Los rastreadores del saqueo marbell¨ª
Una veintena de personas forma el departamento creado para recuperar el dinero robado De momento solo han logrado un mill¨®n y ¡°muchas canas¡±
El caso Malaya no contempla indemnizaciones pero su sentencia s¨ª propone que los 585 millones de multa que deben pagar Juan Antonio Roca y compa?¨ªa reviertan en favor de Marbella. Enrique S¨¢nchez no tiene tiempo de saborear este peque?o ¨¦xito para el departamento jur¨ªdico que dirige en el Ayuntamiento de la Costa del Sol. Est¨¢ sentado en su despacho con las gafas caladas y prepara un nuevo juicio de su lista interminable. El Ayuntamiento reclama 16 millones de euros; es un caso complicado que parte de un funcionario al que el gilismo le entreg¨® una chequera y le dijo que ¨¦l era la Gerencia de Compra. Hizo destrozos.
El departamento de S¨¢nchez se ocupa de litigar, pero tambi¨¦n de intentar que el dinero robado regrese a los contribuyentes. Formalmente el Ayuntamiento ha recuperado m¨¢s de 200 millones de euros, pero a sus arcas solo ha llegado uno y medio, adem¨¢s de una buena porci¨®n de propiedades dif¨ªciles de vender. ¡°Vamos ganando juicios, pero no le vemos el color¡±, cuenta con una sonrisa franca el abogado.
El Ayuntamiento de Marbella es un discreto edificio de tres plantas en un centro urbano que es un sue?o para el turista alem¨¢n: casas encaladas, rumor de fuentes, tiendas en cada esquina y m¨²sicos new age. Cuando el PP lleg¨® al Consistorio tras 15 a?os de gilismo (1991-2006) y uno de Gobierno de transici¨®n con una comisi¨®n gestora, se encontr¨® que en cada caj¨®n del edificio amenazaba un desastre. Hasta el cementerio estaba embargado por la Liga de F¨²tbol Profesional. No se pagaba a la Seguridad Social, no hab¨ªa un inventario de bienes¡ El Grupo Independiente Liberal (GIL) implosion¨® dejando una deuda de 580 millones de euros que hoy sigue en los 415 millones tras todo tipo de acuerdos con el Estado, bancos y proveedores. En sus primeros d¨ªas en el Ayuntamiento, S¨¢nchez se acerc¨® a los juzgados a preguntar cu¨¢ntos asuntos ten¨ªa pendiente el Consistorio porque hac¨ªa a?os que este hab¨ªa dejado de presentarse a las vistas. Calcula que ahora tienen unos 200 casos penales, otros 200 en el Tribunal de Cuentas¡ Y unos mil contenciosos-administrativos, muchos de ellos de promotores que denunciaron por haber perdido privilegios del gilismo.
Pronto el Ayuntamiento comprendi¨® que deb¨ªa perseguir el dinero con m¨¢s ah¨ªnco que los tribunales. Por eso en 2008 puso a S¨¢nchez al frente de un departamento jur¨ªdico y cre¨® otro de patrimonio y bienes. El primero lleva las causas y rastrea posesiones de los condenados; el segundo recupera lo que Gil, Juli¨¢n Mu?oz o Marisol Yag¨¹e regalaron discrecionalmente. En uno trabajan cinco abogados del Ayuntamiento y ocho de dos bufetes privados; en el otro, cinco profesionales.
?De d¨®nde sacamos los 50 millones que nos debe Juli¨¢n Mu?oz si se ha declarado insolvente?¡±, plantea un abogado del Ayuntamiento
El departamento jur¨ªdico padece el atasco de la Justicia y las contradicciones que se derivan de la acumulaci¨®n de procesos (a veces no pueden cobrar porque los bienes del condenado est¨¢n embargados para otro juicio). Aunque se hayan ganado, las sentencias no se monetarizan hasta que son firmes, y cada caso implica miles de recursos. Pero los problemas llegan m¨¢s all¨¢: ¡°De los 200 millones, habr¨¢ 140 que son firmes pero que no vamos a conseguir. Por ejemplo, los 50 que nos debe Juli¨¢n Mu?oz. ?De d¨®nde los sacamos si se ha declarado insolvente? Necesitar¨ªamos ayuda para seguir sus cuentas en el extranjero¡±, protesta S¨¢nchez.
Intentan resolver la falta de desarrollo de la investigaci¨®n patrimonial con sus escasos medios. ¡°Cuando los juzgados condenan a una indemnizaci¨®n, se basa en los bienes que el condenado tiene a su nombre. Nosotros seguimos buscando m¨¢s all¨¢¡±, cuentan, a menudo investigando las sociedades interpuestas.
