¡°Si no se reforma la Constituci¨®n se puede derrumbar todo lo conseguido¡±
El expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez aboga por iniciar un "di¨¢logo" para la revisi¨®n
Es de los pocos que ve alcanzable un acuerdo pol¨ªtico en Espa?a para reformar la Constituci¨®n. Dice que esa es la ¨²nica forma de que la Ley Fundamental tenga futuro, y aboga por iniciar ya un ¡°di¨¢logo¡± para sondear las posibilidades de esa iniciativa. El expresidente Felipe Gonz¨¢lez (Sevilla, 1942), que negoci¨® en 1978 la Constituci¨®n como jefe de la oposici¨®n y gobern¨® en Espa?a entre 1982 y 1996, contesta desde M¨¦xico a un cuestionario enviado por EL PA?S. Este es el resultado.
Pregunta. ?Esta Constituci¨®n tiene futuro o es urgente una reforma?
Respuesta. La paradoja que vivimos es que la Constituci¨®n de 1978 tiene futuro... si tenemos la voluntad pol¨ªtica de reformar lo que sea necesario. Y esa paradoja se complica cuando algunos personajes que se opon¨ªan duramente a aquella Constituci¨®n hoy se oponen con la misma dureza a cualquier intento de reforma. Parece como si aquello que no quer¨ªan entonces hoy les perteneciera como la piedra de las tablas de la ley. As¨ª que creo que es necesario iniciar un di¨¢logo serio para explorar los cambios que necesitamos. Solo despu¨¦s veremos si el resultado es de m¨¢s o menos entidad.
P. ?La ¨²nica salida al conflicto creado en Catalu?a por el Gobierno de Artur Mas y sus amenazas de promover un proceso independentista pasan por una reforma de la Constituci¨®n que incluya las singularidades de esa comunidad y le d¨¦ m¨¢s competencias que al resto?
R. Como estoy proponiendo el comienzo de un di¨¢logo en profundidad, no quiero atribuir la responsabilidad del conflicto al Gobierno de Artur Mas, porque me dir¨ªan que ellos han reaccionado a la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010. Se reform¨® el estatuto, se someti¨® a refer¨¦ndum en Catalu?a despu¨¦s de un largo proceso parlamentario y el tribunal anul¨® algunos art¨ªculos de ese Estatuto. Fue la consecuencia de un recurso del PP, que incluy¨® esos mismos art¨ªculos en la reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana y hoy resulta que no est¨¢n vigentes en Catalu?a y s¨ª lo est¨¢n en Valencia. Es f¨¢cil pensar desde el sentimiento catal¨¢n que la sentencia es contra Catalu?a. Pero, como ya dije en su d¨ªa, lo m¨¢s inadecuado de la sentencia no eran los escasos art¨ªculos suprimidos, sino un desafortunado juicio pol¨ªtico sobre la percepci¨®n mayoritaria que Catalu?a tiene sobre su propia identidad. La aceptaci¨®n de la singularidad de Catalu?a, con sus hechos diferenciales y las correspondientes competencias derivadas de ellos, no hubiera exigido necesariamente una reforma de la Constituci¨®n. Sin embargo, como ocurri¨® lo que ocurri¨® con el Constitucional, es probable que la salida de una reforma constitucional que recoja la singularidad sea ahora necesaria.
Los poderes auton¨®micos est¨¢n obligados a cumplir la Constituci¨®n
P. La Constituci¨®n de 1978 es la que logr¨® m¨¢s apoyo en la historia de Espa?a. ?Cree usted que ahora es posible otro consenso similar para abordar su reforma? ?O considera roto el esp¨ªritu de la Transici¨®n?
¡°Me plante¨¦ revisar el Concordato¡±
P. La Constituci¨®n estableci¨® la cooperaci¨®n del Estado con la Iglesia cat¨®lica. ?Se plante¨® usted alguna vez durante su mandato revisar el Concordato, como ahora defiende su partido?
