¡°Espero que Estrasburgo declare inaceptable la ¡®doctrina Parot¡±
El prelado aboga por el perd¨®n y recuerda a ETA que no vale solo con la entrega de su arsenal
Juan Mar¨ªa Uriarte (Fruiz, Bizkaia, 1933) actu¨® como mediador tras la tregua de ETA en 1998 y asisti¨® a una reuni¨®n celebrada en Suiza entre representantes de la banda terrorista y enviados del Gobierno, entonces presidido por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. En su an¨¢lisis sobre el proceso de paz, aboga por el perd¨®n, exige a ETA que no vale solo con la entrega de su arsenal y espera que se derogue la doctrina Parot.
Pregunta. Usted ha participado en la ¨²ltima reuni¨®n con verificadores internacionales. ?Comparte la preocupaci¨®n por el inmovilismo en el proceso de paz?
Respuesta. Fui invitado a t¨ªtulo personal y acept¨¦ la invitaci¨®n. El proceso de paz, seg¨²n todos los indicios, est¨¢ paralizado. En todos los procesos que conozco ha habido fases de estancamiento. Es preocupante esta inmovilidad. Con todo, no me parece alarmante. A pesar de manifestaciones desafortunadas e inflexibilidades poco razonables, no albergo ning¨²n temor de una regresi¨®n a ¨¦pocas violentas, felizmente superadas.
P. ?Cu¨¢l es el diagn¨®stico de la Iglesia en Euskadi sobre el proceso de paz?
R. No tengo elementos, ni soy qui¨¦n para responder a esta pregunta. Tengo, desde hace alg¨²n tiempo, mi diagn¨®stico particular. Creo que los actuales dirigentes de la izquierda nacionalista desear¨ªan dar pasos en el camino de la paz, pero probablemente encuentren resistencias interiores. Me cuesta creer que por parte del Gobierno de Madrid no exista una disposici¨®n de activar el proceso pacificador, posiblemente refrenada por fuerzas extremas. Tal vez el Gobierno de Vitoria, que ha manifestado repetidamente su voluntad de contribuir a la plena pacificaci¨®n, pueda jugar un papel de catalizador positivo.
P. ?Qu¨¦ aportaciones est¨¢n haciendo las bases de la Iglesia?
R. Muchos grupos de creyentes est¨¢n pidiendo que se les explique en qu¨¦ consiste una verdadera reconciliaci¨®n y sobre todo cu¨¢les deben ser las actitudes y comportamientos que como cristianos hemos de adoptar. Las jornadas de oraci¨®n comunitaria por la reconciliaci¨®n son bastante frecuentes. En la liturgia dominical se cultiva el Gesto de la Paz. Algunas entidades eclesiales organizan encuentros entre v¨ªctimas y agresores. Bastantes cristianos acompa?an a las v¨ªctimas en su proceso de sanaci¨®n.
P. Habida cuenta de la preocupaci¨®n por la crisis y sin violencia de ETA, ?la reconciliaci¨®n puede quedar relegada?
Es preciso que ETA se disuelva. No es suficiente la entrega de sus arsenales
R. Es lo que ha ocurrido en bastantes procesos de pacificaci¨®n: una vez logrado el silencio de las armas, otras tareas se han antepuesto como m¨¢s urgentes. La verdad de todos los cr¨ªmenes cometidos se ha averiguado a medias; las exigencias de la justicia se han ignorado o minimizado mediante la amnist¨ªa total. Verdad y justicia son requisitos necesarios, aunque no suficientes, de la reconciliaci¨®n. Una verdad investigada sin esp¨ªritu vindicativo y una justicia practicada sin esp¨ªritu justiciero preparan el terreno a la reconciliaci¨®n.
P. ?Las nuevas generaciones discernir¨¢n el fen¨®meno de la violencia en Euskadi?
R. Espero que las nuevas generaciones no caigan en ninguna de estas dos actitudes contrapuestas: pasar apresuradamente p¨¢gina o quedar fijados en este pasado. Unas minor¨ªas juveniles pueden incurrir en una u otra de estas desviaciones. Creo que el retorno a la violencia, la connivencia con ella y su justificaci¨®n no entran, felizmente en la ¨®ptica de la gran mayor¨ªa juvenil actual.
