¡°El Gobierno no tiene proyecto¡±
El comisario dice que "el Ejecutivo no tiene una visi¨®n completa a medio y largo plazo¡± Se?ala que ¡°el error es pensar que ya est¨¢ todo hecho, que podemos bajar impuestos¡±
Llega puntual. Se quita el abrigo, bromea, se sienta ante una mesa acristalada, pide caf¨¦. Sus papeles, llenos de improbables tesoros period¨ªsticos ¡ªinvestigaciones sobre la banca, sobre el f¨²tbol, sobre qui¨¦n sabe qu¨¦ m¨¢s¡ª, est¨¢n perfectamente ordenados en otra mesa, al fondo. Tras una d¨¦cada en la Comisi¨®n Europea, Joaqu¨ªn Almunia (ex l¨ªder del PSOE, ex ministro con Felipe Gonz¨¢lez, ex dirigente de UGT, ex tantas y tantas cosas) dejar¨¢ Bruselas despu¨¦s de las elecciones europeas. No parece inc¨®modo con la perspectiva de ese adi¨®s. Y tiene ganas de hablar. B¨¢sicamente, de pol¨ªtica. De esta crisis especulativa y por tanto tambi¨¦n especular. De Espa?a. De la izquierda. Del euroescepticismo. Incluso de los errores de la Comisi¨®n, que endosa una y mil veces a los Estados miembros salvo en lo tocante a las troikas: ¡°Hemos copiado viejas pr¨¢cticas del FMI que no son recomendables¡±.
Almunia (Bilbao, 1948) sabe que su hoja de servicios pol¨ªtica quedar¨¢ estrechamente ligada a la cuestionada Comisi¨®n Barroso, y aun as¨ª elude otras cr¨ªticas. Guarda para el Gobierno espa?ol las estocadas m¨¢s venenosas, como la que da t¨ªtulo a esta entrevista, y a?ade que el riesgo ¡°es pensar que se ha alejado la posibilidad de siniestro total porque ha funcionado alguna reforma o porque el entorno ha mejorado¡±. Partidario del controvertido contrato ¨²nico, avisa a Rajoy de que el error ¡°es pensar que est¨¢ todo hecho y que ya podemos bajar impuestos¡±. Almunia sigue siendo un animal pol¨ªtico, aunque con los a?os y la responsabilidad algunos de sus amigos le reprochen que ha perdido ideolog¨ªa. ¡°No es cierto que en Europa domine la ortodoxia neoliberal, ni es v¨¢lida la tesis de que reina la desregulaci¨®n financiera¡±, dice en una de las respuestas que se quedar¨¢n en el tintero. Puede que no; lo ¨²nico cierto es que ah¨ª sigue la crisis, aunque el optimismo ret¨®rico o profesional que flota en medio de ese magma llamado Bruselas haga que a veces parezca solo un mal sue?o. Cuenta un diplom¨¢tico que vivi¨® en Mosc¨² la ca¨ªda de la URSS que esos d¨ªas esperaba una especie de apoteosis wagneriana. No pas¨® absolutamente nada. En la capital europea, de vez en cuando, se tiene esa misma sensaci¨®n: como si en medio de la peor crisis en d¨¦cadas tampoco pasara gran cosa.
Pregunta. ?O s¨ª pasa?
Respuesta. Aunque no siempre se traduzcan de inmediato en protestas, s¨ª pasan cosas. Hay cada vez m¨¢s gente sufriendo por la crisis; eso se transforma en desconfianza hacia las instituciones. Al final, el malestar acaba saliendo: el riesgo es que esas tensiones broten en las elecciones con apoyos a partidos populistas, nacionalistas excluyentes, xen¨®fobos incluso. Por eso tenemos la obligaci¨®n de dar una respuesta pol¨ªtica y social, m¨¢s all¨¢ de la econ¨®mica.
P. ?Qu¨¦ podr¨ªa haber hecho la UE para frenar esa desafecci¨®n?
El contrato ¨²nico es algo que Espa?a debe explorar seriamente
R. Crece la desconfianza con los representantes pol¨ªticos en general; no solo con las instituciones europeas. La desafecci¨®n no puede vincularse solo al proyecto europeo, porque eso lleva a un mal diagn¨®stico, a las conclusiones err¨®neas. La desconfianza es hacia todas las instituciones. Hacia todos los pol¨ªticos.
