El ceut¨ª que no quiso ser m¨¢rtir
Esta es la historia del 'muyahid¨ªn' Abdeluahid Sadik, regresado a Espa?a desde la guerra siria Es el primero que lo consigue, pero la polic¨ªa desconf¨ªa de un guerrero entrenado para matar
Abdeluahid Sadik Mohamed, un ceut¨ª de 28 a?os, nervioso e impulsivo, es el primer muyahid¨ªn espa?ol que vuelve con vida de la guerra santa en Siria, el ¨²nico testigo del horror y la batalla. ?l afirma que es porque consigui¨® escaparse del campamento de la Yihad tras negarse a convertirse en una bomba humana m¨¢s. La polic¨ªa espa?ola tiene sus reservas dados los ocho meses de preparaci¨®n terrorista que ha recibido en Siria y la experiencia adquirida en misiones tan arriesgadas como el sangriento ataque a la c¨¢rcel iraqu¨ª de Abu Ghraib, en julio. Por eso le mantiene preso desde que desembarc¨® en M¨¢laga el pasado 5 de enero.
Sangre, ruido y un calor asfixiante es lo que recuerda Sadik de la madrugada del 22 de julio de 2013 en Bagdad (Irak). Suicidas al volante de camiones y coches bomba abrieron enormes boquetes en los muros de la prisi¨®n de Abu Ghraib, uno de los fortines m¨¢s seguros de la ciudad. Decenas de terroristas armados con Kal¨¢shnikov asaltaron la c¨¢rcel ¡ªprotegidos por fuego de mortero¡ª y liberaron a m¨¢s de 500 yihadistas presos.
Abdeluahid Sadik Mohamed particip¨® en el asalto a la prisi¨®n ¡ªdonde soldados norteamericanos protagonizaron casos de torturas durante la invasi¨®n de EE UU¡ª, presenci¨® la carnicer¨ªa y salv¨® su vida en la acci¨®n m¨¢s osada del Estado Isl¨¢mico de Irak y Levante (ISIL), brazo armado de Al Qaeda en el que militaba. Murieron, al menos, 23 soldados iraqu¨ªes y cayeron varios terroristas. Otros comandos atacaron a la misma hora la prisi¨®n de Taj, al norte de Bagdad, y liberaron a 400 islamistas. Los combates duraron 10 horas. Un ataque audaz que sorprendi¨® al Gobierno del primer ministro Nuri Kamal al Maliki.
El muyahid¨ªn espa?ol hab¨ªa viajado de noche en un cami¨®n militar desde Alepo (Siria) hasta Irak. Lo hab¨ªan elegido, una vez m¨¢s, para una batalla de la yihad, pero no sab¨ªa ad¨®nde iba ni en qu¨¦ acci¨®n iba a participar, solo que se dirig¨ªa a un lugar m¨¢s lejano que los de costumbre y que en el cami¨®n hac¨ªa un calor insoportable. Esa madrugada volvi¨® a salvar su vida y regres¨® al campamento entero, sin un solo rasgu?o. Crey¨® que hab¨ªa sido bendecido por Al¨¢.
El muyahidin estaba en paro, pero se pag¨® el billete de avi¨®n hasta Turqu¨ªa y el Kal¨¢shnikov que us¨®
Abdeluahid est¨¢ casado, tiene dos hijos de 5 y 6 a?os y reside en El Pr¨ªncipe, el barrio m¨¢s deprimido de Ceuta, donde viven 12.000 personas; un vivero efervescente donde pescan los reclutadores de los grupos de Al Qaeda que combaten al r¨¦gimen de Bachar el Asad. Al menos nueve j¨®venes de este y otros barrios pr¨®ximos han viajado all¨ª en busca del martirio. Rachid, Piti y Tafo se reventaron con un explosivo y causaron centenares de v¨ªctimas. El resto, marroqu¨ªes residentes en Ceuta, tampoco han vuelto. ¡°Van con la firme determinaci¨®n de no regresar. Lo comentan sin rubor a sus familiares y amigos¡±, asegura un analista policial.
El viaje de Abdeluahid hacia la yihad siria se inici¨® el 29 de abril de 2013. Se despidi¨® de su mujer, una joven marroqu¨ª que trabajaba de limpiadora en casa de sus padres; bes¨® a sus hijos y prometi¨® que volver¨ªa pronto. En Casablanca (Marruecos) tom¨® un vuelo hasta Estambul (Turqu¨ªa) y de all¨ª otro hasta el aeropuerto turco de Hatay. Desde all¨ª, un facilitador de la red le ayud¨® a cruzar la frontera siria y le condujo hasta un campamento del ISIL pr¨®ximo a Alepo.
