La Guardia Civil expulsa ilegalmente a inmigrantes de Melilla a Marruecos
Las devoluciones se efect¨²an a escondidas a trav¨¦s de la puerta del sector A 13 de la verja EL PA?S revela las conversaciones entre los agentes durante una entrega de subsaharianos Un 30% de los africanos que logran saltar la valla no ingresan en el CETI
¡°?Se han hecho ya todas las rondas?¡±, pregunt¨® Romeo 40 a Romeo 00. ¡°Negativo¡±, le contest¨® su interlocutor. ¡°Est¨¢n poniendo pegas a ¨²ltima hora. Dicen que les llevemos por la zona del cementerio musulm¨¢n, por la zona m¨¢s oscura¡±, a?adi¨®.
La conversaci¨®n, a trav¨¦s de la radio, la mantuvo un capit¨¢n de la Guardia Civil de Melilla con un suboficial poco despu¨¦s de medianoche el 26 de abril pasado. Romeo seguido de un n¨²mero es el cript¨®mino que utilizan los agentes aunque a veces se les escapa un nombre propio.
Las ¡°rondas¡± a las que se refiere son las entregas nocturnas a las fuerzas de seguridad marroqu¨ªes de subsaharianos que han logrado saltar los seis metros de valla que separa a Melilla de Marruecos. EL PA?S ha obtenido la grabaci¨®n de las conversaciones mantenidas por los agentes esa noche, horas despu¨¦s de que se hubiera producido un salto de inmigrantes a trav¨¦s de la verja.
Esa noche se llev¨® a cabo una ¡°devoluci¨®n en caliente¡± de subsaharianos a Marruecos, un operaci¨®n que se efect¨²a con regularidad, seg¨²n una fuente asociada a su preparaci¨®n, pero que el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik el Barkani, siempre ha negado que se produzca. Ser¨ªan probablemente ilegales, seg¨²n la ley de extranjer¨ªa y el real decreto 557 de 2011 que la desarrolla.
La ley estipula que los extranjeros que entren irregularmente en Espa?a ser¨¢n conducidos ¡°con la mayor brevedad posible a la correspondiente comisar¨ªa¡± de polic¨ªa ¡°para que pueda procederse a su identificaci¨®n y, en su caso, a su devoluci¨®n¡±. Tendr¨¢n ¡°derecho a la asistencia jur¨ªdica, as¨ª como a la asistencia de un int¨¦rprete¡±.
Estos tr¨¢mites no se cumplen siempre en Melilla. La Delegaci¨®n del Gobierno da una estimaci¨®n de los inmigrantes que en cada salto logran entrar en la ciudad, pero entre un 20% y un 30% de ellos nunca ingresan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en el que todos se quieren hospedar. Ese desfase solo se explica porque son apresados en el camino entre la valla y la comisar¨ªa y expulsados a Marruecos.
Al pu?ado de guardias civiles que protagonizan las devoluciones en expeditivas les exponen en la Comandancia que el acuerdo hispano-marroqu¨ª de 1992 sobre ¡°readmisi¨®n de extranjeros entrados ilegalmente¡±, que entr¨® en vigor en 2012 porque Rabat tard¨® en ratificarlo, les ampara legalmente.
¡°Un inmigrante que sea interceptado, puede ser readmitido inmediatamente, sin ning¨²n tr¨¢mite, si Marruecos lo acepta (¡), aunque cumpliendo los requisitos l¨®gicos de reflexi¨®n y comunicaci¨®n entre ambos pa¨ªses¡±, sostuvo, por ejemplo, el comandante Eduardo Lobo Espinosa durante un seminario celebrado en Melilla en mayo. El acuerdo bilateral prev¨¦, sin embargo, unos tr¨¢mites que tampoco se efect¨²an y varios juristas afirman que se incumple adem¨¢s la Convenci¨®n de Ginebra para los Refugiados, suscrita por Espa?a.