R. S¨ª me lo plante¨¦. Y alguna conversaci¨®n tuve con el Secretario de la Santa Sede en un momento tenso, pero se superaron aquellas tensiones y mejoraron las relaciones con el Vaticano. Creo que en la situaci¨®n actual se est¨¢ produciendo una regresi¨®n que har¨ªa aconsejable una revisi¨®n del Concordato. Al mismo tiempo pienso que el reconocimiento de la Iglesia en un Estado no confesional no deber¨ªa exigir un cambio en la Constituci¨®n, pero s¨ª ser claros y firmes en la igualdad de trato con otras convicciones religiosas o no religiosas. En eso estamos fallando.
P. ?Qu¨¦ cosas no hubiera aprobado de la Constituci¨®n vigente y que cosas introducir¨ªa?
R. Si la Constituci¨®n hubiera coincidido plenamente con mis convicciones pol¨ªticas y mi visi¨®n de Espa?a hace 35 a?os, no hubiera habido consenso constitucional, porque otros, como es natural, lo ve¨ªan de otra manera. Me preocupa que no se comprenda hoy que todos cedimos en algunas cuestiones que quer¨ªamos, para llegar a un pacto de convivencia que nos ha permitido vivir en paz y libertad como nunca antes en la Historia de Espa?a, sin renunciar por ello a nuestra identidad como parte del todo, y abriendo la posibilidad, buena para todos, de representar con nuestras ideas la voluntad de los ciudadanos. Sobre lo que har¨ªa ahora, indudablemente introducir¨ªa algunos cambios, no solo por reconocimiento y respeto a la realidad presente, sino por el valor que le doy a que las generaciones actuales se sientan representadas en esta nueva etapa de la historia de Espa?a.
R. No me importa nadar a contracorriente de las opiniones, que respeto, que afirman que hoy es mucho m¨¢s dif¨ªcil o imposible alcanzar un consenso amplio para la reforma. Lo que es imposible es que hoy haya m¨¢s distancias o diferencias pol¨ªticas de fondo que las que hubo en los primeros momentos de la Transici¨®n entre personas que ven¨ªan de la lucha contra la dictadura y personas que ven¨ªan del propio r¨¦gimen dictatorial. Los que no quer¨ªan aquel consenso constitucional, o sus herederos, son el mayor obst¨¢culo para la reforma de aquello que no quer¨ªan. Pero no es un obst¨¢culo insalvable. Lo m¨¢s grave de lo que ocurre es c¨®mo se est¨¢n retroalimentando las posiciones de aquellos que ni quer¨ªan la Constituci¨®n ni quieren la reforma y de los que temen que esa reforma pudiera ser contrarreforma o regresi¨®n a un modelo de centralismo trasnochado. En realidad Espa?a ha sido y es plural en las ideas y diversa en las identidades, en los sentimientos de pertenencia. Quienes no sean capaces de aceptar esa realidad se deslizan hacia un centralismo autoritario y unificador o hacia una ruptura imposible del territorio. Hoy m¨¢s que nunca, tenemos necesidad de comprender nuestra propia realidad y asumirla mediante el di¨¢logo y el pacto. Las Constituciones que duran en el tiempo m¨¢s all¨¢ de los cambios generacionales tienen que respetar, adapt¨¢ndose, las nuevas percepciones de la realidad. Dir¨ªa que es un respeto generacional. Afirmar¨¦ algo que ser¨¢ sin duda interpretado conflictivamente: no es posible que repitamos la parte m¨¢s ciega de nuestra historia que no nos ha permitido cambiar a tiempo hasta llegar al punto en que el cambio viene obligado por el derrumbe total de lo conseguido.
P. ?Fue un error de las Cortes Constituyentes aprobar el art¨ªculo 150.2, que dejaba abierta de manera indefinida la posibilidad del traspaso de nuevas competencias a las autonom¨ªas?
