ¨¦l mismo dudaba. Se comprenden ambas cosas. Primero, porque era una actitud nueva que recordaba al ¡°v¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez¡± de Aznar en su momento, incluyendo el tono de desautorizaci¨®n personal (¡°un lastre para Espa?a¡±) del presidente del Gobierno. Segundo, porque la no inclusi¨®n de petici¨®n de elecciones anticipadas implicaba el reconocimiento t¨¢cito de que su propio partido no estaba preparado para disputar la mayor¨ªa al PP; que a¨²n no era la alternativa a la crisis pol¨ªtica actual.
Desde luego, si se demostrase la veracidad de lo que dicen los papeles de B¨¢rcenas, Rajoy tendr¨ªa que dimitir autom¨¢ticamente. Pero no se ha demostrado. Es seguro que son de B¨¢rcenas, a la vista de los dict¨¢menes caligr¨¢ficos, pero no puede decirse que su contenido est¨¦ verificado, por m¨¢s que sea dif¨ªcil encontrar una hip¨®tesis alternativa a la que espont¨¢neamente se deduce de su lectura. Tras el enf¨¢tico desmentido de Rajoy (¡°Es falso; nunca, nunca, he recibido ni repartido dinero negro¡±), Rubalcaba hab¨ªa dicho que el presidente hab¨ªa ¡°ligado su futuro¡± al de B¨¢rcenas, de manera que si se probase la veracidad de las entradas y salidas recogidas en esas cuentas, tendr¨ªa que irse. Pero eso a¨²n no ha ocurrido; por tanto, la petici¨®n de dimisi¨®n fue al menos precipitada.
Si Rajoy hubiera seguido callando, esa iniciativa del jefe de la oposici¨®n habr¨ªa tenido m¨¢s sentido; pero una vez que responde al emplazamiento que se le hab¨ªa hecho de decir sencillamente si hab¨ªa cobrado o pagado en negro, solo la prueba de que hab¨ªa mentido al negarlo justificar¨ªa esa petici¨®n. La comprensible irritaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica no dispensa de respetar las reglas de procedimiento, y m¨¢s en una cuesti¨®n tan esquinada y trascendente como ser¨ªa la sustituci¨®n sin elecciones de un presidente elegido hace poco m¨¢s de un a?o.
Que Rubalcaba no pidiera elecciones deriva a su vez no solo de razones de calendario (carece de candidato: est¨¢n pendientes unas primarias para elegirlo) sino pol¨ªticas. El PSOE no podr¨ªa competir con posibilidades de ¨¦xito sin resolver el conflicto que tiene con su organizaci¨®n en Catalu?a en un momento en que el Gobierno de esa comunidad ha iniciado, con fuerte apoyo parlamentario, un proceso hacia la independencia. La alternativa de los socialistas a esa deriva es una reforma constitucional en clave federal: una posibilidad que requerir¨ªa el consenso entre el PP y el PSOE. Respecto a la segunda prioridad del momento, los efectos de la crisis econ¨®mica, Rubalcaba estaba iniciando un giro hacia una pol¨ªtica de pactos con el partido del Gobierno similar a la de Zapatero en la oposici¨®n (2000-2004); y por primera vez desde las elecciones, hab¨ªa encontrado receptividad en el PP.
Una ruptura tan abrupta como la planteada por Rubalcaba es dif¨ªcilmente compatible con esas prioridades y con esa pol¨ªtica. El debate de los d¨ªas 20 y 21 sobre el Estado de la naci¨®n hubiera sido la ocasi¨®n para que el l¨ªder del PSOE plantease, frente a un Rajoy muy debilitado, su oferta de consenso en esos temas. Ahora es imposible. Y se da al PP la oportunidad de acusar al PSOE de negarse a colaborar en la defensa de la Constituci¨®n y el Estado auton¨®mico frente a la ofensiva soberanista.
Reclamar la renuncia de Rajoy en este momento plantea problemas. ?Qui¨¦n podr¨ªa sustituirle? ?Tratar¨ªa Bruselas, o Berl¨ªn, de imponer un candidato tecn¨®crata, como en Italia? Parece improbable, pero el contexto internacional impide descartarlo si la crisis pol¨ªtica se agravase. Las encuestas adelantan un desgaste paralelo de los dos principales partidos y un ascenso de formaciones sin experiencia de Gobierno, como UPyD e Izquierda Unida. El coordinador de esta ¨²ltima, Cayo Lara, fue el m¨¢s claro ante el discurso autoexculpatorio de Rajoy: no entr¨® a cuestionar la sinceridad del presidente, sino que le advirti¨® de que en adelante quedaba solemnemente comprometido a dimitir si aparecieran pruebas que le desmintieran.
Una hip¨®tesis intermedia ser¨ªa que se demostrara que s¨ª hab¨ªa habido sobresueldos, pero no en negro sino declarados a Hacienda. Si as¨ª fuera, no ser¨ªa dif¨ªcil acreditarlo. Pero quedar¨ªa lo m¨¢s grave: el origen de ese dinero. La mayor¨ªa de los ingresos registrados en las cuentas en b son ilegales; aunque hay contradicciones, como incluir en ellas los pagos en a por asesor¨ªa jur¨ªdica al exministro Trillo. La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n tendr¨¢ ahora ocasi¨®n de cotejar la contabilidad b (con b de B¨¢rcenas) con la oficial; y de descifrar si en la selecci¨®n de casos pasados de la a a la b se percibe alguna advertencia a alguien.
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