Ahora o nunca
Los inmigrantes se mueven empujados por rumores de que tras Ceuta hay m¨¢s permisividad Tambi¨¦n temen que Espa?a logre el respaldo de Europa para las devoluciones en caliente
Cientos de subsaharianos han regresado a los montes pr¨®ximos a Ceuta a lo largo de estos d¨ªas, recuperados del impacto de las 15 muertes en la playa y de otras 12 muertes conocidas d¨ªas antes y que no han sido difundidas. Muchos se hab¨ªan refugiado en la ciudad, sobre todo en T¨¢nger, y alguno que otro hab¨ªa emprendido el camino de vuelta a su pa¨ªs. Los subsaharianos forman un cuerpo disperso y multinacional que, sin embargo, es capaz de agruparse coordinadamente gracias a un nuevo modelo de informaci¨®n, que discurre a trav¨¦s del m¨®vil y de las redes sociales. Se est¨¢ preparando una gran acci¨®n en Ceuta y eso lo sabe ahora todo el mundo.
Las noticias de un nuevo salto con ¨¦xito en Melilla han llegado a los alrededores de Ceuta, con el a?adido de que la Guardia Civil act¨²a con menor contundencia por las cr¨ªticas recibidas a lo largo de los ¨²ltimos d¨ªas. Esa informaci¨®n est¨¢ siendo procesada, junto a otra: Espa?a est¨¢ intentando que se permita alg¨²n tipo de devoluci¨®n r¨¢pida. Por tanto, en las redes sociales de los inmigrantes ha corrido una suerte de ahora o nunca, de ¨²ltima oportunidad, que est¨¢ provocando movimientos en los bosques y en la ciudad.
Porque la inmigraci¨®n llega a Marruecos de formas muy variadas y no siempre por el estereotipado conducto del africano que ha de soportar un duro peregrinaje por el desierto explotado por peligrosas mafias criminales. Cientos de inmigrantes llegan a Marruecos por avi¨®n o en autob¨²s de l¨ªnea. Miles de irregulares viven en la ciudad, en pisos patera (previo pago de un alquiler o directamente como ocupas), donde las condiciones son m¨¢s c¨®modas que en el bosque, pero no m¨¢s f¨¢ciles: las redadas policiales son m¨¢s violentas en el barrio de Boukhalef, el moderno distrito cercano al aeropuerto de T¨¢nger. All¨ª los edificios se convierten en ratoneras y los inmigrantes terminan cayendo por las ventanas sin explicaci¨®n oficial. Eso le sucedi¨® al joven Cedrick, un camerun¨¦s de 16 a?os, cuya cabeza estall¨® sobre el suelo. Era la segunda muerte violenta en un mes.
La muerte de C¨¦drick, sucedida el pasado 4 de diciembre, provoc¨® la primera manifestaci¨®n de subsaharianos conocida en Marruecos. Fue un hecho ins¨®lito, revelador del grado de desesperaci¨®n al que est¨¢n llegando los africanos y que no ha mitigado el anuncio del gobierno de Marruecos de medidas para regularizar a los inmigrantes. Los manifestantes terminaron lanzando el cad¨¢ver de Cedrick a unos polic¨ªas antidisturbios asustados.
Los manifestantes terminaron lanzando el cad¨¢ver de Cedrick a unos polic¨ªas antidisturbios asustados.
As¨ª es la vida del inmigrante en la ciudad en contraste con la aparente calma del campo. Hay dos escenarios, la ciudad y el bosque, que representan dos categor¨ªas sociales: a la intemperie viven los que tienen menos medios econ¨®micos. Es el escenario m¨¢s retratado tambi¨¦n por los medios de comunicaci¨®n que difunden una imagen estereotipada. El bosque tiene su geograf¨ªa pol¨ªtica: el espacio se reparte por nacionalidades y tambi¨¦n por la cualidad de los refugios. Hay zona de cuevas y zona de chozas. Hay ¨¢reas de resguardo, en lugares m¨¢s inaccesibles para la polic¨ªa marroqu¨ª, y ¨¢reas convencionales, donde el inmigrante se deja ver a la polic¨ªa y los medios de comunicaci¨®n. No hay hambrunas en los campamentos porque la comida es muy barata (el pan est¨¢ subvencionado y es casi gratis) y accesible en Marruecos. Las organizaciones no gubernamentales tienen sede en Rabat pero no cuentan con dispositivos de ayuda en el bosque, otra realidad que no se suele reflejar.
Unos y otros buscan la forma de cruzar a Espa?a: la balsa neum¨¢tica, el salto a la valla o procedimientos que cuestan dinero como la utilizaci¨®n de coches kamikaces, motos n¨¢uticas o las tradicionales pateras. La presencia de organizaciones criminales no es tan invasiva como quieren hacer creer las fuerzas de seguridad. De hecho, las operaciones de salto de la valla y la utilizaci¨®n de balsas neum¨¢ticas se organizan sin presencia de elementos mafiosos.
Espa?a no es el destino elegido. Cualquier encuesta improvisada deja traslucir que Alemania es el gran objetivo de la mayor¨ªa de los subsaharianos, o los pa¨ªses del Norte de Europa, porque saben que la crisis econ¨®mica ha dejado sin aliento al Sur de Europa. La informaci¨®n fluye entre los inmigrantes.
Hay m¨¢s informaci¨®n sobre su realidad que aquella que difunden los medios de comunicaci¨®n. Los 15 muertos en Ceuta no han sido los ¨²nicas en estas semanas, pero s¨ª los m¨¢s publicitados. Otra docena hab¨ªa fallecido semanas antes, cuando sus cuerpos ahogados aparecieron en las proximidades de Nador, el puerto marroqu¨ª pegado a Melilla. Los doce de Nador salieron en dos barcas neum¨¢ticas de las playas de T¨¢nger. Desaparecieron en el estrecho, hasta que sus cuerpos aparecieron casi 400 kil¨®metros al Este. Era gente de la ciudad. Todos pagan su tributo.
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