¡°Esto es una lucha cuerpo a cuerpo¡±
Inmigrantes y agentes chocan casi a diario en la valla de Melilla 1.700 subsaharianos han entrado este a?o
Nada funciona en la valla de Melilla para frenar los saltos masivos de inmigrantes desesperados por llegar a un mundo mejor. Solo la lucha cuerpo a cuerpo que se da a diario en la frontera entre los agentes y los subsaharianos logra frustrar los intentos de traspasar la verja. Esta semana, un centenar de sin papeles ha tocado tierra espa?ola en ese enclave de ?frica. Pero otro medio millar ha sido ahuyentado a golpes.
El salto a la valla es el momento en el que los sin papeles condensan todas sus esperanzas de llegar a Europa tras un camino de meses o a?os desde el ?frica subsahariana. ¡°Hay que tener mucho valor, encomendarse a dios y saltar¡±, reflexiona Solo Solimon, un camerun¨¦s de 20 a?os que no acaba de acostumbrarse a Melilla, pese a que lleva ya cinco meses en la ciudad, donde han llegado 1.700 inmigrantes en lo que va de a?o. ¡°Si seguimos a este ritmo, ser¨¢n entre un 15% y un 20% m¨¢s que el a?o pasado¡±, asegura Abdelmalik El Barkani, delegado del Gobierno.
Solimon repite la suerte que tuvo de salir del monte Gurug¨², en Marruecos, solo dos semanas despu¨¦s de llegar a este lugar infame, donde cientos de subsaharianos viven en la miseria mientras preparan el salto. Bajan a la valla de madrugada. Si son muchos, las c¨¢maras de la Guardia Civil, que patrulla en grupos de 30 agentes en turnos de ocho horas, detectan sus movimientos desde que salen del bosque, a unos ocho kil¨®metros de la valla. Inmediatamente se avisa a la polic¨ªa fronteriza marroqu¨ª y se aguarda su llegada. Si les sorprenden en la verja, el tiempo de reacci¨®n es ¡°m¨ªnimo¡±, afirman. Apenas un minuto. ¡°Si pasan las dos filas de gendarmes marroqu¨ªes [Rabat tiene 950 efectivos dedicados a blindar la frontera], nos tiran piedras para dispersarnos y tener m¨¢s espacio para huir tras el salto¡±, cuenta un guardia civil con varias d¨¦cadas de profesi¨®n.
¡°Si te pillan los marroqu¨ªes, te dan una paliza y te rompen las piernas. Si te pillan los espa?oles, te devuelven¡±, explica Solimon. Es una m¨¢xima que todos tienen interiorizada. Por eso se esconden donde pueden tras saltar: ¡°Estuve un d¨ªa y una noche en una tuber¨ªa cerca del aeropuerto. No estaba herido, pero ten¨ªa mucha hambre¡±, cuenta este joven.
Espa?a agradece el compromiso de las fuerzas marroqu¨ªes en la defensa del per¨ªmetro, lo que para los inmigrantes repercute en un incremento de la represi¨®n, especialmente en los ¨²ltimos dos meses, tras la visita del Rey a Mohamed VI, seg¨²n coinciden guardias civiles e inmigrantes. Interior a?adi¨® en junio un helic¨®ptero que patrulla cada noche y dos equipos de 25 antidisturbios. ¡°El hambre no tiene fronteras. Por mucho que les pegues 20 pelotazos no les paras¡±, insiste un agente. "Esto es una lucha cuerpo a cuerpo", dice otro.
Esta semana 400 sin papeles han sido detenidos en el lado marroqu¨ª y 18 estaban hospitalizados el viernes en la provincia de Nador, que bordea Melilla, seg¨²n los datos que maneja Rabat, aunque los hospitales hablan de decenas. Los arrestados esperan en patios de institutos a ser trasladados a la ciudad fronteriza de Oujda, para ser expulsados a Argelia, desde donde emprender¨¢n de nuevo la ruta hacia Melilla, a unos 170 kil¨®metros, o lo que es lo mismo, a tres d¨ªas a pie. En los ¨²ltimos d¨ªas, 170 subsaharianos han desembarcado en esa localidad. Sesenta estaban heridos, los m¨¢s graves con fracturas en piernas y pies, seg¨²n la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos.
¡°Sufro mucho por mis dos hermanos mayores. Intentaron el salto conmigo y volvieron a trepar este mi¨¦rcoles¡±, lamenta Solimon, muy preocupado. Con ellos, de 22 y 25 a?os, pas¨® por N¨ªger y Nigeria, donde todos trabajaron en un hotel y un restaurante de comida r¨¢pida para pagarse el trayecto. ¡°Desde peque?o llevo so?ando con vivir en Madrid. Miraba fotos y v¨ªdeos de la ciudad y soy seguidor del equipo¡±, cuenta, vestido con una camiseta de los merengues que le regal¨® un compa?ero del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes), porque ¨¦l no tiene dinero para comprarse ropa.
