?Aznar vuelve o devuelve?
Se puede salir de la nada y llegar a la m¨¢s profunda de las miserias. Pero no sabemos c¨®mo se da el salto de referente a desreferente
Sabemos por Groucho Marx que se puede salir de la nada y llegar, a base de trabajar y trabajar, a la m¨¢s profunda de las miserias. Pero no tenemos ni idea de c¨®mo se da el salto de referente a desreferente. A lo mejor no se da una vez, sino a plazos, como en las carreras de obst¨¢culos. Empieza uno disfraz¨¢ndose de Cid Campeador y acaba con los pies encima de la mesa, imitando a Bush en una escena digna de Zelig, la pel¨ªcula de Woody Allen en la que el protagonista, un tipo inseguro, se transforma literalmente en la persona que tiene al lado para pasar inadvertido. Lo que parec¨ªa sin embargo una soluci¨®n a su complejo de inferioridad, multiplica el problema, ya que, en vez de confundirse con el paisaje, acaba destacando en ¨¦l m¨¢s que una gota de semen en una sotana.
Significa que cuando Aznar se disfraza de Cid Campeador en medio de Castilla, dejas de ver Castilla, por mucho lugar que ocupe en la foto o en la historia, pues todas tus energ¨ªas mentales se desv¨ªan hacia el camale¨®n. No puedes dejar de observar a ese Cid de mirada mezquina, que parece sacado de una tienda de chinos, como no puedes dejar de mirar, en un terrario, al saur¨®psido escamoso que cambia su color natural, si lo tiene, por el del ambiente en el que se encuentra.
?Creen ustedes que alguien oblig¨® a Aznar a colocarse el yelmo de Rodrigo D¨ªaz, que le cae como a un Cristo dos pistolas? ?Creen que recibi¨® ¨®rdenes de poner los pies sobre la mesa con ese gesto de borrach¨ªn que en un exalcoh¨®lico yanqui, con las neuronas destrozadas, podr¨ªa pasar como idiosincr¨¢sico, signifique lo que signifique idiosincr¨¢sico, pero que produce l¨¢stima en un dirigente de la vieja Europa? ?Creen que alguien le puso una pistola en el pecho para aparecer en la fotograf¨ªa de las Azores con ese rizo de superh¨¦roe, cuando lo que se estaba fraguando era un asunto de villanos, una historia de criminales natos que ha provocado m¨¢s de cien mil muertos entre la poblaci¨®n civil de Irak? ?Creen que alguien sugiri¨® al expresidente que hiciera la peineta en la universidad de Oviedo para adaptarse al supuesto desenfado de una atm¨®sfera estudiantil? ?Creen que mont¨® sin darse cuenta, por mero amor paterno-filial, esa boda esperp¨¦ntica, llena de g¨¢nsteres, sobre la que dentro de un siglo se continuar¨¢n escribiendo sainetes? ?Creen que un asesor de imagen le aconsej¨® la utilizaci¨®n del acento tejano en aquella hist¨®rica rueda de prensa posterior a su reuni¨®n con Bush?
En absoluto, todo lo hizo voluntariamente, estimulado por un ardor col¨¦rico, para tapar ese agujero lleno de ruido y furia de su psique, el agujero donde en otros se halla la identidad. Si no soy capaz de ser Aznar, se dijo, ser¨¦ el Cid Campeador, ser¨¦ George W. Bush, incluso ser¨¦ Berlusconi (lleva un tiempo intent¨¢ndolo), cualquier cosa antes que soportar este vac¨ªo que ni el bigote primero, ni los abdominales despu¨¦s o los pectorales m¨¢s tarde han logrado ocultar a los otros y a m¨ª mismo. Un problema esto de no gustarse, se lo digo a ustedes por experiencia propia. Yo mismo dar¨ªa cualquier cosa por ser otro, aunque no encuentro el interruptor del cambio. Quiere decirse que soy la primera desreferencia de mi vida al modo en que otros son al¨¦rgicos a la propia caca. Y perd¨®n por esta incursi¨®n subjetiva, de orden personal, en un texto de car¨¢cter cient¨ªfico.
Referentes y desreferentes, dec¨ªamos. Desde lo de Aznar en Antena 3, donde, transformado mim¨¦ticamente en su perro, cogi¨® a Rajoy por el cuello y no lo solt¨® ya el resto la noche, muchos militantes del PP, no sabiendo qu¨¦ opinar, por si Aznar vuelve, o qu¨¦ desopinar, por si devuelve, se limitan a afirmar que el expresidente es una referencia.
¡ª Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar es una referencia en el partido.
La frase compromete poco. Se puede decir de cualquiera que haya salido tres o cuatro veces en la tele. Se puede decir de B¨¢rcenas, de Blesa (que intenta ser el Zelig de Aznar, aunque no le llega), se puede decir hasta de Urdangarin, que hac¨ªa con su se?ora muchos chistes sobre el expresidente.
¡ª Urdangarin es un referente.
¡ª Referente de qu¨¦.
¡ª Ah¨ª es donde usted me ha pillado, solo pretend¨ªa ser amable.
Quiere decirse que cuando se afirma de alguien que es una referencia conviene a?adir un complemento, de otro modo podr¨ªa interpretarse como que en realidad se ha querido expresar lo contrario. En efecto, Urdangarin, de ser una referencia, ser¨ªa de car¨¢cter negativo, en otras palabras, una desreferencia. Si lo ¨²nico que son capaces de predicar de Aznar en el PP es que es una referencia, as¨ª, a secas, mal asunto. Significar¨ªa que, a lo largo de la carrera de obst¨¢culos que ha constituido su vida, reflejada en un ¨¢lbum de fotos que da verg¨¹enza ver, ha devenido de referente en desreferente. Por no decir que, habiendo salido de la nada, ha llegado, a base de trabajar y trabajar, a la m¨¢s profunda de las miserias.
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