¡®The New York Times¡¯ cree que el ¡®caso Urdangarin¡¯ acorrala a la Casa del Rey

The New York Times y su edici¨®n?global International Herald Tribune llevan en las portadas de su edici¨®n impresa de este viernes una imagen de I?aki Urdangarin con el titular ¡°Un esc¨¢ndalo real en Espa?a¡±. El influyente rotativo estadounidense analiza la situaci¨®n de la familia real y del yerno del Rey un d¨ªa antes de que este declare ante los juzgados de Palma.

¡°Con una multitud de casos de corrupci¨®n socavando la confianza de los espa?oles en casi cualquier instituci¨®n de Gobierno, la investigaci¨®n dirigida al se?or Urdangarin tambi¨¦n ha puesto a la familia real en estado de sitio¡± escribe la periodista Doreen Carvajal. The New York Times recoge c¨®mo el duque de Palma us¨® sus ¡°contactos de sangre azul¡± para conseguir contratos ¡°hinchados y sin concurso¡± para su fundaci¨®n.

M¨¢s all¨¢ de repasar los correos electr¨®nicos publicados en los medios espa?oles, en los que se demuestra que el Rey estaba al corriente de las actividades de su yerno y c¨®mo se le intent¨® apartar de sus actividades ya en 2004, el art¨ªculo asegura que durante los ¨²ltimos 10 d¨ªas tanto el Rey como los servicios de inteligencia han presionado a las fuentes sospechosas de haber filtrado los correos electr¨®nicos as¨ª como a los medios de comunicaci¨®n para que ¡°bajaran el tono¡± de la cobertura de la investigaci¨®n. El texto explica, sin embargo, que tanto EL PA?S como el ABC han negado estas presiones.

The New York Times explica que la princesa alemana Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, amiga ¨ªntima del Rey, recibi¨® el encargo del monarca para que le buscara un nuevo trabajo a su yerno, preferiblemente ¡°dentro del campo de los deportes¡±, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a esta b¨²squeda de trabajo. El art¨ªculo considera que esto es una muestra de ¡°c¨®mo la familia real opera en este mundo enrarecido¡±.

¡°M¨¢s all¨¢ de si Urdangarin viol¨® alguna ley, el esc¨¢ndalo ha puesto de manifiesto c¨®mo la familia real usa sus conexiones privilegiadas para conseguir que altos cargos firmen acuerdos comerciales que permitan un estilo de vida que supere las asignaciones que los contribuyentes espa?oles pagan a la familia real¡±, sentencia el texto.