P. ¡°Impotencia democr¨¢tica¡±, lo llama el soci¨®logo Ignacio S¨¢nchez Cuenca.
R. En Europa hay un repliegue nacionalista por parte de dirigentes que pretenden hacer creer que las consecuencias de la crisis se afrontan mejor a nivel nacional. Pero la propia crisis internacional ha puesto de manifiesto las limitaciones de ese enfoque. P. Sin embargo ah¨ª est¨¢ el innegable eurodesencanto. ?Por qu¨¦ los ¨²nicos que no manifiestan sus dudas con el actual rumbno del proyecto europeo son las ¨¦lites?R. Esa distinci¨®n entre ¨¦lites y y ciudadanos es una cu?a que en algunos casos incluye hechos y argumentos, pero que en otros no explica gran cosa. Cada vez que se le pregunta a la gente cu¨¢l es la mejor forma de resolver la crisis, la respuesta es a escala europea.
P. Eso suele ser en los pa¨ªses con m¨¢s corrupci¨®n; en los que tienen instituciones s¨®lidas, como los n¨®rdicos, es menos claro. Y luego est¨¢n los pa¨ªses rescatados: ?Son los rescates ese ¨¦xito que proclama la Comisi¨®n?
Son los Gobiernos quienes toman las decisiones clave, no la Comisi¨®n
R. Hay que hacer distinciones. Irlanda est¨¢ mucho mejor que Grecia; Portugal est¨¢ en el buen camino. Pero esta es una crisis mayor; los problemas son lo suficientemente serios y requieren un an¨¢lisis profundo, sin el velo ideol¨®gico e irracional que a menudo impregna los debates.
P. ?Ha hecho Bruselas ese an¨¢lisis? ?Ha hecho una reflexi¨®n pol¨ªtica sobre el euro?
R. ?Qui¨¦n es Bruselas? La Comisi¨®n y el presidente Van Rompuy s¨ª han presentado una reflexi¨®n sobre la segunda fase de la Uni¨®n, que requiere reformas que no estaban previstas. Pero en ese magma mal llamado Bruselas las decisiones fundamentales no las toman la Comisi¨®n ni el Parlamento: las toman 28 jefes de Estado y de Gobierno. La pol¨ªtica fiscal sigue siendo nacional, y la monetaria est¨¢ en manos del BCE.
P. Uno de los corolarios de esa tesis es comprometido: la Comisi¨®n, despojada de poder e iniciativa, es innecesaria o redundante.
R. La Comisi¨®n no tiene suficiente poder: los tratados no se lo dan. No digo que la Comisi¨®n deba decidir sobre todo: hay competencias que se pueden devolver, como dicen los brit¨¢nicos, a niveles inferiores. Pero hay aspectos, como la estrategia de crecimiento, las reformas o la coordinaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas, en las que la Comisi¨®n es fundamental.
Hay bancos en v¨ªas de soluci¨®n. Pero quedan otros casos a¨²n por solucionar
P. Donde s¨ª tienen ustedes responsabilidad directa es en las troikas. ?La dosis y la velocidad de los ajustes fueron adecuadas?
R. Volvemos al meollo de la cuesti¨®n: es verdad que la Comisi¨®n forma parte de las troikas; el que tambi¨¦n est¨¦n el FMI y el BCE ya es menos l¨®gico, pero ese ya es otro cantar. Pero las troikas aplican las medidas que aprueban los Gobiernos, que son quienes imponen las condiciones. Si hubi¨¦semos podido hacer lo que cre¨ªamos que hab¨ªa que hacer...
P. ?Qu¨¦ hubiera sido distinto?
R. Con una visi¨®n m¨¢s general, las cosas habr¨ªan ido mejor. ?Nos hubi¨¦semos equivocado en el ritmo de ajuste al principio? Seguro. Todo el mundo se equivoc¨®, y todo el mundo corrigi¨® el tiro.
P. ?Esa correcci¨®n lleg¨® tarde?
R. Es f¨¢cil hacer predicciones a posteriori; no me gusta ese juego.
P. ?Por qu¨¦ no debe estar el FMI en las troikas?
R. Algunos dijimos eso al principio, pero los Estados miembros decidieron otra cosa, y son ellos quienes se juegan el dinero. Tener al FMI a bordo tiene ventajas: hemos aprendido de su experiencia. Lamentablemente, en algunos aspectos del trabajo de las troikas hemos copiado viejas pr¨¢cticas del FMI que no son recomendables. Y no ha habido el imprescindible control democr¨¢tico.
Hemos copiado viejas pr¨¢cticas del FMI que no son recomendables
P. El FMI ha pedido disculpas en Grecia. ?Por qu¨¦ no hay mea culpa por parte de la Comisi¨®n?
R. En pol¨ªtica lo importante es aprender de los errores y actuar en consecuencia, no darse golpes de pecho en p¨²blico; eso es m¨¢s propio de la catequesis. Y en el caso de Grecia ya hay mejoras.
