Elogio de la libertad desde la raz¨®n pol¨ªtica
Ra¨²l Morodo ingresa en la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas El polit¨®logo evoca la colaboraci¨®n de progresistas y moderados en la Constituci¨®n de C¨¢diz
Pasi¨®n. Raz¨®n. Pol¨ªtica. Esta triada aflor¨® impetuosamente ayer en la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas, en su sede de la Plaza de la Villa de Madrid y bajo la hist¨®rica Torre de los Lujanes, donde tomaba posesi¨®n como acad¨¦mico y le¨ªa su discurso de acceso uno de los pol¨ªticos m¨¢s involucrados con el triunfo de la transici¨®n democr¨¢tica en Espa?a a la salida del franquismo: Ra¨²l Morodo (El Ferrol, 1935).
El catedr¨¢tico ferrolano, polit¨®logo, jurista, dirigente partidario socialista y centrista, as¨ª como asesor ¨¢ulico del presidente Adolfo Su¨¢rez y embajador en Lisboa, Par¨ªs y Caracas, ocupa desde anoche el sill¨®n n¨²mero 3 de la instituci¨®n que preside el ex ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja. De ella forman parte numerosas personalidades de la vida pol¨ªtica, econ¨®mica, social y militar espa?ola, que acudieron a recibir al nuevo miembro junto con profesores universitarios, compa?eros y ex alumnos a ¨¦l vinculados.
El acad¨¦mico ne¨®fito se refiri¨® primero a tres de sus maestros de Derecho Pol¨ªtico, disciplina de la que Morodo llegar¨ªa a impartir a?os despu¨¦s como catedr¨¢tico en Oviedo y Madrid: los profesores Pablo Lucas Verd¨², Enrique Tierno Galv¨¢n y Carlos Ollero, a quienes conoci¨® en distintos tramos de su carrera universitaria en Salamanca y en Madrid, a quienes dedic¨® cari?osas palabras. Evoc¨® tambi¨¦n al profesor Hermann Heller, constitucionalista socialdem¨®crata alem¨¢n, te¨®rico del r¨¦gimen de Weimar y fautor de su contenido m¨¢s social, as¨ª como al polit¨®logo Karl Schmitt, una de las eminencias politol¨®gicas del siglo XX, a quien conoci¨® en los a?os 60 en Madrid en pleno declive: las teor¨ªas de Schmitt, autor del decisionismo, corriente doctrinal de alargada influencia, inspiraron algunas de las actitudes adoptadas a?os atr¨¢s por el nazismo.
Posteriormente, Ra¨²l Morodo ley¨® su discurso inaugural que versaba sobre Ram¨®n Salas y Eudaldo Jaumandreu, dos personalidades decimon¨®nicas muy desconocidas para el gran p¨²blico aunque desempe?aron -pese a sus grandes diferencias ideol¨®gicas- sendos y cruciales cometidos en la acreditaci¨®n de la Constituci¨®n de C¨¢diz de 1812, en cuyo bicentenario inscribi¨® el ponente su discurso. Desde sus obras, ¡°Lecciones¡± y ¡°Curso¡±, respectivamente, partiendo de posiciones distintas, Salas con influencias laicistas y benthamianas, y Jaumandreu asentado en cierto tradicionalismo cristiano iusnaturalista, los dos tratadistas, a juicio de Morodo, apostaron por el optimismo sobre el buen gobierno constitucionalista y a favor del predominio de la raz¨®n en pol¨ªtica, seg¨²n explic¨®. Salas, liberalcripto-republicano e ilustrado de los llamados afrancesados josefinos, y Jaumandreu, desde su humanismo de cu?o cristiano, abogaron por una modernizaci¨®n de Espa?a en clave liberal justific¨¢ndola el pensador catal¨¢n en la continuidad de los viejos fueros y libertades medievales de las ciudades ¨Csuprimidas a partir del primer monarca de la dinast¨ªa de Habsburgo- y haciendo el primero hincapi¨¦ en la importancia de las leyes secundarias como decisivas para la gobernaci¨®n racional de un Estado.
En resoluci¨®n, Ra¨²l Morodo, que resalt¨® tambi¨¦n la importancia de la precedente Constituci¨®n de Bayona de 1808, se refiri¨® a dos formas de libre modernizaci¨®n de Espa?a encarnadas por ambos tratadistas, que quedaron plasmadas en el texto gaditano de 1812, siendo percibidas las dos desde una perspectiva mutuamente superadora de la rigidez absolutista del llamado Antiguo R¨¦gimen.
El discurso de contestaci¨®n corri¨® a cargo de Luis Gonz¨¢lez Seara, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa y compa?ero del reci¨¦n ingresado, que llev¨® los or¨ªgenes del pensamiento de los tratadistas evocados por Ra¨²l Morodo al Renacimiento, incluso a la estela petrarquiana, donde ubic¨® el ulterior despliegue de la libertad que vincul¨®, citando a Thomas Hobbes, con la seguridad que el ciudadano moderno busca en el Estado como paliativo real del miedo y del Mal, constructo referente perpetuo de aquella.
Concluy¨® el acto con los dos centenares de asistentes en pie y con la imposici¨®n de la medalla acad¨¦mica al reci¨¦n ingresado, en medio de una cerrada ovaci¨®n.
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