Euskadi, ?verdad o ?compromiso?
Aparecer en los medios de comunicaci¨®n, aunque sea como serie B, no es siempre una ventaja. Cuando hace tres a?os un BMW me hizo saltar por los aires en un paso de cebra, fractur¨¢ndome la rodilla, lo primero que escuch¨¦ al culpable fue decir con voz de asombro: ¡°?Pero si yo le veo a usted en televisi¨®n!¡±. Saqu¨¦ mi resto de sentido del humor y le repliqu¨¦: ¡°S¨ª, pero no es raz¨®n suficiente para eliminarme¡±. Peor hab¨ªa sido cuatro a?os atr¨¢s, al recibir una serie de llamadas telef¨®nicas, prometiendo degollarme porque ¨¦ramos unos cerdos y ¡°est¨¢bamos todos muertos¡±. La polic¨ªa cumpli¨® su tarea al modo de Torrente. Comprob¨® que las cuatro primeras llamadas eran ocultas y no mir¨® la quinta donde la ocultaci¨®n no funcion¨®. As¨ª que me toc¨® el descubrimiento del entra?able interlocutor. No me sirvi¨® de mucho luego, aunque todo lo que ped¨ªa al juez era reconocimiento de culpabilidad y un euro de multa. El defensor habl¨® de mi hipersensibilidad por escribir sobre terrorismo islamista en este diario. La polic¨ªa volvi¨® a dejarme en total indefensi¨®n, posiblemente por orden muy superior, y tras el veredicto tuve suerte al no ser acusado de difamaci¨®n.
Algo parecido puede sucederles a las v¨ªctimas de ETA, y a la memoria del terrorismo, si es aplicado el Plan de Paz y Convivencia del siempre escorado Jonan Fern¨¢ndez, con el aval del Gobierno nacionalista. Las reacciones han sido expl¨ªcitas. Bildu no puede estallar de alegr¨ªa, pero le falta poco. ¡°Dieciocho propuestas para asentar la paz¡±, sentencia el ¨®rgano del PNV. Lo que llamar¨ªamos l¨ªnea Eguiguren es la m¨¢s entusiasta: con el Plan, ¡°Urkullu entra con buen pie¡±, pues conviene evitar que la desaparici¨®n de ETA ¡°culmine en un final desordenado¡±. ?Qu¨¦ pena! El m¨¢s importante diario del Euskadi es m¨¢s circunspecto: ¡°Urkullu presenta un plan de paz con m¨²ltiples gui?os a la izquierda abertzale¡±.
?Asumir¨¢ el PNV su negativa por m¨¢s de 10 a?os a pronunciar condenas a ETA sin atenuantes indirectos?
Dos cuestiones previas. De nuevo la ¡°paz¡± como trampa. Se ha acabado el terrorismo. Paz sigue a lucha entre iguales, que es lo que sugiere Urkullu. Y, de acuerdo con esto, responsabilidades compartidas: ciertamente los etarras han matado, pero la indagaci¨®n sobre el contexto pol¨ªtico y sobre las torturas llevar¨¢ a hacer de estas el verdadero protagonista del ¡°conflicto¡± ante la opini¨®n. Seg¨²n el proyecto, lo del terrorismo ¡ªperd¨®n, de ¡°la violencia¡±¡ª de ETA ya es sabido. Se rinden honores a los muertos, se alza un monumento y cuesti¨®n resuelta. Poner en marcha una investigaci¨®n sobre las torturas no probadas hasta ahora es otra cosa. Cinco mil nada menos. Se trata de redactar un acta de acusaci¨®n contra el Estado de derecho espa?ol, lo que pretende Bildu, y seguramente tambi¨¦n el exobispo Uriarte. Y el PNV, en el fiel de la balanza: perfecto. Lamento sinceramente que la juez Carmena quede atrapada en este laberinto.
Y, sobre todo, no hace falta un compromiso para llegar a una visi¨®n compartida. Hace falta la Verdad, con may¨²scula, como quer¨ªa Primo Levi para el holocausto. Conoci¨¦ndola, la reconciliaci¨®n ser¨¢ el efecto l¨®gico, y si no gusta a herederos y simpatizantes de los criminales, nada les debemos.
Porque no se trata de manique¨ªsmo, sino solo de reconocer y potenciar la condici¨®n de ETA como protagonista de los ¡°a?os de plomo¡± del terrorismo. A partir de ah¨ª, ponderaci¨®n; lo contrario de equidistancia. Si en vez de verdad buscamos una interpretaci¨®n compartida, ?va a aceptar el Partido Socialista la responsabilidad en el terrorismo de Estado que practicaron los GAL? ?Asumir¨¢ el PNV su negativa por m¨¢s de diez a?os, desde 1992, a pronunciar condenas a ETA sin atenuantes indirectos (recordemos la muerte de Fernando Buesa, los insultos de Arzalluz a quienes ped¨ªamos protecci¨®n para los dem¨®cratas)? Seg¨²n el plan todo se aclara: nos limitaremos a reexaminar casos ya juzgados con supuestas torturas, para mayor gloria de Bildu. As¨ª nadie va preguntarme por la inhibici¨®n de la polic¨ªa, esta vez en estricta aplicaci¨®n del Estado de derecho, tras ser amenazado en el aniversario del asesinato de Tom¨¢s y Valiente, neg¨¢ndose a actuar sin previa denuncia.
La divisoria es esta. Una cosa es sentenciar como merece a ETA y a quienes la defendieron, sin olvidar luego al contraterrorismo, atendiendo a los hechos judicialmente probados. Otra lanzar una investigaci¨®n unidireccional, destinada a repartir culpas. Porque en contra de lo que dijo un conocido comentarista donostiarra, les aseguro que no era divertido andar con escolta y temer que un descerebrado acabase con tu vida. Tambi¨¦n esto era ser v¨ªctima y debe quedar en la memoria de los ciudadanos vascos.
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