El cirujano del Monarca y de Kimondo
Cuatro d¨ªas antes de operar a don Juan Carlos, Cabanela pon¨ªa caderas en Kenia Acaba de regresar a EE UU, convencido de que "queda Rey para rato"
¡ª?Est¨¢ el doctor Cabanela?
¡ªNo, ahora no est¨¢.
¡ª?Eres su hijo?
¡ªNo, su mujer.
¡ªYo soy el Rey.
¡ªEl rey Juan Carlos.
Rosa, la esposa de Miguel Cabanela (Mondo?edo, Lugo, 1942), el cirujano que acaba de operar al Monarca, pens¨® que le tomaban el pelo. ¡°Ella tiene una voz grave¡±, explica el doctor ante un caf¨¦ con EL PA?S poco antes de coger el avi¨®n para regresar a Rochester (Minnesota, EE UU). ¡°Cuando llegu¨¦ a casa, diez minutos m¨¢s tarde, la encontr¨¦ nervios¨ªsima. Se levantaba y se sentaba en el sof¨¢ y me dijo: ¡®?Creo que te ha llamado el Rey y yo pens¨¦ que era broma y he estado a punto de decirle que yo era la Reina!¡±.
Aquel d¨ªa, 31 de diciembre de 1992, se produjo el primer contacto entre el Monarca y Cabanela. Don Juan Carlos se hab¨ªa operado de la rodilla, sab¨ªa que sus m¨¦dicos hab¨ªan consultado a Cabanela y le llam¨® para decirle que estaba bien. Desde entonces hablaron un par de veces, hasta que el pasado septiembre La Zarzuela volvi¨® a telefonearle ante un nuevo percance de don Juan Carlos, este mucho m¨¢s serio. ¡°El Rey estaba agobiado¡±, revela el cirujano. ¡°?C¨®mo estar¨ªa usted si le han hecho seis operaciones en dos a?os, la ¨²ltima ha tenido una complicaci¨®n grave y cree que va a tener que operarse no una sino dos veces m¨¢s? Una infecci¨®n de cadera es una cosa muy seria, la complicaci¨®n m¨¢s grave, la m¨¢s devastadora de una pr¨®tesis de cadera¡±.
El Rey se ech¨® Betadine y fingi¨® una ca¨ªda
En los ¨²ltimos dos meses, el Rey y Cabanela han hablado dos veces a la semana por tel¨¦fono y se han hecho amigos. Preguntado por una vez que el Monarca le hubiera hecho re¨ªr, el cirujano revela una conversaci¨®n con don Juan Carlos el d¨ªa antes de operarlo por segunda vez de la cadera: ¡°Me dijo, muerto de risa: ¡®?Mira lo que les he hecho a estos!¡¯, y me cont¨® que se hab¨ªa cubierto la frente con unas manchas de betadine, se hab¨ªa puesto un esparadrapo en la nariz, se hab¨ªa vendado la mu?eca y hab¨ªa ido a ver a los m¨¦dicos de La Zarzuela para decirles que se hab¨ªa ca¨ªdo. Y los m¨¦dicos, consternados hasta que el Rey, claro, rompi¨® a re¨ªr¡±.
La an¨¦cdota revela que don Juan Carlos estaba mucho m¨¢s relajado ahora que en septiembre, cuando sufr¨ªa intensos dolores y supo que tendr¨ªa que volver a pasar otra vez por el taller.
Cuenta Cabanela que el Rey era como se lo hab¨ªa imaginado, ¡°quiz¨¢ con un sentido del humor m¨¢s espont¨¢neo de lo que pensaba¡±, y que ha tenido una rehabilitaci¨®n ¡°de luxe¡±. ¡°El equipo m¨¦dico de La Zarzuela ha hecho una faena sensacional¡±. Est¨¢ convencido de que no tendr¨¢ secuelas: ¡°Queda Rey para rato. Primero porque de achaques ortop¨¦dicos es raro que uno se muera. Creo que va a poder caminar normalmente, sin cojear, o con una cojera lev¨ªsima. Est¨¢ en buena forma f¨ªsica, no tiene hipertensi¨®n, no tiene problemas card¨ªacos... Tiene cuerda para rato¡±.
¡ª?La infecci¨®n fue solo mala suerte?
¡ªPor supuesto que es mala suerte. ?Que podr¨ªa haberse evitado? Probablemente, pero como dec¨ªa Kierkegaard, la vida solo puede ser comprendida mirando hacia atr¨¢s, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante.
Lo primero que el Rey pregunt¨® a Cabanela al despertarse de la anestesia el pasado 21 de noviembre fue precisamente si segu¨ªa habiendo infecci¨®n, lo que qued¨® totalmente descartado cinco d¨ªas despu¨¦s al llegar el resultado de los cultivos. Rey y cirujano estaban mucho m¨¢s relajados en esta segunda operaci¨®n para sustituir la pr¨®tesis temporal colocada en septiembre por una permanente. El Monarca contaba chistes e incluso gast¨® una broma a los m¨¦dicos fingiendo que se hab¨ªa ca¨ªdo. Cabanela tambi¨¦n estaba m¨¢s tranquilo esta vez. ¡°Operar al Rey da v¨¦rtigo. En la primera operaci¨®n hab¨ªa muchas inc¨®gnitas. No s¨¦ cu¨¢ntas pr¨®tesis infectadas habr¨¦ operado, pero sin ninguna duda esta ha sido la m¨¢s dif¨ªcil¡±.