Abdeluahid se pag¨® el viaje. Estaba en el paro, pero su familia se mueve como pez en el agua en los negocios inconfesables que sostienen a decenas de familias de El Pr¨ªncipe. Quer¨ªa emular a Rachid, el taxista de 33 a?os que al volante de un cami¨®n bomba caus¨® 130 muertos en un cuartel militar; a Piti, de 30, y a Tafo, de 24, que viajaron un a?o antes y ahora son h¨¦roes en su barrio, un enorme complejo de casas ilegales que no aparecen en el callejero, un territorio de cuestas empinadas donde no entra la polic¨ªa, mandan los traficantes de droga y se baten cada a?o r¨¦cords de paro juvenil y fracaso escolar. ¡°El sacrificado es un h¨¦roe y sus familiares tienen tratamiento de respeto. Los que se van saben que sus familias no se quedan solas, que recibir¨¢n ayudas de la red. Hay muchas formas: desde entregarles dinero hasta no cobrarles en la carnicer¨ªa¡±, afirma un agente de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n.
Tres d¨ªas despu¨¦s de salir de Ceuta, Abdeluahid respond¨ªa a la pregunta de los responsables del campamento del ISIL, una base pr¨®xima a Al Atarib, ciudad de unos 35.000 habitantes en una zona monta?osa rodeada de cultivos de trigo, algod¨®n y olivos, a unos 30 kil¨®metros de Alepo y a una hora en coche de la frontera con Turqu¨ªa.
¡°Y t¨², ?de parte de qui¨¦n vienes?¡±. La misma pregunta que escucharon semanas antes de morir Rachid, Piti y Tafo cuando se integraron en el Frente al Nusra, la principal filial de Al Qaeda en Siria. De su respuesta y credenciales depende el futuro inmediato del voluntario. El yihadista ceut¨ª entreg¨® su pasaporte, su tel¨¦fono m¨®vil y su ropa, y recibi¨® un uniforme y unas botas. Al igual que sus compa?eros, se pag¨® su Kal¨¢shnikov.
Ese mismo d¨ªa le asignaron a una de las c¨¦lulas del Estado Isl¨¢mico de Irak y Levante, que dirige Abu Bakr al Bagdadi, y que ha extendido su acci¨®n a Siria, donde domina varias ciudades y ha establecido la sharia o ley isl¨¢mica. ¡°Los desnudan y les quitan todo por motivos de seguridad. Incluido el pasaporte. As¨ª est¨¢n m¨¢s atados a la organizaci¨®n si piensan en desertar¡±, explica un agente que investiga a la red ceut¨ª.
Durante 40 d¨ªas, Abdeluahid recibi¨® un curso de adiestramiento militar y adoctrinamiento religioso. Estuvo integrado en una c¨¦lula de 20 personas donde fue vigilado y observado. Su grupo lo integraban yihadistas franceses, portugueses y alemanes. Est¨¢ prohibida la presencia de europeos de la misma nacionalidad. ¡°No se f¨ªan de ellos. Incluso dentro del grupo hay miembros de la red que simulan ser voluntarios. Los van clasificando en funci¨®n de su grado de fiabilidad y fanatismo¡±, asegura un investigador. ¡°La instrucci¨®n que reciben es muy precaria: montar un Kal¨¢shnikov, apuntar, disparar, leer un plano y manejar una radio. Son carne de ca?¨®n frente a un ej¨¦rcito convencional¡±, apunta un jefe antiterrorista.
El primer encargo del muyahid¨ªn ceut¨ª fue vigilar el campamento armado con su Kal¨¢shnikov. Transcurridos los 40 d¨ªas de prueba, comenzaron las misiones militares en el ¨¢rea de Alepo contras las tropas de Bachar el Asad.
"Ver¨ªamos con buenos ojos que te incorporaras a una operaci¨®n de martirio", le propusieron
¡°Abdeluahid, tienes que ir a una misi¨®n¡±. La orden jam¨¢s recibe una respuesta ni, por supuesto, una pregunta. Las misiones del ISIL son siempre secretas. El joven voluntario particip¨® en varias y vio morir a sus enemigos y a sus compa?eros. Presenci¨® acciones suicidas de miembros de su c¨¦lula y sobrevivi¨® a la batalla. ¡°A los nuestros o a los magreb¨ªes no los consideran prestigiosos combatientes. Esos son los iraqu¨ªes que llevan a?os de lucha y los sirios. Los nuestros son material fungible y terminan en las zonas m¨¢s duras de la resistencia y en primera l¨ªnea de combate¡±, asegura un analista de inteligencia.
