Los fichajes de la cazatalentos Aguirre acaban en Suiza

El mayor talento de Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, exministra de los Gobiernos de Aznar y primera mujer al frente del Senado, no es la habilidad para atraer la atenci¨®n medi¨¢tica ¨Cque la tiene-, sino la formidable capacidad para reescribir a su conveniencia el relato pol¨ªtico. As¨ª se explica que la todav¨ªa ¡°lideresa¡± del PP en Madrid se permita dar lecciones de democracia interna y cuestionar la designaci¨®n del candidato de su partido en Andaluc¨ªa, Juan Manuel Moreno, criticando el ¡°dedo divino¡± que lo ha puesto en el cargo y a la vez asista sin inmutarse a la ca¨ªda a cuentagotas de sus hombres de confianza. Como si sus propios dedos divinos no fueran los que un d¨ªa los se?alaron para cargos de alta responsabilidad en sus Gobiernos o en su partido.

La ¨²ltima pieza de esta cacer¨ªa de extalentos pol¨ªticos en la que parece haberse embarcado la ahora empleada de una empresa de cazatalentos es el senador y diputado auton¨®mico Francisco Granados, que ha anunciado que deja sus esca?os en el Senado y la Asamblea de Madrid tras conocerse que ten¨ªa una cuenta con 1,4 millones de euros en Suiza. Mientras ¨¦l tomaba la ¨²nica salida digna posible, su antigua mentora hac¨ªa escarnio y explicaba en Antena 3 que en su d¨ªa lo destituy¨® por ser el autor de una filtraci¨®n. Es decir, que no pes¨® el hecho de que se negara a ser el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid y le dijera que no a la todopoderosa presidenta, sino que era una persona de la que ella no se pod¨ªa fiar. Lo destituy¨® tras las elecciones de 2011, seg¨²n su versi¨®n, por una filtraci¨®n, aunque sobre Granados pesaban sospechas de corrupci¨®n desde 2006.

La hoja de servicios a mayor gloria de Aguirre del que fuera su mano derecha en el partido muestra de todo menos esa desconfianza sobrevenida. Granados no solo ha sido el secretario general del PP de Madrid y, por tanto, el hombre que busc¨® por toda Espa?a los avales que necesitaba la expresidenta para enfrentarse a Mariano Rajoy en el congreso de Valencia de 2008, y que nadie quiso dar. Ha sido tambi¨¦n uno de los hombres fuertes de los Gabinetes de Aguirre como consejero de Presidencia, Justicia, Interior y Transportes. Fue a quien ella coloc¨® para presidir la comisi¨®n del tamayazo ¨Cque se abri¨® en el verano de 2003 para investigar por qu¨¦ dos diputados socialistas no hab¨ªan acudido a la votaci¨®n que deb¨ªa poner a la izquierda al frente de Madrid- con la buscada intenci¨®n de ofrecer un perfil de ¨¦tica y ecuanimidad en aquellos d¨ªas de esc¨¢ndalo pol¨ªtico may¨²sculo. Eso permiti¨® al PP dar carpetazo a este feo asunto sin bajas graves.

Despu¨¦s, Francisco Granados fue el jefe de la campa?a auton¨®mica de 2007, la primera en la que el PP arras¨® y logr¨® quitarse de encima las acusaciones de malas artes electorales.

En aquella campa?a, Granados comparti¨® responsabilidades con otro hombre de confianza de la presidenta, que tambi¨¦n ha ca¨ªdo ya. Alberto L¨®pez Viejo, exconsejero de Deportes y hoy imputado en el caso G¨¹rtel, cobr¨® durante al menos cinco a?os mordidas del 10% por cada acto de la lideresa. Un hombre tan cercano a la presidenta que, como viceconsejero de Presidencia, durante a?os y ante el enorme enfado de sus propios compa?eros de filas, fue el ¨²nico que recib¨ªa un sobresueldo por tener esca?o en la Asamblea. Su ¨²nica obligaci¨®n era ir a votar tres tardes al mes.

Aguirre llev¨® a L¨®pez Viejo a su Gabinete, desoyendo las numerosas voces que, incluso de dentro del propio Gobierno, le advirtieron, primero, de que la gesti¨®n que hab¨ªa hecho ¨¦l en el Ayuntamiento ten¨ªa muchas sombras, y, despu¨¦s, de sus irregulares manejos en las cuentas regionales.

Pero de ser el hombre que, preocupado por el estilismo de Aguirre, era el primero en conocer el color de sus vestidos para que las traseras de los m¨ªtines fueran a juego, pas¨® al rango de apestado tras la imputaci¨®n. ¡°No era en absoluto hombre de mi total confianza", le dijo sin inmutarse Aguirre al juez Pablo Ruz, el instructor, durante su testimonio por escrito el pasado diciembre.

Similar trat¨® prest¨® la presidenta del PP a Benjam¨ªn Mart¨ªn Vasco, otro de los cargos del PP implicado en la trama G¨¹rtel, a quien dej¨® desde entonces de saludar por los pasillos de la C¨¢mara. Un hombre que, para no ser de la confianza de Aguirre, fue el portavoz adjunto del grupo popular en Madrid hasta que el juez lo imput¨®. Como tal, daba ruedas de prensa en nombre de los diputados del PP ¨Centre los que figuraba la propia presidenta- y su ascendencia era tal que cuando estall¨® el caso de los esp¨ªas (los seguimientos a cargos del PP cr¨ªticos con la entonces presidenta pagados con fondos p¨²blicos y ejecutados por ex guardias civiles contratados como asesores por el consejero Granados) fue el elegido para presidir la comisi¨®n de investigaci¨®n que se abri¨® y se cerr¨® de un plumazo en el Parlamento, pese a que la causa judicial sigue abierta. De nuevo, Aguirre hab¨ªa se?alado con el dedo a un hombre que inspiraba en sus filas imparcialidad y rectitud. Vaya ojo.

Pero la lista no se cierra con la marcha de Granados. La irregular compra de un ¨¢tico en Marbella (M¨¢laga) ha puesto tambi¨¦n bajo sospecha al sucesor de Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, cuya esposa, Lourdes Cavero, est¨¢ imputada, en contra del criterio de la fiscal¨ªa, en la investigaci¨®n por blanqueo y delito fiscal. Si Gonz¨¢lez termina imputado, la lideresa no podr¨¢ ya padecer amnesia pol¨ªtica.