P. ?Cu¨¢l es el itinerario para encauzar la reconciliaci¨®n?
R. Un primer paso ser¨ªa conocer la verdad objetiva de todas las violaciones graves cometidas contra los derechos humanos intangibles. Aplicar a los agresores una verdadera justicia legal no exenta de talante reconciliador es otro paso importante. Transformar el sufrimiento insufrible de las v¨ªctimas de cualquier signo en dolor tolerable es, seg¨²n todos los especialistas, un paso capital. Que los agresores reconozcan el da?o causado e injusto es una pieza tambi¨¦n necesaria para la reconciliaci¨®n personal con las v¨ªctimas. Que los bloques de los ciudadanos gran¨ªticamente enfrentados reblandezcan sus resentimientos y su desconfianza es asimismo imprescindible.
P. ?Siente que se est¨¢n ganando cotas de convivencia?
R. Por supuesto, todos los que real o potencialmente se sent¨ªan amenazados por ETA se sienten liberados de un peso enorme. Por otro lado, la presi¨®n policial tiene menos ocasiones de ejercerse y propasarse cuando no tiene que enfrentarse a actividades terroristas. La suma parquedad de gestos gubernamentales por ejemplo con los presos enfermos no favorece la distensi¨®n.
No se favorece la distensi¨®n sin gestos del Gobierno con los presos enfermos
P. ?Es imprescindible el perd¨®n para una convivencia real?
R. Todos los especialistas que conozco sostienen que en un enfrentamiento que ha durado 50 a?os, adem¨¢s de verdad y de justicia, tiene que haber perd¨®n. Para los creyentes es la cima de la doctrina moral de Jes¨²s. Este es un punto en el que la Iglesia tiene que insistir.
P. ?ETA y las v¨ªctimas son dos mundos irreconciliables?
R. Si entendemos la reconciliaci¨®n como un entablar relaciones de afecto y confianza, son irreconciliables. Pero eso no es la reconciliaci¨®n de la que estamos hablando. La reconciliaci¨®n es, seg¨²n los expertos, el proceso por el cual los enfrentados renuncian a una relaci¨®n destructiva para establecer una relaci¨®n constructiva. En el caso que nos ocupa, esta relaci¨®n es costosa pero posible y saludable.
P. ?Es necesario asistir a la desaparici¨®n de ETA para llegar al entendimiento?
R. S¨ª. No basta declarar el cese definitivo de las acciones terroristas. Tampoco es suficiente la entrega de sus arsenales. Es preciso que se disuelva como organizaci¨®n armada. Se lo debe a este pueblo y a la sociedad entera. Ser¨ªa m¨¢s que deseable que partidos, gobiernos, movimientos e instituciones sociales favorecieran estos pasos de ETA. Deber¨ªan hacerlo. Pero aunque no lo hagan, ETA debe disolverse sin demora.
P. ?ETA desaparecer¨¢ un d¨ªa?
R. Puede declarar p¨²blicamente su disoluci¨®n o desaparecer sin ning¨²n gesto p¨²blico. Me parece socialmente m¨¢s saludable y m¨¢s neto lo primero.
P. ?Cree que ya no existe una situaci¨®n de excepcionalidad que justifique la doctrina Parot?
R. La doctrina Parot fue muy criticada por juristas competentes incluso en tiempos de excepcionalidad. Porque equivale en muchos casos en la pr¨¢ctica a una cadena perpetua encubierta. Por supuesto, no tiene sentido su pervivencia en las actuales circunstancias. Espero que el Tribunal de Estrasburgo, que en alg¨²n caso ha dictaminado ya en contra de ella, la declare jur¨ªdicamente inaceptable.
P. ?Qu¨¦ espera del papa Francisco?
R. Las primeras opciones y actitudes huelen a Evangelio. La sencillez en sus relaciones y la sensibilidad para con los pobres me edifican e interpelan personalmente y creo que a buena parte de nuestra Iglesia. Tiene ante s¨ª grandes desaf¨ªos. El primero, el nombramiento de su secretario de Estado; el segundo, la renovaci¨®n de la curia romana y, en la medida que fuera necesario, su regeneraci¨®n.
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