La ca¨ªda del gran conseguidor
La fuga del due?o del grupo Esabe destapa una red de favores en el negocio de la seguridad Un directivo entrega a la Justicia 200 sellos falsificados de organismos oficiales para concurrir a concursos millonarios
En el n¨²mero 15 de la calle de Belfast, en un pol¨ªgono industrial a las afueras de Madrid, una nave gigantesca acoge los restos de lo que hasta hace muy pocos meses era una de las mayores empresas de seguridad de Espa?a: c¨¢maras acorazadas, 30 veh¨ªculos blindados, maquinaria de limpieza y alarmas valoradas en dos millones que ser¨¢n desahuciados por abandono el pr¨®ximo d¨ªa 24 si sus due?os no se presentan a rescatarlos.
Su propietario, Juan Jos¨¦ Prados del Pino, de 65 a?os, no est¨¢ ni se le espera. Permanece desaparecido desde octubre de 2012 junto a su esposa, Mar¨ªa Pilar Garc¨ªa de la Torre, de 58, y uno de sus tres hijos, un adulto con una discapacidad, y ha eludido por el momento la acci¨®n judicial. Una juez de Madrid le acusa de delitos contra la Seguridad Social y contra los derechos de los trabajadores ¡ªadeuda m¨¢s de 30 millones de euros¡ª y ha dictado una orden de b¨²squeda y captura internacional. Las primeras pistas conducen hacia Argentina y Portugal.
Ni la polic¨ªa que le investiga, ni la juez que instruye el caso, ni los 2.000 trabajadores que le han denunciado por impago de sus n¨®minas saben cuantificar el tama?o exacto del agujero que ha dejado a su plantilla y a la Seguridad Social este hombre grueso, paternalista, emprendedor y maestro en comprar voluntades entre los funcionarios de las administraciones donde sus empresas obten¨ªan millonarios concursos p¨²blicos. Entre ellos, el del propio Ministerio de Empleo y Seguridad Social, cuya sede vigilaban sus hombres, al que factur¨® m¨¢s de seis millones de euros. En su palco del Real Madrid, de 20 plazas, y en su yate Sweet Dreams 2,? de 31 metros de eslora, se acomodaron una larga lista de funcionarios y algunos sindicalistas. ¡°Era un gran conseguidor¡±, confiesa uno de sus extrabajadores y amigo.
Dos mil trabajadores han denunciado a Prados por impago de salarios
El caso acaba de tomar un giro inesperado. Antonio Silva, uno de los directivos de Esabe detenido e imputado junto a otras diez personas en una redada policial en diciembre de 2012, ha entregado a la juez Purificaci¨®n Romero, titular del Juzgado n¨²mero 37 de Madrid, 200 sellos de caucho, clich¨¦s, plantillas y pegatinas de decenas de organismos oficiales de Valencia, Madrid, Badalona, C¨¢ceres y Sevilla con los que supuestamente se falsificaron documentos p¨²blicos, seg¨²n aseguran fuentes de la investigaci¨®n a El PA?S..
?Para qu¨¦ se utilizaron los tampones de los Ministerios de Fomento y Justicia, la Agencia Valenciana de Salud, la Empresa Municipal de Aguas de Sevilla o la Consejer¨ªa de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, donde Esabe consigui¨® contratos por ocho millones? ?Y las plantillas de la Gerencia Territorial de Extremadura, la Intervenci¨®n del Ayuntamiento de Legan¨¦s, el hospital General Universitario de Alicante o la Junta Municipal de La Latina de Madrid? Los inspectores de la Unidad de Seguridad Privada, que dirige el comisario Esteban G¨¢ndara, creen que Esabe falsific¨® documentos de las administraciones donde concursaba para simular que estaba al corriente con la Seguridad Social. Sin esa acreditaci¨®n no podr¨ªa concurrir. Uno de los imputados ha confesado que en Valencia un tal Eloy facilit¨® los concursos del hospital de la Fe. ¡°Tuvo que haber connivencia entre pol¨ªticos y la empresa¡±, apunta Antonio Duarte, secretario de FTSP-USO, que ha denunciado a Esabe.
Juan Jos¨¦ Prados trabajaba a finales de los ochenta como director financiero de Esabe Ingenier¨ªa, propiedad de Jos¨¦ Luis Aguirre, entonces una de las compa?¨ªas de seguridad m¨¢s grandes de Espa?a. La empresa quebr¨® poco despu¨¦s y Prados mont¨® con cinco personas ESB (luego rebautizada como Esave y Esabe) en un modesto piso del barrio madrile?o de Ciudad Lineal. El vigilante Manuel Jurado fue una de las primeras 25 personas que comenz¨® a trabajar con ¨¦l: ¡°Consigui¨® el contrato de vigilancia de Nuevos Ministerios y abri¨® delegaciones por toda Espa?a. Iba a los concursos a la baja, con ofertas muy agresivas. Si hab¨ªa que cubrir un servicio con 100 vigilantes, ¨¦l lo hac¨ªa con 80, y el resto, con horas extraordinarias. En temas financieros era un hacha, enseguida sacaba la calculadora y hac¨ªa n¨²meros¡±.
