?Viva la Constituci¨®n!
El PSC no participa en el homenaje a la Constituci¨®n. El motivo consiste, al parecer, en la voluntad de no alinearse con el PP y Ciutadans formando un frente del no. Solo que eso no imped¨ªa organizar alg¨²n tipo de acto p¨²blico donde quedase de manifiesto la lealtad de los socialistas catalanes a la Ley Fundamental, al tiempo que su propuesta de federalizaci¨®n. Lealtad implica ¨²nicamente que no caben en el orden democr¨¢tico iniciativas tales como las de la autodeterminaci¨®n disfrazada de consulta forzosa, que la contravengan de modo abierto. Reformarla a fondo es otra cosa.
Al lado de su distanciamiento del independentismo de Mas-ERC, figura siempre la intenci¨®n del PSC de rehuir todo compromiso, no solo con los dos grupos estigmatizados por su espa?olismo, sino con el orden constitucional (el s¨ª a la consulta). As¨ª permanece sometido a constantes oscilaciones, como el alma de Garibay, a mitad de camino entre el cielo y el infierno. La gravedad de esta indeterminaci¨®n es tanto mayor por cuanto los socialistas catalanes fueron la clave de b¨®veda de la construcci¨®n pol¨ªtica en la Catalunya plural.
El problema de la deslealtad no ha sido solo propio de los socialistas y de otros dem¨®cratas catalanes. Conviene recordar que el mazazo de la manifestaci¨®n de la Diada del 11 de septiembre de 2012 sorprendi¨® a todos, y en primer lugar al presidente del Gobierno, que de antemano la priv¨® de toda importancia. En ese clima de inseguridad, solo faltaba que un ensalzado constitucionalista rompiese una lanza a favor de la autodeterminaci¨®n catalana, marginando la Constituci¨®n (y lo resuelto por el TC en septiembre de 2008). Fue la v¨¢lvula de escape para que se difundiera la coartada del ¡°di¨¢logo¡±, como en tiempos de ETA, utilizada por intelectuales reacios a adentrarse en terreno tan resbaladizo. Qued¨® as¨ª el campo abierto para que la cr¨ªtica al proceso puesto en marcha por Mas ¡ªmontado sobre la eliminaci¨®n en Catalu?a de todo pluralismo en el espacio p¨²blico¡ª, fuese monopolizada por una derecha que soluciona todo con el ¡°Catalu?a es Espa?a¡±. Blanco contra negro.
Mas y ERC conf¨ªan en una prueba de fuerza que Rajoy no pueda asumir
La Constituci¨®n deja as¨ª de ser marco jur¨ªdico de la pol¨ªtica para convertirse en muro de contenci¨®n. Tal parece ser la idea rectora de la pol¨ªtica del presidente Rajoy, en un juego de cuatro esquinas donde nadie se mueve de su sitio. Conf¨ªa en que los obst¨¢culos europeos le hagan la tarea frente a la reivindicaci¨®n catalanista, ignorando que si bien gobernar no es dialogar, s¨ª es en cambio reconocer los problemas graves, buscar consenso para las decisiones y tener informada a la opini¨®n p¨²blica. Por su parte, tras un breve momento de esperanza, la propuesta federal de PSOE-PSC sigue siendo una declaraci¨®n para salvar la cara. Y mientras, la vida sigue para Mas y ERC, confiados en ir cercando pol¨ªticamente al Gobierno, hasta tener delante una prueba de fuerza que Rajoy sea incapaz de asumir.
El gobierno PP, en cambio, s¨ª act¨²a a la hora de ir erosionando con fuerza el esp¨ªritu de la Constituci¨®n. La Ley de Seguridad plasma de nuevo el viejo concepto de orden p¨²blico, evitando la competencia judicial y asignando al Gobierno brutales sanciones para cuanto signifique movilizaci¨®n de protesta. Y en la LOMCE, desde su pre¨¢mbulo, y con la coartada de la meritocracia, la primac¨ªa del talento, resulta claro que la educaci¨®n ha de servir para la reproducci¨®n de las ¨¦lites, y si son cat¨®licas, mejor. El talento, nos dice Wert, surge en el vac¨ªo social de valores, actitudes, competencias previos, sin que cuente un condicionamiento econ¨®mico que sea preciso corregir. Para los de abajo, FP. Y centralizaci¨®n (y pauperizaci¨®n) por todas partes, desde la lengua a la direcci¨®n de los centros, m¨¢s subvenciones a lo privado. Los intereses generales no cuentan en un discurso de encefalograma plano, basado en eslogans orientados a un solo fin: la perpetuaci¨®n de una hegemon¨ªa. Y ahora, a por la Universidad p¨²blica, ya convenientemente sangrada en la corrida organizada por este taur¨®filo.
Hay, pues, que mantener en pie el estandarte de la Constituci¨®n de 1978, que ampar¨® por m¨¢s de un tercio de siglo nuestras libertades y nuestro progreso econ¨®mico y social. Frente al c¨ªrculo de restricciones trazado desde este Gobierno. Frente a un reto independentista que supone dinamitar el sistema pol¨ªtico vigente. Y frente a quienes se oponen ¡ªGobierno, PP, UPyD¡ª a una reforma en profundidad de la propia Constituci¨®n que permita una organizaci¨®n federal del Estado inclusiva y, llegado el caso, un cauce de expresi¨®n democr¨¢tica para quienes opten por abandonarlo.
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