Cuando falta un a?o

Si en vez de tener lugar dentro de exactamente un a?o, las elecciones europeas tuviesen lugar ahora, el PP volver¨ªa a ser con toda probabilidad el partido ganador, pero con una fuerte merma tanto en votos (15.1 puntos menos que en 2009) como en esca?os (17 en vez de los 24 de entonces). El PSOE volver¨ªa a quedar en segundo lugar, pero con un 26 % del voto (frente al 38.6 % de hace cuatro a?os) y 16 esca?os (en vez de 23). La sorpresa (quiz¨¢ menor, hoy por hoy, de lo que se oye) ser¨ªa el ascenso de la coalici¨®n liderada por IU que, con un formato electoral como el de 2009, pasar¨ªa de 2 a 9 esca?os, as¨ª como el de UPyD, que multiplicar¨ªa por seis su actual ¨²nico esca?o. Las restantes formaciones (para este sondeo han sido agrupadas bajo las mismas etiquetas de las anteriores elecciones) aumentar¨ªan, en conjunto, en 2 sus actuales 4 esca?os.

El claro sentimiento de identidad europea de los espa?oles no presenta deterioro alguno

Esta estimaci¨®n es, evidentemente, forzada en muchos puntos: no se sabe a¨²n lo nombres de los distintos candidatos, ni las coaliciones finales que puedan concretarse, ni si, quiz¨¢, surgir¨¢ alguna de nuevo cu?o y de estilo m¨¢s alternativo y rompedor. Pero s¨ª sabemos al menos que, por el momento, el 72 % de los espa?oles enfocan estas pr¨®ximas elecciones m¨¢s en clave espa?ola que europea y que, aunque las opiniones se dividan sobre si en el concreto momento actual nos va bien o mal dentro de la Uni¨®n, el claro sentimiento de identidad europea que tanto tiempo lleva caracterizando a nuestra sociedad no presenta deterioro alguno: el 69 % de los espa?oles declara ahora sentirse europeo con mayor o menor intensidad (en diciembre pasado este porcentaje era el 61 %). Todos los datos apuntan a que ciertamente hay enfado y malestar, profundos, con todo el entramado pol¨ªtico tanto nacional como comunitario, pero sin que nada permita, al mismo tiempo, pensar que est¨¢ pr¨®ximo a cristalizar en actitudes o planteamientos de abierta y radical ruptura. El generalizado deseo que, para nuestra vida pol¨ªtica nacional indican los sondeos, es otro funcionamiento de los actuales partidos (m¨¢s que otros partidos) y si se reniega del actual funcionamiento de las instituciones europeas no es porque se pretenda su aniquilaci¨®n o abandono, sino su regeneraci¨®n: as¨ª (y sin diferencias significativas entre votantes de PP y PSOE), el 73 % de los espa?oles preferir¨ªa que las elecciones europeas se organizaran y celebraran exacta y espec¨ªficamente en esa concreta clave, y no como una especie de elecciones nacionales de segunda clase; el 71 % querr¨ªa que hubiera un presidente de la Uni¨®n, que la gobernara y representara, elegido por el Parlamento Europeo; y un 67 %, que fuese el propio Parlamento Europeo el que ejerciese en exclusiva las tareas legislativas dentro de la Uni¨®n. En suma, seis de cada diez espa?oles son claros partidarios de un reforzamiento de la uni¨®n pol¨ªtica europea (aunque ese proceso haya de ser a costa de la soberan¨ªa y competencias nacionales), de modo que se elimine la confusa sopa de letras en que, a ojos del ciudadano europeo medio, se aparecen las instituciones comunitarias (y sus funciones, y su forma de operar, y su absurdamente cr¨ªptico lenguaje). Y, en todo caso, y mientras se produce esa clarificaci¨®n y reforzamiento internos de la Uni¨®n, el 73 % de nuestra ciudadan¨ªa es partidaria de que los atribulados pa¨ªses del sur europeo establezcan una especie de alianza para tratar de equilibrar lo que percibe como un desnivel de las actuales capacidades decisorias europeas en claro favor de los socios del centro y norte de Europa.