En el mismo salto del mi¨¦rcoles, entre los 98 de los m¨¢s de 300 clandestinos que consiguieron entrar en Melilla, se encontraban Oud¨¦ y Makan Tounkara, malienses de 20 y 19 a?os, respectivamente. El primero se escondi¨® ¡°en casa de alguien¡±, un chico de 25 a?os que vive cerca de la valla. El segundo corri¨® hasta que dio con el CETI. Durante dos d¨ªas no supieron nada el uno del otro. ¡°Cuando entran en el centro saben que han alcanzado su meta, que est¨¢n a salvo¡±, cuenta Carlos Montero, director del centro: ¡°A veces llegan aqu¨ª de noche y trepan la barrera. Despu¨¦s de todo lo que han pasado, cualquier pared les parece un juego¡±.
El salto es el ¨²ltimo recurso de los sin papeles y el que ven m¨¢s peligroso
El per¨ªmetro fronterizo, de m¨¢s de 10 kil¨®metros, es una verja de tres capas de alambrada de seis metros de altura. La primera, ligeramente inclinada hacia el lado marroqu¨ª, tiene en la parte superior una pieza que cae cuando los inmigrantes se agarran a ella, lo que ralentiza el paso, pero no es punzante como lo era hasta 2005, cuando se duplic¨® su altura. Entre esta verja y la segunda hay un entramado del que es muy dif¨ªcil escapar si se cae al foso, aunque lo que intentan es pasar por encima de las tres rejas y salir por piernas. ¡°Corren como almas endemoniadas¡±, cuenta otro guardia, ¡°y vienen con mucha violencia para que no les atrapemos¡±. Este a?o se ha producido el primer muerto en el lado espa?ol desde 2006. Fue por insuficiencia respiratoria, seg¨²n la autopsia. ¡°Yo no soy un t¨ªo de gimnasio y me tumban al suelo¡±, a?ade el agente. Todos los guardias civiles entrevistados coinciden en que, de facto, la valla y sus alrededores funcionan como territorio marroqu¨ª, es decir, que a los detenidos en esa zona se les manda de vuelta a ese pa¨ªs por las puertas que tiene la alambrada. Una situaci¨®n similar ocurre en el mar. La responsabilidad de toda la zona comprendida entre Alhucemas y Oujda recae en el centro de salvamento mar¨ªtimo Nador, la provincia que bordea Melilla, por lo que los indocumentados rescatados en esas aguas son retornados a Marruecos de forma sistem¨¢tica.
Melilla, a diferencia de Ceuta, est¨¢ muy cerca de Argelia y lejos de la Pen¨ªnsula por mar. Estas son las principales causas por las que los subsaharianos saltan sobre todo por la primera y no por la segunda, pese a que esta semana la presi¨®n ha subido en ambas. El blindaje de las islas espa?olas cercanas a Melilla ha trasladado el flujo migratorio a la valla, el ¨²ltimo recurso para los subsaharianos y el que consideran m¨¢s peligroso. Pasar la frontera en el falso fondo de un coche cuesta entre 3.500 y 4.000 euros y en patera, entre 500 y 1.000. Probar suerte en la valla es gratis. El riesgo lo asumen los chicos m¨¢s j¨®venes ¡ªsu media de edad no supera los 25 a?os¡ª. ¡°Sufrir as¨ª es solo para nosotros. No podemos dejar que las mujeres trepen la valla y siempre encontramos la manera de ayudarlas a pasar de otra forma¡±, explica Sangare Gausu, de 21 a?os, que a¨²n cojea por una corte que se hizo en el pie izquierdo en el salto del mi¨¦rcoles. Para trepar, hay que quitarse los zapatos. Metiendo los dedos de los pies en los huecos de la verja suben m¨¢s r¨¢pido y no resbalan, pero luego, la huida la hacen descalzos.
La represi¨®n de Marruecos y la llegada del invierno aceleran el proceso
Amadou Colimali, de 30 a?os, se rompi¨® la tibia y el peron¨¦ durante la fuga y sigue hospitalizado. Este maliense de 30 a?os llevaba ya seis meses en el Gurug¨², despu¨¦s de saltar de un cami¨®n a otro para cruzar los 3.200 kil¨®metros que separan Mopti, su ciudad natal, de Oujda. Colimali sab¨ªa que saltar era urgente, ya que el invierno en el monte es demasiado duro.
Espa?a cree que quedan entre 500 y 600 personas en esos bosques, mientras que las autoridades marroqu¨ªes elevan la cifra a m¨¢s de 1.700. Los inmigrantes reci¨¦n llegados creen que son ya pocos centenares los que esperan a dar el paso, tras un verano muy duro de represi¨®n policial: ¡°Queman nuestras cosas y nos roban el dinero¡±, cuentan. ¡°Solo queremos salir de all¨ª¡±.
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