Hay que ¡°acallar las voces que hablan de actuaciones ilegales de la Guardia Civil¡±, insisti¨® El Barkani en ese mismo seminario. Se refer¨ªa probablemente al Defensor del Pueblo, que ya en su informe de 2008 puso en tela de juicio su actuaci¨®n en Ceuta, y a las ONG que, como la melillense Prodein, que denuncia las ¡°expulsiones ilegales¡±.
Este corresponsal pidi¨® cita con el coronel Ambrosio Mart¨ªn Villase?or que manda la Guardia Civil en Melilla, pero la solicitud fue rechazada a trav¨¦s del gabinete de prensa del Instituto Armado porque ¡°no es momento de hablar de inmigraci¨®n¡±. En sus ¨²ltimas alocuciones p¨²blicas el coronel recalc¨® que ¡°en cada intervenci¨®n, lo primero es salvar vidas [de inmigrantes] y despu¨¦s cumplir y hacer cumplir la ley¡±. ¡°Las cr¨ªticas a nuestra labor solamente favorecen a las mafias, due?as y se?ores de este execrable negocio¡±, a?adi¨®.
¡°?Quiere usted que nos acerquemos al punto o cortamos la ronda?¡±, pregunt¨®, el 26 de abril, un suboficial al capit¨¢n de la Guardia Civil a trav¨¦s de la radio. El ¡°punto¡± es la A 13, un sector de los 12 kil¨®metros de la valla de Melilla, en el que un par de puertas permiten acceder a Marruecos. La ronda a las que alude son, en realidad, dos, la de Mariguari y la de Tres Forcas, ambas en la carretera de circunvalaci¨®n que discurre a lo largo de la valla. Cerrarlas es impedir que ning¨²n automovilista sea testigo de la operaci¨®n.
¡°Si, ve activando el protocolo en la A 13¡±, contest¨® el capit¨¢n. La A 13 est¨¢ parcialmente tapada por una cuesta pronunciada y es adem¨¢s es ¨²nica porci¨®n de la valla en la que no hay ninguna videoc¨¢mara de vigilancia, seg¨²n comprob¨® este corresponsal el jueves durante un recorrido de la zona. El Barkani declar¨® a la prensa, en septiembre, desconocer que all¨ª no funcionaba c¨¢mara alguna.
Dentro de dos semanas las c¨¢maras de la valla no ser¨¢n ya controladas desde la Comandancia de la Guardia Civil sino desde el Centro de Coordinaci¨®n para la Vigilancia Mar¨ªtima de Costas y Fronteras del Ministerio del Interior. ¡°?Se dar¨¢n entonces cuenta que la A 13 de Melilla no est¨¢ cubierta por ninguna c¨¢mara?¡±, se pregunta con sorna un melillense que acompa?¨® a este corresponsal durante el recorrido.
¡°Comunica al personal veleta que si [la entrega] puede ser por la puerta de abajo [de la A 13], que los furgones no suben la cuesta¡±, orden¨® el capit¨¢n. El ¡°personal veleta¡± es el nombre en clave de las fuerzas de seguridad y del Ej¨¦rcito marroqu¨ª desplegados del otro lado de la valla.
Su interlocutor con la Guardia Civil es un oficial originario de T¨¢nger que habla un espa?ol titubeante, un excelente franc¨¦s y pasa sus vacaciones en Andaluc¨ªa, seg¨²n narr¨® por tel¨¦fono a este corresponsal. Se sorprendi¨® de la llamada e inquiri¨® varias veces por el capit¨¢n del Instituto Armado con el que suele hablar.
M¨¢s all¨¢ de readmitir a subsaharianos, por tierra y, a veces, tambi¨¦n por mar, el papel de los marroqu¨ªes es fundamental. El ¨¦xito o el fracaso de un salto depende de la rapidez y la contundencia de su reacci¨®n cuando decenas, a veces centenares de subsaharianos, se dirigen corriendo y tir¨¢ndoles piedras y dando palos para abrirse camino hacia la verja¡±.
