Con Catalu?a fuera de la UE volver¨ªan las fronteras y los aranceles

Bruselas encara con una mezcla de reticencia y perplejidad el hipot¨¦tico proceso de independencia catalana. La secesi¨®n en un Estado miembro y el tratamiento que debe otorgarse al nuevo pa¨ªs surgido de la independencia representan un escenario al que la Uni¨®n nunca se ha enfrentado y para el que los tratados no prev¨¦n mecanismos concretos. La lectura estricta de las normas vigentes, as¨ª como la interpretaci¨®n que ofrecen algunas fuentes consultadas, ratifican que (en ausencia de acuerdo) Catalu?a saldr¨ªa autom¨¢ticamente del ¨¢mbito comunitario y que el contador se pondr¨ªa a cero en todos los terrenos. El nuevo proceso para integrarse en la UE ser¨ªa largo, laborioso y sujeto a una condici¨®n fundamental: el visto bueno de Espa?a (y de otros pa¨ªses que pueden ejercer el veto para evitar tentaciones secesionistas en su territorio). En definitiva, no hay encaje dentro de la UE sin la aquiescencia del Gobierno espa?ol.

De la misma manera, nadie en las instituciones europeas se imagina un futuro catal¨¢n alejado del ¨¢mbito comunitario, del que lleva formando parte casi 30 a?os. Y el ¨²nico obst¨¢culo para esa integraci¨®n ser¨ªa pol¨ªtico, no jur¨ªdico. En todo caso, sin un nuevo marco legal para afrontar la cuesti¨®n catalana, estas ser¨ªan las principales consecuencias de la nueva situaci¨®n:

Estado tercero

Catalu?a no podr¨ªa pedir su ingreso en la UE hasta que no alcanzase formalmente el estatus de independiente. A partir de ah¨ª, tendr¨ªa que presentar su candidatura, de la que se informar¨ªa al Parlamento Europeo y a las c¨¢maras nacionales de los Estados miembros. Tras la aprobaci¨®n por mayor¨ªa de la Euroc¨¢mara y la opini¨®n de la Comisi¨®n, ser¨ªan los Veintiocho, por unanimidad, los encargados de aprobar la solicitud. Un solo pa¨ªs, en este caso Espa?a, puede bloquear el proceso, aunque algunas fuentes apuntan que no se entender¨ªa la objeci¨®n espa?ola a un futuro catal¨¢n en el seno de la UE. Algo parecido podr¨ªa suceder con la OTAN y otros organismos multilaterales.

A?os de tr¨¢mites

El acceso de cualquier pa¨ªs a la UE implica a?os de gestiones. Primero el pa¨ªs candidato presenta su propuesta y, si se acepta, comienza las negociaciones de adhesi¨®n. Un ejemplo: la Comisi¨®n recomend¨® en 2009 abrir negociaciones con Macedonia, pero el Consejo (los Estados miembros) a¨²n no han dado su visto bueno. Bruselas insiste siempre en que no hay procesos id¨¦nticos ¡ªy Catalu?a tiene todo el camino andado, puesto que ya cumple con todos los requisitos comunitarios¡ª, pero el mero tr¨¢nsito por la cadena burocr¨¢tica implicar¨ªa a?os.

Vuelta al pasaporte

A la espera de otras negociaciones, los ciudadanos catalanes ser¨ªan considerados extranjeros en la UE y, por tanto, perder¨ªan el derecho de circular libremente por sus fronteras y de trabajar sin restricciones en territorio comunitario. Las estancias en otros Estados miembros quedar¨ªan sujetas a permisos de trabajo o de estudio, entre otros.

Aranceles

La gran ventaja del mercado ¨²nico desaparecer¨ªa para las empresas catalanas. Cualquier firma radicada en la comunidad estar¨ªa sujeta a posibles aranceles (al menos a la espera de negociar acuerdos comerciales bilaterales con cada territorio). Y dejar¨ªa de beneficiarse de los tratados comerciales que la UE tiene firmados con otros territorios (el Mediterr¨¢neo, el Pac¨ªfico¡­), ilustra Araceli Mangas, catedr¨¢tica de Derecho Internacional P¨²blico de la Universidad Complutense de Madrid. Cualquier empresa ¡ªincluidos los bancos¡ª se enfrentar¨ªa a una mara?a de dificultades dif¨ªcil de desentra?ar: posibles boicoteos y salida de inversiones y de capitales por el efecto incertidumbre est¨¢n en la cabeza de los patronos, habitualmente poco favorables a estas aventuras: la banca de la City de Londres amenaza con marcharse si Reino Unido se separa de la UE. Los escenarios apocal¨ªpticos se abr¨ªan paso en el caso catal¨¢n, aunque es dif¨ªcil

Limbo monetario

Una de las primeras incertidumbres econ¨®micas derivar¨ªa de la moneda. En principio, nada impide que Catalu?a siga utilizando el euro. Hay pa¨ªses (Kosovo, M¨®naco¡­) que lo emplean sin formar parte de la eurozona, pero la salida de ese ¨¢mbito impide participar en la toma de decisiones. Es decir, Catalu?a no tendr¨ªa nada que decir sobre la pol¨ªtica que regula su propia moneda, una condici¨®n dif¨ªcil de digerir.

Erasmus y fondos de cohesi¨®n

Catalu?a dejar¨ªa de aspirar a dos de las grandes banderas con las que siempre se ha identificado a la UE. Los estudiantes catalanes no podr¨ªan optar al programa de intercambio Erasmus ni recibir¨ªa a j¨®venes de otros Estados miembros. El territorio catal¨¢n tampoco optar¨ªa a los fondos estructurales y de cohesi¨®n, que han permitido un importante desarrollo econ¨®mico en Espa?a desde su entrada a la UE, en 1986.

Precedentes

Los retos que representa el desaf¨ªo catal¨¢n (y, de otra manera, el escoc¨¦s) son in¨¦ditos en la UE. El precedente m¨¢s citado es el de Groenlandia, aunque se trata del caso inverso: un territorio que, pese a seguir formando parte de un Estado miembro (Dinamarca), utiliz¨® su autonom¨ªa para decidir desvincularse de la UE.