Viaje de 400 kil¨®metros a Bilbao para protestar en la sede central del banco
Los antidesahucios se agrupan por entidades y se movilizan ya en autocares
Visto desde fuera, podr¨ªa pasar por una visita tur¨ªstica m¨¢s. Viaje de ida y vuelta a Bilbao en autob¨²s: 20 euros. Unos 800 kil¨®metros en dos tacadas. Tiempo para ver la ciudad: unas tres horas. El resto se reserva para protestar. El grupo de 46 aparentes turistas tiene varios puntos en com¨²n. Perdieron su casa y mantienen la deuda o creen que est¨¢n a punto de que ocurra. Todos firmaron su hipoteca con el mismo banco, Kutxabank, la entidad que integra a las tres cajas vascas.
Yolanda Guacoll¨¢n (28) visita por primera vez la capital vasca. El lunes entr¨®, tambi¨¦n por primera vez, en una asamblea de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid espec¨ªfica para clientes de Kutxabank. La plataforma suma una novedad a los pol¨¦micos escraches en domicilios. Ahora se organizan por bancos. ¡°Est¨¢bamos desbordados de gente y vimos que era m¨¢s f¨¢cil. La forma de actuar de cada entidad es diferente, es m¨¢s operativo gestionar hipotecas similares con un mismo interlocutor¡±, explica Pepe Cuesta, abogado jubilado y asesor de la PAH de Madrid.
Guacoll¨¢n, madre soltera, cont¨® su problema al grupo: ¡°Ya no tengo casa. La entregu¨¦ hace tres a?os y mi abogada me dijo que estaba todo listo, pero no era verdad. Debo 164.000 euros que no puedo pagar. Tengo miedo de que vayan a por la de mi hermana, que es mi aval¡±. Le recomendaron apuntarse al viaje y se sum¨® con su madre, con la que trabaja envasando pollos en un matadero.
El autob¨²s sale de Vallecas (Madrid) a las siete de la ma?ana. Todos llevan carpetas con formularios para pedir la daci¨®n en pago o la condonaci¨®n de la deuda y escritos personales. La cita se fij¨® el 11 de abril para coincidir con la asamblea general ordinaria de las tres cajas vascas. ¡°Vamos a la sede central porque a todos nos dec¨ªan lo mismo en nuestras sucursales: ¡®Soy un mandado, no tengo potestad¡¯. Decidimos que era mejor hablar con quien s¨ª la tiene¡±. Daysi Silva, ecuatoriana de 45 a?os y afectada, se sienta en la primera fila. Su piso fue subastado en diciembre de 2012 pero a¨²n vive all¨ª. Est¨¢ a la espera de la orden de desahucio, con su hijo de 18 a?os y una deuda que ronda los 180.000 euros. Es administrativa en paro. Un portavoz de KutxaBank asegura por tel¨¦fono que en las oficinas situadas fuera del Pa¨ªs Vasco tambi¨¦n se alcanzan acuerdos. ¡°Tienen capacidad de negociaci¨®n y act¨²an de forma personalizada¡±, se?ala. Seg¨²n las estimaciones de la entidad, casi el 3% de sus clientes est¨¢n en mora hipotecaria (deben pagos) y la Kutxa alcanzan acuerdos en el 92% de esos casos.
¡°Los bancos no ven qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de cada caso¡±. ?ngel Torrecilla, de Guadalajara, toma la palabra apoyado en la ventanilla del autob¨²s. Tiene dos hijos, uno discapacitado y el otro menor de edad. Solo trabaja su mujer, que es cajera con una minusval¨ªa del 55% y lleva seis meses de baja. Sus suegros son sus avalistas. No paga la mensualidad de la hipoteca, unos 1.100 euros, desde hace tres meses.
El autob¨²s para en la Gran V¨ªa bilba¨ªna a mediod¨ªa. La cita es en la oficina de servicios centrales, donde un vigilante les impide al principio el paso. ¡°Hay derecho de admisi¨®n¡±, dice. Los visitantes cogen un altavoz para proclamar a voz en grito ¡°el trato denigrante¡±. Minutos despu¨¦s, les recibe el jefe de seguridad, con el que acuerdan ¡°entregar los documentos de uno en uno¡±. Y, en vez de hacer cola en el museo como todo el mundo, la fila es en la puerta del banco. Entregan sus casos y dos cartas para el defensor del cliente de la entidad y para los consejeros, a los que explican: ¡°Solamente se nos ofrece endeudarnos m¨¢s y m¨¢s¡±. El portavoz de Kutxabank asegura que los documentos habr¨ªan llegado igual a Bilbao si los hubieran dejado en sus oficinas en Madrid.
Sergio Sim¨®n, de Parla (Madrid), solo tiene 27 a?os. Firm¨® una hipoteca con 19. ¡°Pens¨¦ que era mejor comprarme una casa que gastar el dinero en un cochazo o en juergas¡±, explica. Ahora tiene su piso alquilado y paga el resto de la letra (760 euros en total) con ayuda de sus padres y de su novia. ¡°Yo cre¨ªa que lo estaba haciendo bien¡¡±, dice antes de entregar sus papeles para pedir la daci¨®n en pago ¡°antes de que pierda el trabajo de repartidor y empiece a no poder pagar¡±. Los clientes venidos de Madrid y Guadalajara desfilan durante m¨¢s de dos horas. ¡°Hay gente que se queda m¨¢s tranquila solo con que le pongan el sello¡±, dice el asesor Pepe Cuesta. Yolanda Guacoll¨¢n, que no se separa de su madre, sale contenta: ¡°Me han dado una esperanza¡±. Desde la entidad, el citado portavoz asegura que revisar¨¢n ¡°caso a caso¡±.
Se comen los bocadillos bajo techo porque jarrea en Bilbao. A las 15.30, se unen a Stop Desahucios Bizkaia y otras plataformas frente a la sede donde se celebra la asamblea general. Llegan justo despu¨¦s de abucheos y forcejeos entre los ertaintzas y manifestantes locales, que reclaman ¡°la paralizaci¨®n de todos los desahucios¡±.
Las ¨²ltimas tres horas toca turismo convencional. Paseo, txacol¨ª y pintxo. Parte del grupo se acerca al Museo Guggenheim. Visto y no visto. A las nueve y media de la noche inician el viaje de vuelta. ¡°Si no nos atienden, volveremos una vez al mes¡±, amenaza Pepe Cuesta. Las luces se apagan. Toca dormir.
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