La financiaci¨®n auton¨®mica tendr¨ªa mejor encaje en un Estado federal
R. No, no fue un error, fue una necesidad en aquella coyuntura hist¨®rica. La Constituci¨®n preve¨ªa un proceso de descentralizaci¨®n pol¨ªtica a lo largo del tiempo, de manera gradual. Hubiera sido insensato por entonces liquidar, por ejemplo, la estructura territorial del Estado heredada de la ¨¦poca napole¨®nica, con las provincias y lo que llevaba aparejado, sin que se fuera consolidando una nueva estructura de poder regional. Tampoco era previsible qui¨¦n pod¨ªa aspirar a organizarse territorialmente en comunidades aut¨®nomas, salvo en los casos en que la reclamaci¨®n de las libertades democr¨¢ticas estaban ligadas a la reclamaci¨®n de un poder auton¨®mico. Estos casos eran muy limitados porque se trataba m¨¢s de una recuperaci¨®n que de una implantaci¨®n de nuevo cu?o. Hoy, 35 a?os despu¨¦s, puede y debe hacerse el ejercicio reformador que permita cerrar en gran medida el proceso. Es evidente que ya tenemos otra estructura de redistribuci¨®n del poder, que convive de forma poco eficiente con viejas estructuras del pasado. Para hacer este ejercicio, que poco tiene que ver con la petici¨®n inmediata del Gobierno catal¨¢n sobre el derecho a decidir, habr¨ªa que tener claro que en la redistribuci¨®n del poder en un pa¨ªs complejo por su diversidad, como Espa?a, hay que aplicar dos principios: el principio de subsidiariedad ¡ªdefinir c¨®mo se reparten las competencias entre los diversos poderes, central, auton¨®mico y local¡ª y el principio del respeto a la diversidad de identidades. En Espa?a tenemos que tener en cuenta lo que llamamos hechos diferenciales, que rompen la igualdad b¨¢sica entre todos los ciudadanos pero integran percepciones distintas de la identidad. Por seguir con el caso de Catalu?a, es indiscutible, aunque algunos obtusos no lo vean, que su lengua propia, su identificaci¨®n con una polic¨ªa propia o sus diferencias hist¨®ricas en el derecho civil son singularidades que tienen que ser reconocidas en su autogobierno, y no en el autogobierno, por seguir el ejemplo, de Castilla-La Mancha.
No creo que Catalu?a rompa las reglas de juego que nos obligan a todos
P. La Constituci¨®n regul¨® las condiciones para su reforma, que son especialmente r¨ªgidas y que obligan a reunir mayor¨ªas muy cualificadas de dos tercios o tres quintos de los diputados. ?Esa rigidez es un error o un acierto del constituyente?
Los que no la quer¨ªan en 1978 son los que ahora no quieren reformarla
R. No, no fue un error. Los revisionistas de la Transici¨®n se equivocan porque se olvidan arbitrariamente del contexto en el que se produjo. Si hubiera sido f¨¢cil cambiar ese marco constitucional, las garant¨ªas para unos y para otros de que no se cambiar¨ªan las reglas del juego por mayor¨ªas y minor¨ªas siempre coyunturales no hubieran permitido aquel gran acuerdo. En la deseable reforma, 35 a?os despu¨¦s, eso puede ser motivo para un acuerdo que aumente el margen de flexibilidad.
P. Durante los debates parlamentarios sobre el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n, los principales partidos nacionalistas vascos y catalanes dieron a entender que ese era su tope y que no ir¨ªan m¨¢s all¨¢ en sus aspiraciones de autodeterminaci¨®n. ?Esperaba usted que aquel compromiso se rompiera 35 a?os despu¨¦s?
R. No, no lo esperaba. Porque los poderes auton¨®micos, como todos los poderes del Estado, est¨¢n obligados a cumplir y a hacer cumplir la Constituci¨®n y las leyes, incluso cuando leg¨ªtimamente se aspire a cambiarlas. La democracia, como sistema de convivencia, es un asunto m¨¢s serio que algunas interpretaciones inconsistentes que est¨¢n haciendo de sus elementos definitorios. Es obvio que la democracia se ejerce respetando el juego de la minor¨ªas y de las mayor¨ªas, pero el ejercicio democr¨¢tico debe respetar las reglas establecidas y las competencias atribuidas a cada cual. Por tanto, cuando se afirma ¡°con la ley o contra la ley har¨¦ lo que la mayor¨ªa decida¡± se pone en juego la legitimidad del ejercicio democr¨¢tico y se entra en una din¨¢mica disolvente en la que todos terminaremos perdiendo.
