La sima escond¨ªa nueve esqueletos
Un equipo de especialistas halla enterrados a 20 metros de profundidad en Navarra los restos de nueve fusilados del franquismo
Los asesinos tiraron a sus v¨ªctimas a una sima donde los pastores arrojaban al ganado muerto, en Urbasa (Navarra). Sus restos fueron hallados ayer, 76 a?os despu¨¦s del crimen, rodeados de los huesos de un caballo, una oveja, un cerdo y tres perros. Un equipo de 12 especialistas (forenses, arque¨®logos, antrop¨®logos...) trabaj¨® durante todo el d¨ªa a 20 metros de profundidad para rescatar los esqueletos de las nueve v¨ªctimas, fusiladas en 1936. Lo hacen de forma altruista porque ya no hay subvenciones para las tareas de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica.
A petici¨®n de los familiares, el equipo de la sociedad de ciencias Aranzadi, dirigido por el forense Francisco Etxeberria, realiz¨® el pasado 23 de febrero una inspecci¨®n en el interior de la sima para comprobar que los restos de las v¨ªctimas estaban all¨ª. En un principio buscaban a tres personas. Abrieron un peque?o hueco en la tierra, se deslizaron por una vertical de diez metros y llegaron al fondo de la sima, a 20 metros y con forma de campana. Aquel d¨ªa hallaron seis esqueletos, el doble de los que buscaban. Ayer, tras apartar varias toneladas de tierra, descubrieron tres m¨¢s.
¡°Los restos presentaban signos evidentes de muerte violenta. En dos de los cr¨¢neos se aprecia el tiro de una pistola de calibre peque?o, con orificio de entrada y salida¡±, explica Etxeberria, que ha abierto m¨¢s de un centenar de fosas del franquismo y el 8 de abril participar¨¢ en la exhumaci¨®n del poeta chileno Pablo Neruda.
Balbino Garc¨ªa de Albizu busca en esta sima los restos de su abuelo, natural de Eulate. Balbino era guarda forestal, estaba afiliado a UGT y ten¨ªa mujer y ocho hijos el d¨ªa que lo mataron, en septiembre de 1936, a los 59 a?os. Durante todo agosto, los falangistas le hab¨ªan martirizado con un juego macabro: lo sub¨ªan a Urbasa y simulaban su fusilamiento. El juego termin¨® el 7 de septiembre, cuando Balbino no regres¨® a casa. A?o y medio despu¨¦s de su asesinato, en 1938, le citaron a comparecer en el juzgado de incautaci¨®n de bienes. Naturalmente, no pudo acudir. Su viuda todav¨ªa tuvo que pagar 100 pesetas de multa a quienes hab¨ªan propiciado el asesinato de su marido.
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