¡°Gracias al helic¨®ptero, a las c¨¢maras de visi¨®n nocturna etc¨¦tera la Guardia Civil ve venir a los inmigrantes a la carrera¡±, recuerda un funcionario que estuvo destinado en Melilla. ¡°Con las alarmas y a trav¨¦s del tel¨¦fono avisa a las Fuerzas Auxiliares (antidisturbios conocidos en Marruecos con el nombre de mejan¨ªa)y al Ej¨¦rcito marroqu¨ª cuyos campamentos circundan la verja¡±, prosigue.
¡°Ante la avalancha humana los marroqu¨ªes se quitan de en medio, en un primer momento, y solo empiezan a actuar, con todo lo que tienen a su alcance excepto armas de fuego, cuando los africanos comienzan a escalar por la valla¡±, a?ade el funcionario. ¡°Hacen entonces lo imposible para impedirles trepar¡±.
Los furgones, en los que trasladan a los inmigrantes, estaban en mal estado esa noche de finales de abril. Los marroqu¨ªes quer¨ªan que la entrega se hiciera a trav¨¦s de la puerta situada en lo alto de la cuesta del sector A 13. ¡°No s¨¦ si van a subir los furgones¡±, dud¨® un guardia a trav¨¦s de la radio. ¡°(¡) a ver si en marcha atr¨¢s suben¡±, sugiri¨® otro. ¡°?A ver, que tenemos una furgoneta rota! ?No sube!¡±, le contestaron. ¡°Bueno, pues subid lo que teng¨¢is y ahora hacemos un trasvase en el otro celular¡±, fue la soluci¨®n propuesta hasta que los marroqu¨ªes cedieron y aceptaron recibirles a trav¨¦s la otra puerta, situada debajo de la cuesta.
A lo largo de los ¨²ltimos a?os la inmigraci¨®n irregular ha pr¨¢cticamente desaparecido en las costas de Canarias y ha disminuido en las de la Pen¨ªnsula, pero en Ceuta y Melilla se ha producido en los ¨²ltimos meses un repunte a niveles similares a los de finales de 2005. Prueba de ello es que el CETI leg¨® este mes a acoger a 1.012 refugiados, la mayor¨ªa subsaharianos, la cifra m¨¢s alta desde hace ocho a?os.
Las devoluciones ¡°en caliente¡± sirven no solo a reducir al n¨²mero de inmigrantes sino a enviar un mensaje disuasorio a los que est¨¢n en los montes que rodean Melilla como tambi¨¦n las concertinas (cuchillas entremezcladas con alambre) que, a finales de mes, habr¨¢n sido recolocadas en tres kil¨®metros ¨Cen los lugares donde se producen la mayor¨ªa de los saltos- de los 12 de la valla de Melilla.
¡°Con cuchillas, con zanjas, con alambre de espino¡ pongan lo que pongan lo seguiremos intentando¡±, asegura en la puerta del CETI Walinjom, camerun¨¦s de 25 a?os, que logr¨® introducirse en Melilla el pasado verano. ¡°Pero que no se preocupen los espa?oles porque no me quiero quedar en su pa¨ªs sino ir m¨¢s al norte que es donde tengo familia¡±, a?ade.
Las cuchillas fueron instaladas una primera vez a finales de 2005, pero dos a?os despu¨¦s fueron retiradas tras observar observar los profundos cortes que causaban en las piernas, manos y rostro de los subsaharianos que no renunciaban a saltar la valla, pero se prove¨ªan de viejas mantas o de ropa abundante para tratar de aminorar las heridas.
2005 fue el a?o de la elevaci¨®n de la verja de tres a seis metros de altura, de la colocaci¨®n de las concertinas en lo alto de la valla y de la instalaci¨®n de un interminable circuito de tuber¨ªas alimentadas por unas 70 bombas de presi¨®n que deb¨ªan rociar a los subsaharianos con un l¨ªquido urticante que les har¨ªa renunciar a trepar. Todo ello cost¨® m¨¢s de 30 millones de euros, pero sirvi¨® de poco.
La emulsi¨®n irritante, por ejemplo, solo fue utilizada en pruebas. Qued¨® claro entonces que, en funci¨®n de la direcci¨®n del viento, pod¨ªa acabar regando a los guardias civiles que, presos de picores, no pudieran cumplir con su labor.
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