Este cirujano calcula que a lo largo de su carrera ha colocado cerca de 10.000 pr¨®tesis en cadera y rodilla, algunas sin apenas medios a gente sin recursos en hospitales de ?frica. De hecho, el 17 de noviembre, cuatro d¨ªas antes de volver a operar al Rey, Cabanela estaba en Kenia, coloc¨¢ndole una cadera nueva a una mujer llamada M¨®nica Kimondo.
Hace cinco a?os dej¨® de trabajar oficialmente en la prestigiosa Cl¨ªnica Mayo de Rochester para poder dedicar m¨¢s tiempo a operar en pa¨ªses como Vietnam, Guatemala o Ghana ¡ª¡°all¨ª, sobre todo, fracturas a gente joven. Los viejos no sobreviven¡±¡ª, y a formar a m¨¦dicos locales. En algunos de los sitios en los que ha operado apenas hab¨ªa el equipo m¨¢s rudimentario, pero a Cabanela le resulta m¨¢s f¨¢cil hacer eso que meterse en un quir¨®fano con el jefe del Estado. ¡°En un sitio sin medios tienes que improvisar constantemente, pero es mucho m¨¢s f¨¢cil improvisar que soportar la carga emocional de operar a un personaje tan importante¡±.
Cabanela irrumpi¨® en palacio en un momento muy delicado, como prueba que la primera pregunta de la primera rueda de prensa de la historia de la Casa del Rey fuera si el Monarca se hab¨ªa planteado abdicar. La espontaneidad del cirujano, cualidad proscrita en La Zarzuela, donde est¨¢ prohibida la improvisaci¨®n, ha resultado ser su mejor aliado. La naturalidad de sus comentarios ¡ª¡°No s¨¦ exactamente lo que hace un Rey¡± o ¡°A m¨ª no me gustar¨ªa que fuese ni a Vitigudino de Abajo¡±¡ª rest¨® trascendencia al hecho de que el Monarca volviera al quir¨®fano por sexta vez en dos a?os.
¡°La Reina me dijo que le hab¨ªa hecho mucha gracia lo de que no sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa un Rey. Creo que se malinterpret¨®¡±, comenta Cabanela. Ahora duda si debi¨® decir que se hab¨ªa hecho amigo del Monarca. ¡°Yo me considero su amigo, que ¨¦l me considere su amigo es otra cosa. Me da la impresi¨®n de que el Rey me ha cogido cari?o, pero es una impresi¨®n m¨ªa, nada m¨¢s. El Rey es un personaje atractivo, se hace querer. Es el paciente que a uno le gusta... cuidar¡±, concluye tras tomarse un momento para traducir lo que est¨¢ pensando del ingl¨¦s al castellano ¡ªlleva 46 a?os en Minnesota¡ª. Cuando lleg¨® a EE UU, no obstante, apenas hablaba el idioma, pero aprendi¨® r¨¢pido: ¡°En seis meses ya pod¨ªa presentar las historias con cierta soltura. Ya sab¨ªa alem¨¢n y franc¨¦s. Creo que los gallegos tenemos un o¨ªdo distinto, no s¨¦ si tendremos un hueso extra¡±, dice totalmente serio.
Cabanela est¨¢ acostumbrado a decir lo que piensa. Tanto es as¨ª, que esa es una de las advertencias que hacen sus pacientes: ¡°Es uno de los mejores cirujanos ortop¨¦dicos del mundo. Quiz¨¢ no te guste que llame a las cosas por su nombre, pero si est¨¢s gordo y por eso necesitas cirug¨ªa, ¨¦l no tiene la culpa¡±, comenta, por ejemplo, Sheila. Otros hablan de c¨®mo, diez a?os despu¨¦s de haber pasado por sus manos, el doctor Cabanela sigue en contacto con ellos.
Se hizo m¨¦dico, explica, ¡°por exclusi¨®n¡±. ¡°A m¨ª lo que me gustaba eran las matem¨¢ticas, pero descubr¨ª que no ten¨ªa lo que hac¨ªa falta¡±. De peque?o acompa?aba a su padre, ¡°cirujano de aldea¡±, por caminos ¡°por los que no pod¨ªa ni pasar el coche¡± para ver a alg¨²n vecino. ¡°Mi padre ten¨ªa mal genio. Nunca tuvimos una relaci¨®n demasiado cercana. Le pasaba un poco lo que me pas¨® despu¨¦s a m¨ª: trabajaba demasiado y no ten¨ªa tiempo para los hijos. Afortunadamente, yo, cuando mi hijo mayor ten¨ªa 13 a?os, me di cuenta de que no recordaba nada de c¨®mo era cuando ten¨ªa 3, 5, u 8, y trat¨¦ de recuperar el tiempo perdido. A su hermano tambi¨¦n le dediqu¨¦ m¨¢s tiempo¡±.
Antes de coger el avi¨®n, come con la Reina, que le acribilla a preguntas sobre la recuperaci¨®n del Rey. Cabanela viene bastante a Espa?a ¡ªuno de sus hijos vive en Bilbao¡ª, pero desde que muri¨® su padre, en 2008, va menos a Mondo?edo. Cuando est¨¢ all¨ª, los vecinos peregrinan a su casa con radiograf¨ªas. ¡°Tengo muchos amigos. Cuando voy me llaman y me dicen, por ejemplo: ¡®Miguel, ?podr¨ªas ver a mi hijo, que tiene los pies planos?¡¯. Y yo les digo la verdad, que no s¨¦ nada de pies planos. Pero luego voy y los veo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.