P. ?No ve una situaci¨®n potencialmente explosiva en Grecia?
R. Vuelvo a la hip¨®tesis alternativa: ?Cu¨¢l ser¨ªa la situaci¨®n hoy de Grecia sin el rescate europeo?
P. En las elecciones se ver¨¢ lo satisfechos o no que est¨¢n los griegos. ?C¨®mo ve esos comicios?
R. En muchos pa¨ªses se est¨¢ viendo un auge del populismo, incluso de partidos xen¨®fobos. Va a ser un Parlamento m¨¢s agitado, m¨¢s desagradable. Pero las dos grandes familias pol¨ªticas, socialdem¨®cratas y populares, m¨¢s los liberales y los verdes, suman una ampl¨ªsima mayor¨ªa proeuropea. Aun as¨ª hay riesgos: el principal es que los grandes partidos se vean arrastrados por los populistas en el debate nacional. El partido eur¨®fobo UKIP est¨¢ llevando a los conservadores brit¨¢nicos no solo a posiciones euroesc¨¦pticas, sino contrarias a la libre circulaci¨®n de trabajadores. Lo mismo puede pasar en otros pa¨ªses.
P. A t¨ªtulo personal, ?qu¨¦ hubiera cambiado de esta Comisi¨®n?
R. Lo que primero tendr¨ªa que cambiar es la concepci¨®n de los Estados miembros de lo que debe hacer la Comisi¨®n.
P. ?No han faltado enfoques menos, digamos, ortodoxos?
R. Los ha habido. Le pondr¨¦ un ejemplo. Las multinacionales aprovechan los resquicios legales para evitar pagar impuestos: la Comisi¨®n propuso a los ministros armonizar las bases imponibles del impuesto de sociedades para cegar las escapatorias legales. Esa iniciativa no sali¨® adelante. ?Por qu¨¦? Los Gobiernos no quisieron.
P. ?Qu¨¦ estrategia tiene la socialdemocracia para encauzar su discurso hacia esos temas?
R. Los ciudadanos intuyen que no tenemos respuestas eficaces. La izquierda tiene que repensar c¨®mo organizar los servicios p¨²blicos, c¨®mo explicar que la inmigraci¨®n es imprescindible, esas cosas. Debemos ser capaces de hablar de aspectos puramente econ¨®micos sin tapujos, sin necesidad de recurrir al manual de hace 50 a?os, que ya no sirve. ?C¨®mo se aumenta la productividad, c¨®mo se crean condiciones para la inversi¨®n y el empleo de calidad en un pa¨ªs como Espa?a, con esas tasas de paro insoportables?
P. La palabra m¨¢gica suele ser flexiseguridad. Y la Comisi¨®n flirtea desde hace tiempo con el contrato ¨²nico. ?Ser¨ªa ¨²til en Espa?a?
R. El contrato ¨²nico es algo que se debe explorar seriamente. Hay economistas de todas las familias ideol¨®gicas que lo promueven, no solo en Espa?a. En un pa¨ªs con un 26% de paro no tenemos derecho a rechazar ideas.
P. ?No provocar¨ªa un choque de trenes?
R. El mayor choque de trenes es el 56% de paro juvenil.
P. Con esas cifras o con las de ca¨ªdas del cr¨¦dito, ?puede hablarse de ¨¦xito del rescate espa?ol?
R. Es un rescate bancario: hay bancos que est¨¢n en v¨ªas de soluci¨®n gracias a la recapitalizaci¨®n con fondos europeos y a los planes de restructuraci¨®n que negociaron en esta oficina. Hay casos muy positivos: Bankia. Pero quedan otros por solucionar.
P. Los socios insisten en las reformas. El FMI pide una rebaja de sueldos del 10%. ?No se abona a esa tesis la Comisi¨®n al recomendar m¨¢s devaluaci¨®n interna?
R. Eso dice Olli Rehn. Pero lo que Espa?a necesita es visi¨®n a medio y largo plazo.
P. ?La tiene?
R. No. El Gobierno no tiene una visi¨®n completa, un proyecto a medio y largo plazo. El riesgo de Espa?a, en este momento, es considerar que se ha alejado de la posibilidad del siniestro total porque alguna de las reformas ha funcionado, porque el entorno ha mejorado. El error es pensar que est¨¢ todo hecho y que ya podemos empezar a bajar impuestos. Ser¨ªa un error may¨²sculo.
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