Una muerte que sigue en el aire
La familia de un espa?ol que muri¨® en un aeropuerto de Roma sedado y esposado intenta que el caso no se cierre

Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Alemany muri¨® en un aeropuerto romano despu¨¦s de ser esposado por dos polic¨ªas italianos y sedado por dos sanitarios. La fiscal¨ªa est¨¢ a punto de cerrar el caso, pero la herida de su familia sigue abierta. Lleva un a?o supurando. Desde que este chico de 25 a?os de Oliva, en Valencia, se qued¨® en la pista de embarque.
¡°Ese d¨ªa, el 17 de noviembre, no se nos va a olvidar nunca¡±, relata Esmeralda Mart¨ªnez, t¨ªa del joven. Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez trabajaba desde hac¨ªa meses como transportista. En el trayecto hasta Roma discuti¨® con su compa?ero de cami¨®n. Llevaba tres d¨ªas de carretera como segundo ch¨®fer, lo que se conoce en la jerga del sector como tironero. Y decidi¨® volverse por su cuenta desde la capital italiana.
Pidi¨® a sus abuelos y t¨ªos que le compraran un billete. No dio muchas explicaciones. El vuelo m¨¢s cercano que consiguieron en una agencia de esta localidad valenciana fue uno de bajo coste con destino a Madrid. Unos 140 euros. Sal¨ªa a las nueve de la ma?ana del d¨ªa siguiente. Jos¨¦ Luis pas¨® la noche en el aeropuerto de Ciampino.
Apenas durmi¨®. ¡°Habl¨¦ con ¨¦l a las siete de la ma?ana¡±, contin¨²a Esmeralda. ¡°Le hab¨ªan hecho moverse de sala y estaba esperando a ver su salida¡±. Durante las tres horas que le separaban a ¨¦l de su llegada Barajas y a su familia del viaje en coche para recogerlo fue cuando falleci¨®. Bastaron 10 minutos, en realidad. Los que transcurrieron desde que fue reducido en la escalera de un avi¨®n que no era el que le correspond¨ªa por dos carabinieri, un m¨¦dico y un enfermero hasta que sufri¨® una parada cardiorrespiratoria en el suelo de la pista.
Las primeras informaciones fueron confusas. Seg¨²n declar¨® a Efe el jefe de Polic¨ªa de Fronteras del aer¨®dromo, Antonio del Greco, el joven ¡°se salt¨® el control de embarque y corri¨® por la pista hacia un avi¨®n en direcci¨®n a Bari, al sur de Italia¡±. Seg¨²n la familia, el chico se equivoc¨® de aparato y era incapaz de entender las indicaciones en italiano o en ingl¨¦s que le daba la tripulaci¨®n para que lo abandonase, as¨ª que llamaron a los polic¨ªas. Los agentes adujeron que cuando llegaron estaba ¡°muy alterado¡± y respond¨ªa de forma ¡°violenta¡±. Por eso llamaron a una ambulancia. Acudieron un m¨¦dico y un enfermero. Le inyectaron un calmante y le tumbaron en la camilla. En segundos, Jos¨¦ Luis perdi¨® el conocimiento y sufri¨® un colapso que le dej¨® sin constantes vitales.
Alegaron un desorbitado estado de excitaci¨®n provocado, presuntamente, por consumo de drogas. Algo que fue desmentido m¨¢s adelante. Por partida doble: primero por un m¨¦dico nombrado por la fiscal¨ªa y luego por otro elegido por la familia. En la autopsia se perdi¨® una de las muestras. La del humor v¨ªtreo, el l¨ªquido de la retina. Y se descart¨® la existencia de sedantes en el organismo. Todo seg¨²n la denuncia de los familiares.
Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez fue reducido en la escalera de un avi¨®n por varios agentes de seguridad, un m¨¦dico y un enfermero
Un segundo informe toxicol¨®gico, solicitado por la defensa y redactado por una doctora italiana, descarta el uso de alcohol o alucin¨®genos. Y revela restos de Valium y Talofen ¡ª dos f¨¢rmacos utilizados para ¡°sedaciones r¨¢pidas en estados de agitaci¨®n aguda¡±¡ª en el cuerpo de Jos¨¦ Luis, algo que no apareci¨® en el primer informe. Otro m¨¦dico forense contactado por los parientes del fallecido y que hab¨ªa asistido a la autopsia y examinado los resultados afirma que el facultativo y el enfermero procedieron de forma ¡°imprudente y negligente¡±. ¡°Intervinieron sin precauciones, sin informarse sobre las condiciones del paciente y exponi¨¦ndole a un riesgo elevado de salud no justificado que determin¨®, con m¨¢xima probabilidad, la depresi¨®n del sistema nervioso central capaz de causar la muerte. No respetaron ning¨²n protocolo terap¨¦utico¡±, subraya el m¨¦dico.