¡°Nos han salido canas por todos lados¡±, dice S¨¢nchez. Sus victorias son a menudo p¨ªrricas. Por ejemplo, tras la sentencia del caso Saqueo I negociaron con Roca para cobrar 30 millones, la inmensa mayor¨ªa en fincas como la de La Caridad, la joya de su corona. Roca (Cartagena, 1953) es el primer interesado en que Marbella cobre, porque es la ¨²nica forma de acceder a beneficios penitenciarios tras siete a?os y siete meses de c¨¢rcel. Sin embargo, no quiere malvender sus posesiones porque aspira a que le sirvan para deshacerse de la mayor parte posible de sus deudas. Pero el Ayuntamiento quiere l¨ªquido, no fincas en plena depreciaci¨®n del ladrillo, as¨ª que el acuerdo qued¨® en el limbo.
Pese a estos problemas, el Consistorio insiste en que hay que enviar un mensaje positivo. ¡°Hemos ganado casos incre¨ªbles, como uno por una deuda con Hacienda por el que recibimos 10 millones¡±, cuenta S¨¢nchez. Las investigaciones tambi¨¦n han ayudado a localizar dos grandes patrimonios como el de Roca y el de Pedro Rom¨¢n, ex primer teniente alcalde, al que el Tribunal de Cuentas ha embargado 41 fincas, un avi¨®n y un helic¨®ptero como garant¨ªa frente a una condena no firme que lo obliga a devolver, con otros penados, 108 millones. Mario Ruiz explica con el lenguaje ¨¢spero de la administraci¨®n c¨®mo su departamento de patrimonio est¨¢ haciendo importantes avances recuperando propiedades.
La laboriosidad de los t¨¦cnicos municipales para conseguir que, moneda a moneda, el dinero regrese rodando a las arcas de Marbella se levanta como una declaraci¨®n de intenciones contra la abigarrada forma de entender la funci¨®n p¨²blica de Gil, en la que tras las chanzas se escond¨ªa una sola verdad: lo p¨²blico era un recurso por saquear.
Sin juicio a una era
Sin embargo, igual que S¨¢nchez est¨¢ satisfecho por la parte que le toca en la sentencia de Malaya, parte de la sociedad marbell¨ª se siente defraudada. Por mucho que Jos¨¦ Godino, el juez que redact¨® a mano los cinco mil folios de la sentencia, insista en que el proceso se restring¨ªa a unos hechos de una ¨¦poca determinada (los tres ¨²ltimos a?os del gilismo, cuando una moci¨®n de censura orquestada por Roca depuso a Juli¨¢n Mu?oz), muchos han visto en ¨¦l el juicio a una ¨¦poca. A una concepci¨®n muy poco p¨²blica de la gesti¨®n p¨²blica que los ciudadanos avalaron insistentemente con sus votos. Para este grupo cr¨ªtico, las penas han sido insultantemente leves.
Malaya fue la primera operaci¨®n en la que se vieron detenciones de decenas de concejales. Marbella se hab¨ªa visto reducida a una cruel parodia: programas de televisi¨®n en jacuzzis, el caballo de Cal¨ªgula, tonadilleras, la leyenda de un Mir¨® en el ba?o¡ Una caricatura del municipalismo corrupto en la que los rasgos se exageraban pero lo que se retrataba no dejaba de ser real: un sistema en el que los Ayuntamientos ganaban mucho dinero gracias al ladrillo, y los constructores gozaban de barra libre. Impunidad, nepotismo ¡ªla plantilla municipal lleg¨® a superar los 3.500 empleados para 140.000 habitantes¡ª, prepotencia¡ Y lo m¨¢s alarmante era que el modelo se expand¨ªa como una mancha de chapapote por el litoral. En 2007, uno de cada cinco alcaldes malague?os acumulaba denuncias por delitos contra la ordenaci¨®n territorial.
Como corresponde a una farsa pol¨ªtica, las decisiones no se tomaban en el peque?o Ayuntamiento, sino en la mansi¨®n de Gil, su Club Financiero Inmobiliario. En el vest¨ªbulo de este edificio en la avenida principal de la ciudad unos azulejos con im¨¢genes de Carlos III y Jes¨²s Gil los distingu¨ªa como ¡°los dos mejores alcaldes de Espa?a¡±. Ahora en su jard¨ªn ocho ni?os rubios como soles juegan con una maestra sobre la hierba. Se ha convertido en The British School of Marbella, centro educativo de ¨¦lite.
