Europa contra Europa
Europa, tan lejos del coraz¨®n de sus habitantes y tan cercana a su bolsillo; tan ausente en nuestros debates pol¨ªticos cotidianos y tan imprescindible para nuestra supervivencia. Europa es madrastra, las naciones son el c¨¢lido abrazo entre hermanos; racionalidad contra emocionalidad, distancia frente a proximidad; pasiones e intereses. Europa es ¡°sistema¡±, la esfera que permite la reproducci¨®n material de la sociedad, pero no parece formar parte del ¡°mundo de la vida¡±, el espacio de la interacci¨®n social comunicativo-simb¨®lica. Europa es el Super-Yo, las patrias son Eros.
Ha bastado mencionar los costes de la no UE para cambiar el debate sobre Catalu?a y Escocia
Es dif¨ªcil que salgamos de esas contradicciones, pero ha bastado mentar la posibilidad de los costes de la no Europa para que el debate en torno a la independencia de Escocia y Catalu?a fluyera por otros cauces. Obnubilados como estamos todos en el continente por el ombliguismo patri¨®tico, hemos perdido de vista que ese precio existe tambi¨¦n para los Estados ya constituidos. Un importante sector de las poblaciones europeas se rebela frente a Europa. A la derecha y a la izquierda. Unos porque quieren otra Europa, m¨¢s pr¨®xima y menos tecnocr¨¢tica, m¨¢s ¡°er¨®tica¡± y menos sist¨¦mica; otros, porque son incapaces de ver m¨¢s all¨¢ del inter¨¦s nacional inmediato y buscan aminorar sus muchos temores bajo el supuesto manto protector del Estado.
Europa se cubre, en efecto, de ropajes tecnocr¨¢ticos, pero atesora tambi¨¦n un alma cosmopolita e ilustrada, lo m¨¢s noble de nuestra tradici¨®n com¨²n. Gracias a ello ha logrado imponer un magn¨ªfico muro de contenci¨®n frente a su lado oscuro, sus muchas guerras civiles, el holocausto y el gulag. Europa es un milagro, una asombrosa ave F¨¦nix que naci¨® de sus cenizas, de la sangre, el odio y el fuego, para emprender un vuelo hacia lo m¨¢s alto. Ahora empieza a perder altura de modo preocupante. Hay tres cifras que definen a la UE y que serv¨ªan para alertarnos de nuestra autosuficiencia y llamarnos a la acci¨®n: 7-25-50. Siete por ciento de la poblaci¨®n mundial, veinticinco por ciento del PIB mundial y cincuenta por ciento del gasto social global. Propongo que las conjuguemos con otras tres: 100-75-25. Son los tres aniversarios que celebramos en este a?o. Cien a?os del comienzo de la Primera Guerra Mundial, setenta y cinco del de la Segunda, y veinticinco de la ca¨ªda del socialismo de Estado. De ah¨ª venimos.
Aunque a algunos nos resulte la mar de sencillo, comprendo que Europa no siempre consigue atraer nuestros afectos. Si a usted no le sale, no se esfuerce. Pero considere eso que Hobbes pensaba que era el objetivo fundamental de la vida en sociedad, evitar el mal mayor. Todos cuantos vivimos bajo el liviano Leviat¨¢n europeo hemos salido ya del estado de naturaleza que imperaba en este otrora tr¨¢gico continente, e incluso hemos accedido al commodious living< al que aspiraba el autor ingl¨¦s. Por parafrasear a Borges, si no nos une el amor, que al menos nos una el espanto.
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