Un ataque de ¡®seny¡¯
El presidente catal¨¢n recupera la agenda y se sacude la presi¨®n antes de la Diada
En pol¨ªtica, los muertos resucitan. Y suele ser, en gran parte, por decisi¨®n propia. As¨ª ha sucedido con Artur Mas, muerto viviente desde el 25 de noviembre de 2012, cuando las elecciones con las que pretend¨ªa obtener una mayor¨ªa indestructible le dejaron sin mayor¨ªa de Gobierno y en manos de Esquerra Republicana, el partido con el que Converg¨¨ncia i Uni¨® rivaliza en la hegemon¨ªa del campo nacionalista.
Muri¨® como fruto de un mal c¨¢lculo, suyo o de sus asesores, que le condujo a disolver a mitad de legislatura, en el clima de euforia independentista creado alrededor de la manifestaci¨®n multitudinaria del 11-S de 2012. Quer¨ªa obtener una mayor¨ªa absoluta para enfrentarse en una negociaci¨®n a cara de perro sobre la disputa fiscal a la mayor¨ªa del mismo tipo que sustenta Rajoy en Madrid y se qued¨® colgado en la brocha de Esquerra Republicana, partido malabarista que es capaz de apoyar al Gobierno y hacer a la vez de oposici¨®n.
Y ha resucitado gracias a un ataque de sensatez ¡ªel famoso seny de los catalanes (pron¨²nciese se?) que alterna con la rauxa, el arrebato, en la regulaci¨®n mitol¨®gica de nuestro car¨¢cter¡ª que le ha conducido a gestionar a su favor el metal pol¨ªtico precioso que es el tiempo, al sacarse de encima la fecha perentoria de 2014 para la celebraci¨®n de la famosa consulta.
La t¨¦cnica es sobradamente conocida en las negociaciones europeas. Cuando se acerca el enfrentamiento fatal, se para el reloj o se difieren los problemas estableciendo plazos viables. As¨ª lo ha hecho Mas, eligiendo por supuesto el momento m¨¢s oportuno para asestar el golpe a los apresurados, a seis d¨ªas de la explosi¨®n de independentismo que ser¨¢ la Via Catalana en la pr¨®xima Diada.
Mas vuelve a ponerse en vanguardia despu¨¦s de un a?o arrastrado en retaguardia por el vendaval
Mas vuelve a ponerse en vanguardia despu¨¦s de un a?o entero, de Diada a Diada, arrastrado en retaguardia por el vendaval. Con el anuncio de su voluntad de terminar la legislatura para convertir las elecciones de 2016 en una consulta, en el caso de que no haya podido hacerla antes, se saca de encima la presi¨®n de la calle y de la Diada. No son Oriol Junqueras, el presidente de ERC, ni Carme Forcadell, la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, quienes marcan la agenda y la estrategia. Las marca Mas y lo hace, como es debido, en funci¨®n de sus intereses, con la vista puesta en la victoria electoral, en esca?os y en lo que haga falta plebiscitar, si es que a esas elecciones se les quiere conferir tal car¨¢cter.
Las esperanzas para 2016 son sensatas. La econom¨ªa debe remontar; cabe incluso que se est¨¦n creando puestos de trabajo y que los recortes hayan terminado. Artur Mas quiere incluso asegurar el Estado de bienestar para tal fecha, as¨ª como una mejora en la relaci¨®n entre ciudadanos y pol¨ªticos. No va a reconocer ahora que ha rectificado, pero es evidente que ha escuchado algunos buenos consejos: primero es la crisis, despu¨¦s la recuperaci¨®n del clima pol¨ªtico, luego ir¨¢ llegando todo lo otro. En mitad de una tormenta de paro, recortes y corrupci¨®n nadie puede proponerse sensatamente (s¨ª, assenyadament) una respuesta a las demandas de un nuevo estatus pol¨ªtico para Catalu?a.
La fecha de 2016 llegar¨¢ despu¨¦s de 2015, a?o en que el parlamento espa?ol virar¨¢ del color azul absoluto actual al caleidoscopio de un mapa electoral menos gobernable, m¨¢s fragmentado y variado. La dificultad para formar mayor¨ªas ser¨¢ una facilidad para trenzar acuerdos con todos, partidos catalanes incluidos.
Artur Mas quiere ganar las elecciones en Catalu?a, primero en las legislativas espa?olas de 2015, para recuperar de nuevo aquella minor¨ªa catalana que tan bien jugaba en Madrid, como en los buenos viejos tiempos; y luego en las catalanas de 2016, para gobernar y pilotar el ¨²ltimo tramo, es decir, la negociaci¨®n de la nueva relaci¨®n con el conjunto de Espa?a.
La sensatez es una de las grandes virtudes pol¨ªticas, no ¨²nicamente un mito del car¨¢cter catal¨¢n. Y la pol¨ªtica sensata es la que resucita a los que pol¨ªticamente est¨¢n muertos.
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