Se march¨® porque tem¨ªa un linchamiento Alberto Salido, abogado de Prados
El sue?o de Prados era emular a la antigua Esabe y lo logr¨®. Extendi¨® el negocio de la vigilancia al transporte de fondos, a las alarmas, la limpieza y los servicios auxiliares. La plantilla creci¨® hasta 6.000 personas. En pocos a?os salt¨® del pisito en Ciudad Lineal a alquilar un edificio entero en la madrile?a calle de Cronos con gimnasio, escuela de formaci¨®n y un enorme s¨®tano donde instal¨® la base de transporte de fondos y las c¨¢maras acorazadas. En el parquin aguardaban un Ferrari rojo y el Audi 8 de su ch¨®fer. Su despacho estaba en la cuarta planta con una mesa de m¨¢rmol blanca donde se reun¨ªa con sus directivos, a los que convenci¨® con sobresueldos para que figuraran como administradores de sus empresas. Muchos d¨ªas les recordaba que ¨¦l era ¡°Dios¡±. Llama la atenci¨®n que Prados no aparece en ninguna de las 23 sociedades del grupo. ¡°Se estaba desvinculando por su edad¡±, esgrime Alberto Salido, su abogado.
En 2009 llegaron las primeras denuncias. Los trabajadores recib¨ªan sus salarios con atraso y cobraban las horas extra en talones cruzados y fuera de la n¨®mina. Jos¨¦ Mar¨ªa Ramos, un inspector de trabajo, comenz¨® a asomar su nariz por Esabe, y Mar¨ªa G., la jefa de recursos humanos de la empresa, a acudir todos los martes a la Inspecci¨®n de Trabajo a parar los golpes. ¡°Hab¨ªa muchas propuestas de sanci¨®n, pero hac¨ªamos alegaciones y recursos para demorarlas un a?o¡±, recuerda la extrabajadora, de 32 a?os. Llegaron sanciones millonarias que no se pagaban y comenzaron los embargos de cuentas. En 2011, Prados dej¨® de abonar las horas extra a sus empleados y hubo una avalancha de reclamaciones en los juzgados. El siguiente paso fue no pagar los salarios. Un vigilante al que se le adeudaban varios meses se ahorc¨® en Sevilla.
¡ª?T¨² sabes qui¨¦n es Dios?
¡ªNo.
¡ªLo conoces bien, lo tienes delante.
As¨ª describe el vigilante Francisco Quintero, de 46 a?os, padre de dos hijos, la conversaci¨®n que tuvo con Prados cuando le comunic¨® en su despacho que le iban a embargar su piso de 50 metros en Carabanchel (Madrid) por no poder pagar la hipoteca. ¡°Me dio buenas palabras, pero no cobr¨¦ y perd¨ª mi casa. Siempre dec¨ªa que ¨¦l cuidaba por sus hombres y mujeres¡±.
El puente del Pilar de 2012, Prados y su esposa se despidieron de sus empleados m¨¢s fieles: ¡°Hasta el lunes¡±. Fue la ¨²ltima vez que se les vio en la sede de la calle de Cronos. Dos meses despu¨¦s lleg¨® la redada policial del comisario G¨¢ndara. ¡°Lo buscamos, pero no lo localizamos¡±, asegura un responsable policial. Salido, el abogado de Prados, afirma que estaba en su casa de M¨¢laga y que se reuni¨® con ¨¦l hasta esfumarse. ¡°Nos vimos en mi despacho este pasado verano. Luego se march¨®, tem¨ªa un linchamiento. La Administraci¨®n le debe casi 20 millones. No pagaba porque no le pagaban. Esa es la causa de todo¡±.
Prados logr¨® con regalos muchos favores, informaci¨®n sobre los concursos y que le agilizaran algunos pagos en Madrid y Valencia. ¡°Fiestas, relojes y hasta un BMV 320. Era muy espl¨¦ndido con los funcionarios que mov¨ªan los contratos¡±, confiesa uno de sus extrabajadores y amigo.
El yate del empresario ha desaparecido. La juez no acept¨® la petici¨®n de embargo de la Polic¨ªa. La ¨²ltima vez que fue avistado iba rumbo a Gibraltar. ¡°All¨ª ten¨ªa algo¡±, afirma una de sus exdirectivas.
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