El yihadista ceut¨ª sal¨ªa en ocasiones del campamento y caminaba hasta Al Atarib, la localidad m¨¢s cercana. All¨ª, fuera del control del ISIL, se encontr¨® con otros espa?oles que estaban en diferentes campamentos o c¨¦lulas. Fue as¨ª como recibi¨® la noticia de que sus amigos murieron en combate o en acciones suicidas. El boca a boca corr¨ªa a velocidad de v¨¦rtigo, y la muerte de los conocidos, de los que nunca volver¨¢n a pasear por las empinadas calles de El Pr¨ªncipe, era la conversaci¨®n preferida. En alguna de estas salidas contact¨® con su mujer y su hermana, que le rogaban que volviera. La familia hab¨ªa presentado una denuncia en Ceuta por su desaparici¨®n.
A la yihad desde Espa?a
La polic¨ªa ha detectado la marcha a Siria desde Espa?a de 95 yihadistas que se han unido a Al Qaeda. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha constatado la presencia en Siria de, al menos, 55. Y certificado 11 muertes.
De los muyahidines que salieron de Espa?a, la polic¨ªa y el CNI coinciden en que 13 son espa?oles, en su mayor¨ªa ceut¨ªes. El resto eran residentes legales en Espa?a. Al menos 11 yihadistas se han suicidado contra objetivos militares del Ej¨¦rcito de Bachar el Asad.
El ceut¨ª Rachid Wahbi estrell¨® un cami¨®n contra un cuartel y caus¨® 130 muertos. Otros dos ceut¨ªes, Mustaf¨¢ Mohamed Layachi, Piti, y Mustaf¨¢ Mohamed, tambi¨¦n se suicidaron en atentados.
Tras varias acciones en Siria, Abdeluahid segu¨ªa vivo y bendecido por Al¨¢. Y entonces lleg¨® la temida pregunta que le quitaba el sue?o desde que atraves¨® la puerta del campamento terrorista, adonde no cesaban de llegar combatientes extranjeros¡ª se calcula que hay unos 7.000 luchando en Siria¡ª, un rosario de barracones con su campo de tiro donde nunca faltaba comida y armas para los muyahidines.
¡ªAbdeluahid, ver¨ªamos con muy buenos ojos que te incorpores a una operaci¨®n de martirio.
¡ªLo siento, pero no estoy preparado ¡ªrespondi¨® el joven.
Ni el aval ni la preparaci¨®n del ceut¨ª estaban a la altura de operaciones de mayor calado. Abdeluahid no habla idiomas, no tiene cultura, ni un pasaporte jordano o saud¨ª que sirva a Al Qaeda de salvoconducto para ataques m¨¢s sofisticados. A ojos de sus jefes del ISIL era una simple ¡°unidad¡±, un soldado de infanter¨ªa cuyo mejor servicio es una acci¨®n suicida. Un perfil id¨¦ntico al del taxista Rachid, el repartidor Tafo o de Piti. ¡°Era uno entre un mill¨®n, perfil de pelot¨®n, carne de ca?¨®n para no salir de all¨ª jam¨¢s¡±, describe un inspector.
Despu¨¦s de la primera negativa a convertirse en m¨¢rtir y recibir los favores de 72 v¨ªrgenes en el para¨ªso, lleg¨® el asalto a la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib, una misi¨®n hacia una muerte casi segura de la que sali¨® indemne. ¡°En el instante en que se dieron cuenta de que no quer¨ªa morir, le empezaron a mandar a acciones m¨¢s peligrosas¡±, asegura uno de los investigadores.
Abdeluahid asegura que decidi¨® salir de all¨ª, escapar de las garras del ISIL, cuando volvieron varias veces a sondearle con la temida pregunta del martirio. Y su temor creci¨® cuando escuch¨® a otros voluntarios que, en ocasiones, algunos muyahidines mor¨ªan en coches bomba sin saber que los estaban pilotando. Supuestamente, otros miembros del comando accionan la carga a distancia desde otro veh¨ªculo.