A unos pasos del chal¨¦ queda un edificio vac¨ªo para el que no aparecen inquilinos. Era la sede de Planeamiento 2000, desde la que Roca cobraba su impuesto revolucionario a los constructores para luego repart¨ªrselo con el alcalde y los concejales. Algunos empresarios pagaban para enriquecerse, otros porque hab¨ªan contra¨ªdo deudas y ca¨ªan en una espiral de pagos para satisfacer la bulimia del asesor insaciable. Hasta que la investigaci¨®n judicial se?al¨® a Roca como el aut¨¦ntico sucesor de Gil (inhabilitado en 2002 y fallecido en 2004), el asesor de urbanismo era considerado solo uno m¨¢s de los hombres de confianza del alcalde. La labor de todos ol¨ªa mal, pero nadie fuera del Ayuntamiento se imaginaba que ¨¦l era el verdadero capo. Quiz¨¢ porque Roca no era un hombre que ostentara ante el exterior. Solo de puertas para adentro, con su helipuerto, sus colecciones de coche y de arte y el resto de delicatessen de un patrimonio que el tribunal de Malaya fij¨® en 101 millones de euros.
El tribunal determin¨® que Roca ten¨ªa en n¨®mina a los concejales de la corporaci¨®n. Antes de las sesiones de Gobierno se reun¨ªa con los portavoces de cada partido, repart¨ªa sobres y les dec¨ªa qu¨¦ deb¨ªan votar. No hab¨ªa informes, no se levantaban actas. Como en tantas redes de tr¨¢fico de influencias, la falta de transparencia de los concursos, las ineficiencias y trabas burocr¨¢ticas eran la oportunidad para el negocio. Es la fuerza de la caricatura. La charada del concurso del servicio de gr¨²a municipal produce escalofr¨ªos porque es f¨¢cil trasladar la situaci¨®n a un mill¨®n de concursos ama?ados en toda Espa?a. La polic¨ªa grab¨® c¨®mo el empresario Ismael P¨¦rez Pe?a negociaba con el concejal de Tr¨¢fico la redacci¨®n del pliego de condiciones del concurso para que solo ¨¦l pudiera ganarlo.
Una ciudad de paradojas
El paseo mar¨ªtimo de Marbella no es menos interesante que su centro. El mar, sol de octubre, desfiles de descapotables (parece que este a?o se lleva el amarillo), turistas en tumbonas en ba?ador y calcetines, un bello camino de albero, top models repartiendo muestras de pizza en tacones... Marbella es una ciudad de paradojas, capaz de combinar mansiones con barriadas humildes, exclusivos colegios privados con escuelas p¨²blicas que utilizan aulas prefabricadas, y las mejores cl¨ªnicas de est¨¦tica con tres escas¨ªsimos centros de salud p¨²blicos.
Javier de Luis es ecologista y una de las voces cr¨ªticas m¨¢s reconocidas de la ciudad. ?l tiene una explicaci¨®n sociol¨®gica para lo que ha ocurrido en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. ¡°La poblaci¨®n de Marbella es peculiar. Hay mucho extranjero, gente que no se siente de aqu¨ª y solo aspira a cierta comodidad y beneficios. Y tambi¨¦n es un polo econ¨®mico que se desarroll¨® muy r¨¢pido atrayendo a gente de zonas deprimidas de Andaluc¨ªa que ven¨ªan a medrar¡±. El presidente del Atl¨¦tico de Madrid entendi¨® bien los deseos m¨¢s oscuros de la ciudad. De Luis present¨® en esos a?os m¨¢s de 300 denuncias por irregularidades urban¨ªsticas. ¡°Las archivaban los jueces de Marbella y se ve¨ªan en M¨¢laga en segunda instancia cuando las recurr¨ªa la Fiscal¨ªa¡±. Todas las fuerzas vivas de Marbella estaban a una. Los partidos se adaptaron al modelo GIL y se banaliz¨® la compra de voluntades.
Las causas pendientes
Marbella tiene varios frentes abiertos para recuperar parte de su dinero y reducir su deuda de 415 millones:
- Espera que sea firme una sentencia del Tribunal de Cuentas contra los herederos de Gil que supondr¨ªa el ingreso de 100 millones.
- El cobro de los 30 millones que Roca debe por el Saqueo I, una sentencia ya firme pero sobre la que existen divergencias acerca del m¨¦todo de pago.
- Queda pendiente la sentencia en primera instancia del caso Saqueo II (70 millones) y que el Supremo resuelva el Minutas (en el que Juli¨¢n Mu?oz y Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido se enfrentan a un pago solidario de 2,7 millones).
