Los vecinos de ambos lados de la verja pagan con su tiempo los duros controles

La tarde volvi¨® a poner a prueba la paciencia de los habitantes del Campo de Gibraltar. Llanitos ¡ªcomo se conoce a los habitantes del Pe?¨®n¡ª, turistas y Linenses soportaron a m¨¢s de 30 grados dentro de sus coches las tres horas de cola con las que Espa?a ha decidio castigar el vertido de 75 bloques de hormig¨®n en la bah¨ªa de Algeciras por parte del Gobierno de Fabian Picardo. Los pescadores, que no pueden faenar con el lecho marino lleno de piedras, se han convertido en los menos afectados por el conflicto. Miles de vecinos pagan con su tiempo la incapacidad para llegar a una soluci¨®n.

Las retenciones de ayer se intensificaron a partir de las cinco de la tarde, cuando los agentes de la Guardia Civil en la aduana que separa la colonia brit¨¢nica de La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz) empezaron a entorpecer el paso de muchos gibraltare?os que cuentan con una segunda residencia en Espa?a, donde pasan el fin de semana. Es el caso de Aida Jim¨¦nez, una joven llanita que, se dirig¨ªa a casa de sus suegros en La L¨ªnea, donde le esperaban, su marido y sus hijos. Con la tristeza de ver c¨®mo las tabletas de chocolate que llevaba a sus hijos se derret¨ªan en el coche, la joven llanita exim¨ªa de lo que estaba pasando a los agentes aduaneros espa?oles. ¡°No hay derecho que estemos en esta situaci¨®n porque Gibraltar quiera las aguas en las que pescan los barcos espa?oles a costa de lo que sea. Esto es inhumano", aseguraba mientras manifestaba su estupor que en el Pe?¨®n no hay una flota pesquera y las medidas de Picardo, en su opini¨®n, ¡°fastidia a quienes siempre se han ganado ah¨ª el pan¡±. ¡°Nunca hemos vivido estas colas, ni siquiera en el conflicto de 1999. Espero que esto se arregle pronto porque, unos y otros nos hacemos falta¡±, afirma.

A pesar de ser ciudadana gibraltare?a, la joven se mostr¨® muy comprensiva con las medidas propuestas por el Gobierno espa?ol, incluida la tasa de 50 euros por cruzar. ¡°No puede ser siempre lo ancho del embudo para los mismos y lo estrecho, para los otros. Aqu¨ª los perjudicados somos los ciudadanos, porque cuando esto pase, Picardo le reglar¨¢ de nuevo los fuegos artificiales para la feria a la alcaldesa de La L¨ªnea y se acab¨®¡±, apostill¨® Aida Jim¨¦nez minutos antes de llegar al ¨²ltimo filtro antes de pasar a Espa?a.

A pocos metros, mientras los agentes de polic¨ªa gibraltare?os repart¨ªan botellas de agua para paliar el calor, Ana P¨¦rez, tambi¨¦n de Gibraltar, intentaba cruzar para pasar el fin de semana en su apartamento en Manilva Beach, en Estepona (M¨¢laga). ¡°Llam¨¦ y me dijeron que s¨®lo hab¨ªa 30 minutos de retenci¨®n, pero si llego a saber que hay todo este tiempo, no hubiese salido¡±, se quejaba. ¡°Hemos vuelto a los tiempos de Franco y el Gobierno espa?ol deber¨ªa darse cuenta de que, a quien perjudica con estas colas es, a los comercios y a los restaurantes de La L¨ªnea y su entorno, porque son muchos los gibraltare?os y turistas que no cruzan a Espa?a para evitar las esperas¡±, razonaba.

Ana P¨¦rez, casada con un malague?o, advierte que no tolerar¨ªa una tasa por cruzar, como propuso el Gobierno y que vender¨ªa sus propiedades en Espa?a. Tambi¨¦n coincide con el resto de vecinos que la situaci¨®n actual perjudica a todo el mundo: ¡°Al gobierno de Madrid no le importa nada el Campo de Gibraltar porque, si no, deber¨ªa saber que aqu¨ª trabajan muchos espa?oles y all¨ª los gibraltare?os gastamos muchos miles de euros¡±.

Comprar en Espa?a era la intenci¨®n de Anthony Everett, natural de Southampton (Reino Unido) y residente en Gibraltar desde hace 22 a?os. Este trabajador del hospital de San Bernardo no disimulaba su enfado: ¡°?Por qu¨¦ tenemos que pagar los trabajadores cada vez que hay problemas con los pescadores, con los submarinos¡­ Si vamos a estar as¨ª siempre, que cierren la frontera¡±. Jos¨¦ Manuel Mateo, alba?il espa?ol, le secundaba iracundo: ¡°Lo de Rajoy es de muy poca verg¨¹enza, aunque el Gobierno gibraltare?o tampoco puede hacer lo que le d¨¦ la gana sobre unas aguas que no son suyas¡±.