La lacra ultra sobre los Agull¨®
La familia de un antifascista asesinado hace dos d¨¦cadas revive el aniversario amenazada El homicida, que solo pas¨® cuatro a?os en la c¨¢rcel, afronta otro juicio por neonazi
Cuando el pr¨®ximo jueves se cumplan dos d¨¦cadas de la muerte del joven antifascista Guillem Agull¨®, su familia mirar¨¢ de reojo el tel¨¦fono. Hasta hace poco m¨¢s de un a?o, la ultraderecha recordaba con puntualidad suiza cada aniversario del crimen. Llamadas con amenazas de muerte a medianoche y pintadas con cruces c¨¦lticas ante la casa familiar en Burjassot (Valencia; 38.000 habitantes). Misivas an¨®nimas desestimadas en los juzgados por falta de pruebas. Sin arrestos. Advertencias que modificaron itinerarios. ¡°Nos dec¨ªan: ¡®Rojos, os vamos a matar¡±, relata el padre, un afable prejubilado de 63 a?os que fue concejal de la izquierda nacionalista en los ochenta. Las intimidaciones llegaron al m¨®vil de una de sus dos hijas. El cerco permanece impune.
Agull¨® ten¨ªa 18 a?os cuando una navaja hundida en el coraz¨®n fren¨® su prometedora carrera de nadador. Hab¨ªa sido preseleccionado para los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona. Su vida basculaba entre la dureza de los entrenamientos y el compromiso pol¨ªtico en los grupos antifascista Sharp y nacionalista Maulets. El joven carism¨¢tico qued¨® noqueado en 1992 por el asesinato de la dominicana Lucrecia P¨¦rez, primer crimen xen¨®fobo de Espa?a. Y se prometi¨® combatir el odio.
El ultraderechista Pedro Cuevas le asest¨® la cuchillada letal en abril de 1993, cuando Agull¨® se encontraba en una acampada con amigos en Montanejos (Castell¨®n). El antifascista portaba un brazalete con el lema ¡°Nazis no¡± bordado por su madre, Carme. Un mensaje que incendi¨® la violencia. Los agresores que le rebanaron la vida se despidieron a la romana y cantando el Cara al sol, seg¨²n una amiga. ¡°Cuando los compa?eros les vieron, les identificaron como neonazis¡±, explica por primera vez esta testigo, que pide el anonimato.
Pedro Cuevas acuchill¨® a Guillem Agull¨®, un nadador preol¨ªmpico que vest¨ªa un brazalete con el lema ¡°Nazis no¡±
La Audiencia Provincial de Castell¨®n despolitiz¨® la causa. Rechaz¨® el trasfondo ultra. Conden¨® a Cuevas a 14 a?os de prisi¨®n por homicidio, que se redujeron a cuatro por buen comportamiento. Una de las abogadas de Agull¨®, la entonces primeriza Merc¨¨ Teodoro, atribuye la exigua pena a una calculada estrategia de la defensa, pilotada por letrados con fama de progresistas, que enmarcaron la muerte en una pelea juvenil.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s, el padre sostiene que el encuentro mortal no fue fortuito. Asegura que un amigo de su hijo le confes¨® tras el crimen que Agull¨® estaba amenazado por la extrema derecha, que hab¨ªa pensado en marcharse de Valencia y que un miembro de Burjassot del grup¨²sculo neonazi Acci¨®n Radical (AR), propagador por el coraz¨®n de la Valencia de los noventa del odio contra homosexuales, inmigrantes y toxic¨®manos, avis¨® a los agresores de la presencia del antirracista en Montanejos. Este peri¨®dico ha intentado sin ¨¦xito contactar con Manuel Canduela, condenado por pertenecer a la desmantelada AR y actual presidente del partido ultra Democracia Nacional (DN).
Quienes conocieron a Agull¨® se revuelven con la sentencia. Y se encienden al repasar la deriva extremista del ¨²nico condenado, que hoy tiene 41 a?os. El homicida se present¨® en 2007 en las listas por Chiva (Valencia) de Alianza Nacional (AN), una formaci¨®n heredera del partido fundado por Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas que preside el abogado Pedro Pablo Pe?a. Propugna en su web la imposici¨®n del ius sanguinis, derecho de sangre, para obtener la nacionalidad, en la l¨ªnea de los fascistas griegos de Amanecer Dorado o del movimiento h¨²ngaro Jobbik.