Huir del campamento no es f¨¢cil. Nada m¨¢s llegar les quitan los pasaportes para que no puedan regresar
Abandonar no es f¨¢cil. Su mayor escollo era recuperar su pasaporte espa?ol en manos de los jefes del ISIL. Llegar sin documentaci¨®n a Turqu¨ªa era un problema, aunque su hermana y su mujer le aconsejaron que se presentara en la embajada. Abdeluahid asegura que sab¨ªa d¨®nde estaban los pasaportes y que rob¨® el suyo. A principios de enero, tras varios intentos fallidos y con la ayuda de ¡°un amigo¡± que le traslad¨® desde Al Atarib hasta la frontera con Turqu¨ªa, cruz¨® el checkpoint (puesto de seguridad) corriendo entre la multitud. Consigui¨® llegar hasta Antioqu¨ªa, donde tom¨® un vuelo a Estambul. Estaba vivo y su aventura yihadista hab¨ªa terminado.
El pasado d¨ªa 5, Abdeluahid cay¨® en el control policial del aeropuerto de M¨¢laga cuando descend¨ªa de un vuelo procedente de la capital turca. Llevaba un tel¨¦fono sin tarjeta. ¡°Lleg¨® limpio. Tir¨® cualquier cosa que le pueda incriminar¡±, apostilla uno de los investigadores. ¡°Es el primer caso conocido de un yihadista que ha regresado a Espa?a tras haber recibido formaci¨®n militar, adoctrinamiento religioso y haber adquirido experiencia de combate durante varios meses en Siria e Irak¡±, afirma el auto del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que le envi¨® a prisi¨®n por integraci¨®n en organizaci¨®n terrorista. ¡°Es un milagro que haya vuelto vivo¡±, afirma un agente.
Abdeluahid est¨¢ casado, tiene dos hijos y reside en el barrio de El Pr¨ªncipe de Ceuta, el vivero de Al Qaeda
La polic¨ªa tiene dudas sobre la versi¨®n facilitada por el ceut¨ª. Solo ha reconocido con orgullo su participaci¨®n en el asalto a la prisi¨®n de Abu Ghraib, pero no ha facilitado ning¨²n detalle de las otras acciones que le asignaron para no incriminarse. ¡°Quiere vendernos la idea de que es una v¨ªctima, que escap¨® por miedo a morir, pero no podemos descartar que sea un enviado de Al Qaeda para cometer acciones aqu¨ª. Su peligro potencial es brutal, como el de cualquiera que vuelve de una experiencia similar¡±, advierte uno de los responsables de la investigaci¨®n. Al Zawahiri, el l¨ªder egipcio de la organizaci¨®n y sucesor de Bin Laden, ha ordenado el retorno de yihadistas para que ataquen en sus pa¨ªses de origen. ¡°Cada vez hay m¨¢s referencias a hacer la yihad en casa¡±, apunta tambi¨¦n el auto del juez.
Pese a la detenci¨®n este verano de Karim, presunto reclutador de los suicidas ceut¨ªes que han causado centenares de muertos en Siria ¡ªlos investigadores est¨¢n convencidos de que Abdeluahid ha regresado tambi¨¦n con las manos manchadas de sangre¡ª, la red est¨¢ todav¨ªa viva y sigue enviando hacia la muerte a j¨®venes, en su mayor¨ªa de Castillejos, una localidad marroqu¨ª pr¨®xima a la frontera de El Tarajal. ¡°En las redes hay herencia o sucesi¨®n de experiencias. Nos enfrentamos a un enemigo que est¨¢ vivo y evoluciona¡±, describe un especialista de la polic¨ªa.
El caso de Abdeluahid no es ¨²nico. Ya hay retornados en Francia y a Marruecos, en este pa¨ªs varias decenas. Algunos ya han sido detenidos. Todos potenciales terroristas. ¡°La lista negra es muy grande. No sabemos cu¨¢ntos han ido ni cu¨¢ntos han regresado. Esa es la realidad y ah¨ª radica el peligro¡±, reconoce un responsable de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. ¡°Para algunos de los que vuelven, la ¨²nica forma de reconciliarse con Al¨¢ es atacar aqu¨ª¡±, apostilla un agente.
Laarbi Mateis, dirigente del grupo Jamaat Tablight, que controla la mayor¨ªa de las mezquitas ceut¨ªes, asegura que para participar en la yihad ¡°tiene que haber permiso de los padres y de la esposa, y en estos casos no ha habido ninguno. Tres de las viudas me han confirmado que no sab¨ªan nada. Bastantes j¨®venes ya han dado marcha atr¨¢s gracias al asesoramiento que les hemos dado. Yo les digo: ¡®La yihad es obligatoria para los sirios, pero no para vosotros¡±. Al menos otros dos ceut¨ªes, uno de ellos menor, siguen en Siria en las huestes de Al Qaeda. Nadie sabe si volver¨¢n vivos.
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