Gala de fin de curso en el Senado
Los adversarios pol¨ªticos se abroncaron en el pleno y confraternizaron en los pasillos Algunos salieron directos rumbo a sus vacaciones
Pasa en todos los trabajos. Incluso en los colegios. Si quiere uno coger vacaciones, tiene que apurar hasta el ¨²ltimo minuto para resolver flecos pendientes y marcharse con la tarea hecha y la conciencia relativamente tranquila. As¨ª fue, o pareci¨® desde fuera, como afrontaron muchos diputados la comparecencia extraordinaria del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante el pleno del Congreso reunido, tambi¨¦n de forma extraordinaria y precisamente por las obras de verano, en la sede del Senado.
Como una fiesta de fin de curso del colegio, o de la empresa, convocada por el jefe a ¨²ltima hora, sin consultar con nadie y sin posibilidad ninguna de excusar la asistencia. El escollo final, no exento de cierto morbo y atractivo, para poder plegar hasta septiembre. Tanto fue as¨ª, que algunas se?or¨ªas llegaron al pleno arrastrando las maletas para cumplir el ¨²ltimo tr¨¢mite y salir pitando rumbo a sus vacaciones.
¡°Nada¡±, respondi¨® al vuelo un diputado nacionalista vasco antes de entrar a la comparecencia a alguien que le preguntaba qu¨¦ esperaba de la misma. Err¨® poco. ¡°Era tan previsible el guion de lo que iba a pasar entre nosotros, que el presidente solo ha tenido que leer las notas que tra¨ªa ya escritas¡±, remach¨® luego desde la tribuna, con toda la gracia de la que es capaz sin mover una ceja, que no es poca, el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida.
Y lo que pas¨® es que Rajoy pas¨® el trago que hab¨ªa venido a pasar para evitar males mayores en su cuestionada posici¨®n como presidente del Gobierno. Y que Rubalcaba amag¨® con lo que hab¨ªa venido a amagar para evitar mayores males en su delicada posici¨®n de l¨ªder de la oposici¨®n.
Ciertos colegios privados convocan ex¨¢menes de recuperaci¨®n al filo de agosto para que sus pupilos menos lumbreras puedan irse de vacaciones con alguna asignatura pendiente aprobada, aunque sea haciendo la vista gorda y por los pelos. As¨ª, todos contentos. El chico, los padres y el prestigio del centro. Ya llegar¨¢ septiembre con los disgustos.
Este jueves, el alumno Mariano Rajoy, suspenso en conducta por todo el claustro, reconoci¨® su fallo: ¡°Me equivoqu¨¦¡±, dijo el presidente sobre su relaci¨®n con B¨¢rcenas, antes de pasar a hacerse el m¨¢rtir como todo buen mal alumno. ¡°?l me enga?¨®, y yo le cre¨ª¡±, se disculp¨®, sin reparar en el aire de despechado de la copla que adquir¨ªa por momentos su figura y su relato desde el estrado.
Rubalcaba, el profesor m¨¢s hueso y m¨¢s cabreado con el pupilo, le conmin¨® a abandonar el centro: ¡°Haga el favor de marcharse, porque resistir no es bueno si con ello le hace da?o al pa¨ªs¡±, le espet¨® el aspirante al presidente y, vista su negativa, se guard¨® la carta de la expulsi¨®n-moci¨®n de censura para mejor ocasi¨®n. Luego, el resto del profesorado le ech¨® una bronca de campeonato al suspendido, le propin¨® un buen tir¨®n de orejas y, vista su negativa a asumir mayores responsabilidades, lo dej¨® por imposible hasta la vuelta al cole.
La comparecencia de Mariano Rajoy para dar explicaciones sobre su relaci¨®n, la de su partido y la de su Gobierno con las actividades il¨ªcitas de su extesorero y exdilecto amigo Luis B¨¢rcenas lleg¨®, quiz¨¢, tarde mal y nunca. Hace 10 d¨ªas, cuando fue anunciada por el presidente, se convirti¨® en la bomba informativa del mes, del verano, del a?o. Un hito. No se hablaba de otra cosa. Iba a temblar el misterio.
Pero la tragedia de Santiago de Compostela y el choque brutal con la cruda realidad de 79 personas estampadas contra un muro de hormig¨®n en un segundo, pareci¨® actuar como un potente ansiol¨ªtico con cierta dosis de amnesia colectiva entre sus se?or¨ªas, Y, tambi¨¦n, entre los periodistas. Solo as¨ª se explica que o¨ªr hablar en el Senado del caso B¨¢rcenas, semejante esc¨¢ndalo, sonara a ratos como una cutre entelequia de hace siglos al final de un curso bronco, triste y deprimente. Y que, quien m¨¢s y quien menos, tuviera ganas de acabar el examen cuanto antes y poner tierra de por medio una temporada.
Antes, por supuesto, convivieron los dos planos paralelos que se superponen en toda sesi¨®n parlamentaria que se precie para pasmo del espectador primerizo. En el estrado, cera y estopa a discreci¨®n entre unos y otros. Varias veces tuvo que llamar al orden el por otra parte casi zen Posadas a varios diputados por increpar al contrario, sin que llegara nunca la sangre al r¨ªo. En los pasillos, sin embargo, profusi¨®n de collejas de colegas, besos, palmadas en la espalda y mucho ¡°felices vacaciones, Fulanito, nos vemos en septiembre¡±.
Una tregua. La de agosto. La de las vacaciones. Eso parec¨ªan querer todos. Al segundo punto del orden del d¨ªa ¡ªla aprobaci¨®n de, entre otras, una partida de 877 millones de euros para armamento¡ª se quedaron 40 de las 350 se?or¨ªas. El resto, ya hab¨ªa volado.
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