El c¨ªrculo m¨¢s cercano al joven fallecido explica c¨®mo los sanitarios se alejaron del paciente, que yac¨ªa en el suelo, sin controlar su evoluci¨®n despu¨¦s de haber sido calmado y sin efectuar un diagn¨®stico que demostrase la necesidad de la intervenci¨®n terap¨¦utica. Un procedimiento discutible que se suma al de haberle suministrado los medicamentos ¡°en una situaci¨®n de confusi¨®n¡±, mientras la polic¨ªa sujetaba al joven ¡°y lo manten¨ªa esposado sin llevarlo a la enfermer¨ªa¡±. Algo innecesario, seg¨²n la abogada que lleva el caso, pues ¡°como pueden comprobar varios testigos y v¨ªdeos, no estaba actuando de manera violenta y podr¨ªan haberle desalojado de forma pac¨ªfica¡±, reflexiona por tel¨¦fono.
¡°Si te encuentras a un paciente descontrolado, tienes que actuar de alguna manera para apaciguarlo¡±, responde Mercedes Moral, veterana anestesista de un hospital p¨²blico madrile?o. ¡°Los sedantes no son inocuos. Tienen efectos secundarios que hay que vigilar¡±, agrega. Esta profesional reconoce que tratar a alguien en la calle suele ser perentorio. ¡°No conoces su historia, no puedes monitorizar correctamente y tienes que tomar decisiones muy r¨¢pidas¡±, apunta. La urgencia impide en algunos casos establecer un diagn¨®stico preciso, pero raramente conlleva resultados tan dram¨¢ticos como el de Jos¨¦ Luis.
La tragedia fue un mazazo para una familia desestructurada que lucha desde hace tiempo por mantenerse unida. Jos¨¦ Luis acababa de tener un hijo y viv¨ªa con su novia, que arrastra el duelo trabajando en una tienda de calzado familiar. Antes, tras la separaci¨®n de sus padres, compart¨ªa domicilio con sus abuelos, su padre y su t¨ªa. Es ella la que a¨²n se retuerce pensando en los papeles para hacerse pareja de hecho que estaba a punto de presentar. O en el contrato indefinido reci¨¦n firmado.
Tambi¨¦n lo rememora su t¨ªo, Dami¨¢n Gonz¨¢lez. Este trabajador de 33 a?os es quien se encarga del asunto. Fue junto al padre y la novia a reconocer el cad¨¢ver. ¡°No quer¨ªan que lo vi¨¦ramos bien. Le quitamos la s¨¢bana que lo cubr¨ªa y ten¨ªa las marcas de las esposas¡±, lamenta en el sal¨®n de la casa familiar. Desde entonces, no ha abandonado el contacto con la Embajada espa?ola y con la abogada. Calcula que llevan gastados 12.000 euros entre la estancia en Roma, los vuelos, la autopsia y los servicios jur¨ªdicos.
Los parientes no creen la versi¨®n oficial y han gastado 12.000 euros entre viajes, autopsias y servicios jur¨ªdicos
Ahora saca el poco tiempo que le deja su trabajo en el campo para hacer p¨²blica la denuncia sobre el suceso. Creen que no tienen apoyo de los organismos estatales y que la justicia italiana quiere dar carpetazo cuanto antes para ¡°ocultar¡± su sobreactuaci¨®n.Toda la documentaci¨®n del asunto ¡ªcon los testimonios policiales, m¨¦dicos y de los familiares interrogados¡ª es secreta y est¨¢ en fase de instrucci¨®n. En una imagen de la defensa se ve de forma borrosa a un grupo de operarios y personal del aeropuerto alrededor del joven camionero, aparentemente sereno.
En Oliva, localidad de cerca de 30.000 habitantes, dedicada principalmente a la agricultura, nadie utiliza descalificativos hacia Jos¨¦ Luis. En el momento del accidente, los responsables de la empresa donde trabajaba, la transportista Llacer y Navarro, buscaron a la abogada. El seguro cubri¨® la repatriaci¨®n del cuerpo sin vida. No quisieron hacer ninguna declaraci¨®n al respecto m¨¢s que apoyar ¡°en todo lo posible¡± a la familia. En las cocheras de una compa?¨ªa de unos 700 empleados, muchos compa?eros se enteraron por la prensa y desconoc¨ªan los or¨ªgenes del acontecimiento. ¡°Pasas muchas horas metido en el espacio de la cabina con otra persona. Imag¨ªnate la de peleas que puede haber¡±, esquivaba uno de ellos.
¡°Hacemos como si estuviera de viaje¡±, concluye su t¨ªa Esmeralda. ¡°Solo queremos que se aclare y que no le pase esto a nadie m¨¢s¡±, repite su t¨ªo Dami¨¢n, junto a una carpeta llena de fotocopias. El resto de la familia prefiere esperar y guardar silencio. El mismo que reina en la casa desde hace m¨¢s de un a?o. Cuando Jos¨¦ Luis dej¨® de pasarse a comer casi a diario debido a una parada cardiorrespiratoria antes de embarcar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.