Txapote, condenado a 24 a?os por tratar de asesinar al diputado general de ?lava
El exjefe de ETA orden¨® colocar un coche bomba a Ram¨®n Rabanera en 2000
¡°El d¨ªa en que me nombraron diputado general de ?lava, en julio de 1999, nada m¨¢s tomar posesi¨®n fui con mi mujer, Concha, a un notario a hacer testamento, y como soy una persona religiosa, todos los d¨ªas hac¨ªa un rezo porque sab¨ªa que pod¨ªa ser el ¨²ltimo¡±. El pol¨ªtico alav¨¦s Ram¨®n Rabanera, del PP, se sab¨ªa en el punto de mira de ETA. Apenas cuatro a?os antes, los terroristas hab¨ªan puesto en marcha la macabra estrategia de socializaci¨®n del sufrimiento con el asesinato del presidente del PP de Guip¨²zcoa, Gregorio Ord¨®?ez, al que sucedieron las muertes de decenas de pol¨ªticos, jueces, fiscales y empresarios en toda Espa?a.
Rabanera no iba desencaminado en su intuici¨®n. En el a?o 2000, el entonces jefe del aparato militar de ETA, Francisco Javier Garc¨ªa Gaztelu, alias Txapote, orden¨® a los integrantes del comando Iturren Diego Ugarte, Asier Carrera y Luis Mari?elarena ¡°estudiar las costumbres¡± e ¡°intensificar la informaci¨®n¡± sobre el pol¨ªtico popular ¡°con la finalidad de acabar con su vida¡±. Txapote, uno de los terroristas m¨¢s sanguinarios que ha dado ETA, ha sido condenado a 24 a?os de prisi¨®n por el intento de asesinato del hoy senador por ?lava y por tenencia de explosivos.
El d¨ªa en que tom¨¦ posesi¨®n fui a hacer testamento
Ram¨®n Rabanera
La Secci¨®n Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, presidida por Fernando Grande-Marlaska, considera probado que Txapote orden¨® el asesinato de Rabanera en una reuni¨®n en Francia entre los meses de marzo y abril de 2000. Seg¨²n la sentencia conocida este mi¨¦rcoles, Garc¨ªa Gaztelu orden¨® a otros terroristas no identificados que proporcionaran a Ugarte, Carrera y Mari?elarena ¡ªya condenados por estos hechos¡ª un Renault 19 robado que estos cargaron con explosivos y un mecanismo de detonaci¨®n a distancia. Los etarras ten¨ªan previsto hacer explotar el coche bomba al paso del veh¨ªculo oficial de Rabanera. Por fortuna para el diputado general alav¨¦s, el circuito electr¨®nico de la bomba se averi¨®. Ante el fracaso del atentado, los terroristas trasladaron el explosivo a un piso en la calle Federico Garc¨ªa Lorca de Vitoria.
Un fallo en el mecanismo de la bomba frustr¨® el atentado
En junio de 2000, la Polic¨ªa registr¨® ese domicilio, en el que se hallaron, entre otras armas, 10 fiambreras con explosivo, dos cartuchos de dinamita Titadyne, temporizadores, tres pistolas, un subfusil y diversa documentaci¨®n. Antes del registro, los miembros del comando Iturren hab¨ªan sentido sobre ellos el aliento de los cuerpos policiales y hab¨ªan cruzado de nuevo la frontera hacia Francia. All¨ª se reunieron de nuevo con Txapote. El m¨¢ximo dirigente etarra los aloj¨® en un piso franco y les pregunt¨® si quer¨ªan seguir formando parte de la estructura militar de ETA. Mari?elarena y Carrera respondieron que s¨ª, de modo que el jefe les orden¨® integrarse en el comando Vizcaya junto a Igor Mart¨ªnez de Osaba.
El comando se estableci¨® a finales de octubre de 2000 en el caser¨ªo Etxeberri de Fruiz (Bizkaia), facilitado por la tambi¨¦n etarra Cristina Goirizelaia. La Brigada de Informaci¨®n de la Polic¨ªa ya los ten¨ªa localizados, y el 9 de noviembre de ese a?o los detuvo en el caser¨ªo y se incaut¨® de numerosas armas y documentaci¨®n de posibles v¨ªctimas.
Rabanera se enter¨® de lo cerca que estuvo de morir asesinado cuando el comando Vizcaya fue desarticulado. Ahora, el senador, que tuvo que mandar a dos de sus tres hijos a estudiar fuera de Vitoria, est¨¢ m¨¢s tranquilo por su seguridad personal. ¡°Me preocupa la amnesia interesada que hay y que las generaciones futuras no se enteren de lo que hemos pasado aqu¨ª y de que los molestos seamos nosotros por recordar esto y los buenos chicos sean ellos por haber dejado de matar. Tambi¨¦n me duele salir a la calle y que ahora todo el mundo me pregunte por B¨¢rcenas y que la gente se olvide del esfuerzo que hemos hecho¡±, afirma el superviviente.
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