Ecuador
Rajoy contraataca para recuperar la confianza de sus votantes y reprimir toda resistencia civil
El presidente Rajoy se ha apresurado a celebrar el paso del Ecuador de su primera legislatura en el poder con unas enf¨¢ticas declaraciones a RNE en las que alardea de los ¨¦xitos obtenidos. Lo que parece indicar que se siente crecido, como demuestra la sobria puesta en escena de su afianzamiento en el poder. Pero no ha sido su ¨²nico gesto para demostrar qui¨¦n manda. Poco antes tambi¨¦n lo dej¨® meridianamente claro con sus patentes muestras de t¨¢cito desprecio tanto al expresidente Aznar, que se permiti¨® amonestarle a t¨ªtulo de mentor decepcionado, como al director del ¨²nico medio informativo de la derecha que ha cuestionado abiertamente su liderazgo.
?A qu¨¦ vienen estas muestras de soberbia, en un hombre que hasta hoy parec¨ªa la discreci¨®n personificada? Es como si Rajoy se hubiera cre¨ªdo a pies juntillas la burda propaganda pol¨ªtica con que el Gobierno nos est¨¢ vendiendo sus presuntos ¨¦xitos en la lucha contra la crisis. Pero ese cuento no cuela. Como ya se ha recordado estos d¨ªas con las cifras m¨¢s significativas, seguimos en el fondo del pozo sin expectativa cierta de pr¨®xima mejora. As¨ª lo reconoce el cuadro macroecon¨®mico de Econom¨ªa y Hacienda, que aplaza hasta el final de la legislatura el inicio de la recuperaci¨®n. Y mientras tanto seguiremos con el cr¨¦dito, el consumo y el empleo bajo cero, a la vez que el d¨¦ficit se enquista y la deuda p¨²blica asciende a la estratosfera.
Para entender la seguridad en s¨ª mismo que ahora exhibe Rajoy, hay que ponerse en su lugar y advertir cu¨¢nto han cambiado sus propias expectativas en la ocupaci¨®n del poder. Al iniciar su mandato comprendi¨® que no dispon¨ªa de margen de decisi¨®n. Ten¨ªa que aplicar s¨ª o s¨ª el inflexible calendario de austeridad que le exig¨ªa Bruselas para reducir el d¨¦ficit. De ah¨ª su fama de indeciso que solo gobernaba por omisi¨®n con el ¨²nico objeto de resistir. Y poco import¨® su flagrante incumplimiento del programa electoral: todo el mundo hab¨ªa descontado que ten¨ªa una agenda oculta de ajuste duro.
La hoja de ruta impuesta a Rajoy hizo del 2012 un a?o terror¨ªfico. Se inici¨® con una brutal subida de impuestos y una feroz devaluaci¨®n interior decretada con la reforma laboral, a la vez que se diezmaba el gasto social. Pero pronto fracas¨® la nacionalizaci¨®n de Bankia y las dem¨¢s cajas quebradas, debi¨¦ndose pedir el rescate bancario a Bruselas. Eso exigi¨® unas condiciones de obligado cumplimiento (el MoU) que llevaron la prima de riesgo a la ruina. Y en el verano todo se daba ya por perdido cuando inesperadamente el BCE lleg¨® en su ayuda con las famosas palabras m¨¢gicas de Mario Draghi. Aquello calm¨® los mercados y Rajoy empez¨® a respirar. Pero enseguida lleg¨® en oto?o la peor oleada de conflictividad social, tras coincidir la segunda huelga general del a?o, el movimiento Rodea el Congreso, las Mareas Blanca y Verde y la campa?a Stop Desahucios. La sociedad civil, liderada por la clase media titular de los servicios p¨²blicos, iniciaba un movimiento de resistencia contra el austericidio que puso contra las cuerdas al Gobierno de Rajoy.
Y 2013 comenz¨® con unas expectativas todav¨ªa peores. Los primeros datos del a?o anterior demostraban que la pol¨ªtica de austeridad hab¨ªa sido un remedio peor que la enfermedad. Entonces estall¨® el esc¨¢ndalo B¨¢rcenas, que hundi¨® la reputaci¨®n internacional de Rajoy. Por si fuera poco, la demanda catalana de autodeterminaci¨®n se hizo imposible de ignorar, tras sumarse el PSC al movimiento secesionista. Y encima el expresidente Aznar elev¨® una enmienda medi¨¢tica a la totalidad de la ejecutoria de Rajoy. De modo que sus electores le abandonaron y el presidente se crey¨® perdido irremisiblemente.
Pero afortunadamente para ¨¦l, la suerte empez¨® a cambiar a lo largo del verano. Al ver que la austeridad fracasaba, aunque sin reconocerlo as¨ª, Bruselas concedi¨® una moratoria en el ajuste del d¨¦ficit, lo que permiti¨® aflojar la dureza de los recortes y poner fin a la recesi¨®n. Adem¨¢s, el caso B¨¢rcenas se desinfl¨® atascado en los juzgados por la destrucci¨®n o la falta de pruebas. Y por ¨²ltimo, la semana pasada el PSC rectific¨® y su apoyo a un movimiento secesionista catal¨¢n, que tambi¨¦n comienza a desinflarse.
Con sus peores problemas en v¨ªas de soluci¨®n, Rajoy empieza a sentirse capaz de gobernar por s¨ª mismo, sin tener que plegarse a la urgencia coactiva de las presiones externas. Ahora emprende un contraataque (con el anuncio de las leyes de servicios m¨ªnimos y seguridad ciudadana) destinado a recuperar la confianza de sus votantes y reprimir toda resistencia civil. Espera asegurar su cada vez m¨¢s probable reelecci¨®n. ?O no?
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