El exilio interior del PSOE
¡°El PSOE necesita abrir un proceso constituyente que le saque del exilio interior en el que est¨¢ instalado¡±. La frase es de Joan Romero, que fue secretario general del partido socialista valenciano en los a?os noventa. La expresi¨®n ¡°exilio interior¡± explica de modo elocuente el estado de desorientaci¨®n en que se encuentra el partido socialista, completamente desubicado en un pa¨ªs que hace poco m¨¢s de un a?o todav¨ªa gobernaba.
Con el ambiente cargado por los desencuentros con los socialistas catalanes y gallegos, ha irrumpido el caso Ponferrada. Y se ha convertido en el icono del desconcierto socialista. Podr¨ªa parecer un problema demasiado local para adquirir tanta relevancia, pero ha resultado ser una genuina expresi¨®n de la empanada mental en que viven los socialistas: sin proyecto, sin ideolog¨ªa, sin autoridad, con la sensibilidad tan obturada como para aliarse con los que lincharon a Nevenka, capaz de perder la dignidad por una m¨ªnima cuota de poder e incompetente en la selecci¨®n de su personal pol¨ªtico.
El caso de la moci¨®n de censura de Ponferrada se ha convertido en s¨ªmbolo de la debacle general
Samuel Folgueral, el alcalde expulsado del PSOE por haber pactado la alcald¨ªa con un concejal condenado por acoso sexual, ha dicho que no ten¨ªa nada que reprocharse porque su actuaci¨®n hab¨ªa sido completamente legal. Es la excusa que dan siempre los impostores: lo que es legal es moral. A Samuel Folgueral lo hab¨ªa seleccionado el PSOE como cabeza de cartel. Y el PSOE permiti¨® que llegara a la alcald¨ªa. Solo cuando el esc¨¢ndalo estall¨® en los medios se emprendi¨® una vergonzante marcha atr¨¢s. Es grave el hecho en s¨ª: haber dado reconocimiento a un acosador de una mujer que tuvo que irse de la ciudad por haberle denunciado. Pero es muy grave tambi¨¦n que todo el proceso de la moci¨®n de censura transcurriera sin que nadie en el PSOE levantara la voz. Da la medida del estado catat¨®nico en que esta el partido. Militantes y dirigentes parecen dormidos. El partido totalmente desconectado. Y es muy grave que nadie asuma responsabilidades despu¨¦s de un patinazo tan monumental. Oscar L¨®pez, el n¨²mero tres, ha cargado con el papel de chivo expiatorio, pero se escuda en el pat¨¦tico argumento de que no le han aceptado la dimisi¨®n. Nadie puede impedir que dimita una persona que realmente quiera hacerlo.
Un caso local se ha convertido en s¨ªmbolo de una debacle general. Las se?ales de alarma son constantes: que el PP se hunda en todas las encuestas y el PSOE apenas remonte indica que la enfermedad es grave y que los ciudadanos no le ven como recambio de una derecha desprestigiada d¨ªa a d¨ªa. El PSOE ha dejado pasar el tiempo con la excusa de que el recuerdo de la catastr¨®fica ¨²ltima etapa de gobierno est¨¢ demasiado fresco en la ciudadan¨ªa. Pero el caso Ponferrada demuestra que el problema es estructural, no coyuntural: el organismo del PSOE carece de energ¨ªa para reaccionar. Y, sin embargo, es urgente la recuperaci¨®n del PSOE, porque el pa¨ªs no puede vivir sin alternativa a un PP arrogante y autoritario. Se necesita al PSOE para reequilibrar el sistema y por la urgencia de reformar el gripado r¨¦gimen pol¨ªtico de la transici¨®n. Por eso, es imperativo que d¨¦ el paso a su profunda renovaci¨®n. Y, dado el estado del PSOE en cualquier lugar de Espa?a por el que se pase, no hay otra salida que un proceso realmente constituyente, que permita refundar de arriba abajo a una organizaci¨®n burocratizada, secuestrada por peque?os grupos de poder en cada uno de los niveles y que opera como una m¨¢quina de excluir.
Precisamente porque la situaci¨®n de los socialistas es tan desesperada la refundaci¨®n es posible. El sue?o de los vasos comunicantes del bipartidismo, t¨² bajas, yo subo, est¨¢ finiquitado. Para volver a subir hay que tener alma y el PSOE est¨¢ en el ¨²ltimo aliento. De modo que o vuelve a empezar o entra en v¨ªa secundaria. Esperemos que al intelectual org¨¢nico anestesiado que es hoy el PSOE le quede por lo menos el instinto de supervivencia y prefiera refundarse antes que sucumbir definitivamente. Pero el cambio no se puede demorar m¨¢s, si se quiere que la reconstrucci¨®n de la izquierda se haga desde el que fue el partido socialdem¨®crata genuino de este pa¨ªs. De lo contrario, otros ocupar¨¢n su espacio. El desaf¨ªo es reinventarse. Para ello es necesario abrir puertas y ventanas. Renovar a fondo el personal, dar oportunidad a la pol¨ªtica sin miedo, arbitrando procedimientos abiertos a la ciudadan¨ªa, y construir un discurso alternativo para volver a conectar con la sociedad. Es una tarea ingente, pero mucho peor es seguir instalado en el exilio interior, es decir, en la irrelevancia creciente.
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