¡°Esto es propio de partidos que se identifican con el nazismo¡±, explica la investigadora Anna Ortega. Antes de su aventura electoral, el homicida de Agull¨® fue detenido en 2005 en la Operaci¨®n Panzer, que desmantel¨® una presunta red neonazi que operaba bajo la organizaci¨®n Frente Anti Sistema (FAS). El grupo justificaba el III Reich, divulgaba el nacionalsocialismo por Internet y alentaba el odio contra inmigrantes y homosexuales, seg¨²n la fiscal¨ªa. La Guardia Civil se incaut¨® en la casa de Cuevas, en el barrio valenciano de Benicalap, de 40 brazaletes con esv¨¢sticas, una daga nazi y pu?os americanos prohibidos. Tambi¨¦n moldes para producir hebillas con el emblema de las SS. El homicida de Agull¨® fabricaba supuestamente este material. El juicio a los 18 miembros del FAS, entre los que figuran dos militares, se celebrar¨¢ en las pr¨®ximas semanas. La fiscal¨ªa pide dos a?os de prisi¨®n para Cuevas por asociaci¨®n il¨ªcita.
Un camarada del homicida de Agull¨® fue el exresponsable de Alianza Nacional en Valencia Juan Manuel Soria. El ministerio p¨²blico le sit¨²a en la c¨²pula del FAS. La Guardia Civil encontr¨® en su vivienda de Chiva reflexiones sobre el nacionalsocialismo; documentaci¨®n sobre AN, que se constituir¨ªa medio a?o despu¨¦s en Madrid; planes para crear la asociaci¨®n medioambiental de corte ultra Pensamiento y Acci¨®n Ecologista (PAE) y un carn¨¦ de Nueva Acr¨®polis, seg¨²n ha podido saber EL PA?S. Los afiliados al FAS pagaban una cuota de 40 euros y reclutaban con conciertos de m¨²sica RAC (rock anticomunista). El instituto armado sospecha que el grupo preve¨ªa crear una asociaci¨®n tapadera de amigos de la II Guerra Mundial.
Los tent¨¢culos del FAS tambi¨¦n alcanzaban presuntamente a un dirigente del partido ultra Espa?a 2000. Su segundo concejal en Silla (Valencia), Alejandro Serrador, El Silla, est¨¢ imputado en la Operaci¨®n Panzer. Su abogado y presidente de la formaci¨®n, Jos¨¦ Luis Roberto, conf¨ªa en un escrito colgado en Facebook en que la implicaci¨®n del edil acabe en una falta por tener en su domicilio ¡°una vieja escopeta de caza sin documentos¡±. Serrador carec¨ªa de licencia, guardaba en casa objetos de ¡°parafernalia neonazi¡± y almacenaba m¨¢s de una decena de armas blancas, seg¨²n la fiscal¨ªa.
El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, cree que el homicidio de Agull¨® alert¨® sobre la dimensi¨®n de los cr¨ªmenes ideol¨®gicos. La abogada de la familia opina que revel¨® la ¡°tendencia¡± de los tribunales valencianos a ¡°despolitizar¡± las causas. Y la Plataforma contra la Impunitat, que re¨²ne a una treintena de asociaciones, considera que evidenci¨® el alcance de la violencia ultra en la Comunidad Valenciana, donde desde 2007 se han colocado m¨¢s de una veintena de artefactos explosivos ante sedes de partidos de izquierda y asociaciones culturales. Coinciden en que el huevo de la serpiente ya se incuba. Seg¨²n Ibarra, desde la muerte de Agull¨® se han registrado m¨¢s de 80 homicidios por odio en Espa?a. Una mara?a de 2.000 webs nazis y racistas infecta el ciberespacio. Y 4.000 agresiones al a?o propagan la ira al diferente.
Cae la tarde en Burjassot y el padre de Agull¨® se encoge de hombros, impotente, al repasar el periplo ultra de Cuevas y su entorno. Pide que la fiscal¨ªa reabra el juicio. Su hijo se ha convertido en un faro moral para la izquierda. Tiene una plaza en su pueblo, poemas y canciones dedicadas por cantautores y grupos como Obrint Pas. ¡°Hoy estar¨ªa entre nosotros si no se hubiera parecido tanto a m¨ª¡±, sentencia este hombre de convicciones s¨®lidas como el acero. Se ha recorrido media Espa?a para explicar c¨®mo era su hijo. Y el pr¨®ximo s¨¢bado asistir¨¢ al homenaje organizado por sus amigos en Burjassot.
Como ellos, ni olvida ni perdona.
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