P. ?Ve diferencias entre el Estado auton¨®mico que configur¨® la Constituci¨®n y el Estado federal que propone el PSOE como soluci¨®n a esta crisis territorial?
R. Nosotros, como pa¨ªs, hemos hecho una progresi¨®n clara a la federalizaci¨®n que denominamos Estado auton¨®mico. Tengo que recordar que en el momento de salida de una dictadura el hecho mismo de hablar de un Estado federal generaba reacciones tan duras y negativas que hac¨ªan casi imposible el acuerdo. Por tanto, los que cre¨ªamos y creemos en una estructura federal, que sin duda ser¨ªa m¨¢s clara como estructura descentralizada del Estado, aceptamos avanzar a trav¨¦s de la descentralizaci¨®n auton¨®mica. Claro que se parecen un modelo y otro, pero uno de los temas candentes, como el de la fiscalidad y la financiaci¨®n auton¨®mica, e incluso local, tendr¨ªan un encaje mucho m¨¢s racional y f¨¢cil en un Estado federal. Alemania no es una mala soluci¨®n.
El autogobierno de Castilla-La Mancha no debe ser igual que el de Catalu?a
P. Ustedes aprobaron el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, que permite tomar ¡°las medidas necesarias¡± contra una autonom¨ªa que incumpla la Constituci¨®n. ?Ser¨ªa partidario de aplicarlo en Catalu?a si la Generalitat impulsa una consulta ilegal?
R. Responder a esta pregunta supondr¨ªa que creo probable o incluso posible que un Gobierno auton¨®mico como el de Catalu?a est¨¦ dispuesto a romper las reglas del juego que nos obligan a todos. La verdad es que no lo creo. Y no quiero que mi respuesta tense la cuerda innecesariamente. Pero s¨ª es claro, y lo reitero, que la Constituci¨®n y las leyes est¨¢n para cumplirlas y respetarlas, incluso cuando se intentan cambiar. Y esto es una obligaci¨®n de todos los poderes del Estado.
P. El PSOE pidi¨® en 1978 la Rep¨²blica. Hoy es un firme defensor de la monarqu¨ªa. ?Por qu¨¦ se dio este cambio?
R. La historia del PSOE est¨¢ impregnada de un sentimiento republicano, aunque en su definici¨®n era lo que se llama ¡°accidentalista¡±. La forma de Estado ten¨ªa que ser compatible con sus objetivos como partido al servicio de la sociedad. Hist¨®ricamente la monarqu¨ªa aparec¨ªa como un obst¨¢culo a las aspiraciones sociales y pol¨ªticas del PSOE, pero esto dej¨® de ser as¨ª con la actual monarqu¨ªa por la propia voluntad de Juan Carlos I y, sobre todo, por la definici¨®n de su papel en la Constituci¨®n. M¨¢s all¨¢ de los fallos que haya habido, nadie puede negar que la monarqu¨ªa juega lealmente su papel al servicio de la democracia y de la representaci¨®n de los intereses de Espa?a en el mundo. Por eso, respetamos a la persona y a la instituci¨®n sin que ese respeto nos impida analizarlas cr¨ªticamente para mejorarlas.
P. Miquel Roca sostiene que no hace falta cambiar la Constituci¨®n para eliminar la discriminaci¨®n a la mujer en la sucesi¨®n de la Corona, que bastar¨ªa con una ley org¨¢nica.
R. Creo, como Miquel Roca, que una ley org¨¢nica permitir¨ªa acabar con ese anacronismo. Pero si, como deseo, se inicia un di¨¢logo para la reforma constitucional, este punto deber¨ªa figurar en la Carta Magna.
El PP declina conceder entrevistas
Como parte del especial sobre los 35 a?os de la Constituci¨®n, EL PA?S pidi¨® entrevistar a los tres ¨²ltimos expresidentes del Gobierno: Felipe Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Este ¨²ltimo rehus¨® participar. Ning¨²n otro alto dirigente del PP quiso tampoco conceder una entrevista sobre este asunto, aunque la secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, s¨ª envi¨® una tribuna de opini¨®n, que se publica hoy en estas p¨¢ginas.
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