Este clima de impunidad y corrupci¨®n, cuentan algunos cercanos a Isabel Garc¨ªa Marcos, fue lo que rompi¨® a la exedil socialista, ahora condenada a cuatro a?os por Malaya. Desde la oposici¨®n, Marcos (Salamanca, 1954) consigui¨® la inhabilitaci¨®n de Gil con el caso Camisetas. Parec¨ªa que ten¨ªa la alcald¨ªa al alcance de la mano, pero por cuarta vez volvi¨® a encontrarse con una nueva victoria del partido gilista, capitaneado ahora por Juli¨¢n Mu?oz. La pol¨ªtica particip¨® en la moci¨®n de censura orquestada por Roca para tumbar a Mu?oz, d¨ªscolo con las ¨®rdenes del asesor. Marcos fue elevada a teniente de alcalde y las grabaciones del sumario Malaya han revelado conversaciones sonrojantes en las que ella afirmaba que no mover¨ªa un papel p¨²blico sin llevarse una mordida. A estas alturas nadie intenta justificarla, pero la ciudad se divide entre los que consideran que era, simplemente, otra corrupta esperando su turno, y los que creen que el r¨¦gimen marbell¨ª la rompi¨®.
La ciudad aspira a pasar p¨¢gina, pero quedan muchas dudas. El Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU) que elabor¨® la Junta de Andaluc¨ªa cuando Marbella ten¨ªa las competencias urban¨ªsticas retiradas est¨¢ en el centro del debate. Por un momento se temi¨® que las 16.500 viviendas declaradas ilegales en la localidad terminaran en escombros, pero no fue as¨ª. La ley bendijo a la inmensa mayor¨ªa (unas 16.000) a cambio de que los promotores compensaran al municipio con terrenos para equipamientos p¨²blicos. Esto no est¨¢ ocurriendo, consideran los cr¨ªticos. El Ayuntamiento asegura que s¨ª, pero que se enfrenta a promotores que no tienen liquidez para comprar terrenos que ceder a la ciudad. En cualquier caso, muchos de esos pisos est¨¢n vac¨ªos porque sus due?os tienen problemas con las hipotecas, y el resto no se venden. Mientras, los grandes desarrollos que el PGOU declar¨® ilegales contin¨²an en pie, como las moles del Banana Beach, desafiantes por encima de la ciudad esperando a que alguien se atreva a pagar los millones de la dinamita y las indemnizaciones que costar¨ªa su derribo.
La ciudad combina mansiones con barriadas humildes, y las mejores cl¨ªnicas de est¨¦tica con solo tres centros de salud
El Ayuntamiento explica que mira hacia el futuro. Seg¨²n sus c¨¢lculos, ha reducido en 500 empleados la sobredimensionada plantilla que dejaron los enchufes del GIL, aunque la parte del le¨®n de los presupuestos municipales siga yendo a gastos de personal. Tambi¨¦n ha identificado brotes verdes en la inversi¨®n, como la llegada de potentados rusos y chinos o los proyectos de expansi¨®n del puesto pesquero del jeque Al Thani, propietario del M¨¢laga Club de F¨²tbol.
Javier de Luis representa a la Marbella esc¨¦ptica con este deseo de regresar a la gran inversi¨®n privada en ladrillo. ¡°El PP dice que todo est¨¢ normalizado; lo que ocurre es que Gil ha logrado en muerte lo que no consigui¨® en vida: se han legalizado sus desmanes con el PGOU, los constructores no han tenido que ceder suelo al Ayuntamiento... Sobre todo, no ha habido examen de conciencia¡±.
Teniendo en cuenta que 43 de los 95 acusados del caso Malaya han quedado absueltos, De Luis opina que el tribunal ha amnistiado al gilismo. ?l es de los que no se contenta con el argumento de que era solo un proceso a tres a?os de desmanes. Teme que vuelva el pasado, pero esta vez sin los trazos de caricatura que llamaron la atenci¨®n del mundo. Ya no habr¨¢ tripas desmedidas haciendo desbordar un jacuzzi o caballos como el de Cal¨ªgula, pero detr¨¢s persistir¨¢ la misma forma de entender lo p¨²blico.
Mientras, lo ¨²nico seguro es que la pelea se perpet¨²a en los juzgados. Y que S¨¢nchez y los t¨¦cnicos del Ayuntamiento contin¨²an su lenta b¨²squeda, euro a euro, intentando recuperar lo que fue el tesoro de Marbella.?
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