Buenas intenciones y pocas decisiones
La reforma de la Administraci¨®n es ambiciosa en el papel, pero genera dudas
El Gobierno est¨¢ cansado de dar malas noticias. Desde la rueda de prensa del 26 de abril, que desat¨® una ola de pesimismo al reconocer el Gobierno que dejar¨ªa en 2015 m¨¢s parados de los que encontr¨®, el giro ha sido de 180 grados. Ahora el Gobierno quiere recuperar espacio. Insistir en la idea de que lo peor ya pas¨®. Y eso, que es una decisi¨®n pol¨ªtica de fondo, influye en todo. Tambi¨¦n en la reforma de la Administraci¨®n, el proyecto estrella de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa.
Algunos sectores del PP presionaban para una reforma radical, dolorosa, pol¨¦mica, que acabara por ejemplo con las diputaciones, que fusionara Ayuntamientos, que replanteara las provincias, que cambiara la estructura de base de la administraci¨®n. El Gobierno lo ha descartado y desde la primera l¨ªnea del extenso documento de la reforma se atisba esa intenci¨®n de no dar ya muchas m¨¢s malas noticias despu¨¦s del dur¨ªsimo 2012.
Con esa premisa, la reforma est¨¢ llena de propuestas dif¨ªcilmente discutibles, de buenas y ambiciosas intenciones, de un an¨¢lisis detallado de las cosas que se pueden mejorar en la Administraci¨®n y de propuestas complej¨ªsimas de desarrollar. Pero sobre todo, contiene una filosof¨ªa: ya se ha recortado mucho, la Administraci¨®n es m¨¢s eficiente y peque?a de lo que se dice y se puede mejorar, pero sin giros radicales.
Baste un p¨¢rrafo del documento para verlo: ¡°Con datos de la Comisi¨®n Europea de 2012, Espa?a se sit¨²a entre los 10 pa¨ªses de la UE con menor gasto p¨²blico en porcentaje de PIB (43,4%), frente a un 49,9% de media en la eurozona, y a bastante distancia de los niveles de las grandes econom¨ªas de la UE, como Francia (56,6%), Alemania (45%), Reino Unido (48,5%) o Italia (50,7%)¡±. Esto es algo que el PP nunca hubiera destacado cuando estaba en la oposici¨®n. ¡°Desde 2012 se est¨¢ produciendo el reclamado ?adelgazamiento? de la Administraci¨®n. La reducci¨®n de 26.200 millones de euros de gasto p¨²blico y de 374.800 empleos p¨²blicos, as¨ª lo atestiguan¡±, insiste el texto.
Algunos creen que se trata de una reforma cosm¨¦tica. El Gobierno rebate que es ¡°tit¨¢nica¡±, algo que nunca se ha hecho. Lo cierto es que la lectura de un texto profuso en detalles de c¨®mo funciona la administraci¨®n lleva a la constataci¨®n de los grandes cambios est¨¢n en manos de las comunidades. Y varias de ellas ya han criticado la reforma. El Gobierno ha optado por la presi¨®n con los datos. Por ejemplo, para convencer de que se eliminen los defensores del pueblo auton¨®micos escribe: ¡°Hay un elevado coste en la tramitaci¨®n de las quejas y un bajo rendimiento de los recursos humanos destinados a los Ombudsman auton¨®micos (frente a 165 personas en el estatal que tramitan 33.849 quejas, en los auton¨®micos 346 personas tramitan 38.407)¡±. Con datos como este y presi¨®n financiera, el Gobierno cree que lograr¨¢ su objetivo, pero no es ni mucho menos seguro.
Para darle m¨¢s importancia a una reforma ¡°dif¨ªcil de explicar¡±, seg¨²n la propia vicepresidenta, el Gobierno ha jugado con datos espectaculares. Pero en los 250 folios publicados no hay ninguna explicaci¨®n detallada de c¨®mo se llega a dos cifras: 37.700 millones de ahorro total en cuatro a?os ¡ªincluida la enorme destrucci¨®n de empleo p¨²blico¡ª y 6.500 en tres a?os de esta reforma. De momento tampoco est¨¢n a disposici¨®n del p¨²blico las fichas, los 2.000 folios que S¨¢enz de Santamar¨ªa y Crist¨®bal Montoro exhibieron en la rueda tras el Consejo de Ministros. Por tanto, no se puede saber si ah¨ª s¨ª est¨¢ la explicaci¨®n.
El Gobierno ya ha jugado con los datos otras veces. Peri¨®dicamente, tras el Consejo de Ministros se auguran ahorros fabulosos que luego nunca llegan a poder comprobarse. El Ejecutivo lleg¨® a prometer en 2012 hasta 100.000 millones de euros de recorte. Luego todo se va adaptando. Hace solo un a?o, por ejemplo, Rajoy prometi¨® en el Congreso eliminar 30.000 concejales, un tercio del total. Pocos meses despu¨¦s tuvo que tragarse esa promesa ante la revuelta de los alcaldes de su propio partido.
De hecho, el propio Ejecutivo admite en privado que el verdadero trabajo pol¨ªtico que queda por delante, adem¨¢s de negociar con las autonom¨ªas, es el de la reforma local. En los ayuntamientos, mancomunidades y sobre todo diputaciones, tan amadas por Rajoy ¡ªah¨ª empez¨® su carrera¡ª est¨¢n colocadas las estructuras provinciales y locales de los partidos, y se resisten a cualquier cambio.
La reforma solo se podr¨¢ pues evaluar con el tiempo, para ver si se cumplen sus buenas intenciones. Aunque hay varios asuntos en los que s¨ª entra a fondo con decisiones inmediatas ¡ªes el caso de las fundaciones: se eliminan 17¡ª la mayor parte del proyecto estrella de S¨¢enz de Santamar¨ªa depende de la capacidad del Gobierno de convencer a autonom¨ªas, ayuntamientos y a las estructuras del Estado. El tiempo dir¨¢ si lo consiguieron.
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