¡°El bulo del 11-M destroz¨® mi familia y mi esposa no pudo aguantarlo¡±
Rodolfo Ruiz era comisario de Vallecas cuando estall¨® la bomba y fue el chivo expiatorio del 11-M
A Rodolfo Ruiz le destrozaron la vida. Es una de las grandes v¨ªctimas de las teor¨ªas conspiran¨®icas del 11M. ?l y su familia. Su esposa acab¨® suicid¨¢ndose. Y su hija tambi¨¦n necesit¨® tratamiento psicol¨®gico. Las insultaban por la calle. Y todo porque los propagandistas de esas teor¨ªas dec¨ªan que la mochila hallada en la comisar¨ªa de Vallecas la hab¨ªa colocado ¨¦l all¨ª para desviar la atenci¨®n sobre los autores del atentado.
El 11 de marzo de 2004, el d¨ªa en que trenes cargados con mochilas de dinamita fulminaron 191 vidas en Madrid, Ruiz era el comisario del madrile?o barrio de Vallecas. Y result¨® que uno de los trenes de la muerte estall¨® en su jurisdicci¨®n, la estaci¨®n del Pozo del T¨ªo Raimundo.
Durante su entrevista con EL PA?S, en Zaragoza, en m¨¢s de una ocasi¨®n la mirada de Ruiz se queda perdida en el vac¨ªo del recuerdo. Se resiste, pero no puede evitar las l¨¢grimas (hace nueve a?os, compartiendo mantel con un fiscal y un alto cargo policial, ya entonces se le quebraba la voz a Ruiz mientras contaba los padecimientos de su familia cuando sal¨ªan a la calle).
Del 11-M nunca olvidar¨¢ lo que vio al bajarse del coche oficial en el Pozo del T¨ªo Raimundo. Aquellas impactantes im¨¢genes "de cad¨¢veres retorcidos entre amasijos de hierros". Ni se le borrar¨¢ el sonido de tel¨¦fonos m¨®viles que nadie contestaba. Llamadas que sal¨ªan de entre los hierros. Ya estaban all¨ª los artificieros de la polic¨ªa, los TEDAX y otros agentes policiales. "Esa misma ma?ana los TEDAX me avanzaron que los explosivos no eran de ETA. Di instrucciones de que se recogieran en bolsas, recuerdo que eran grandes y negras, los efectos personales de las v¨ªctimas, ropas, zapatos, y cualquier objeto que sirviera para la investigaci¨®n. Lleg¨® la juez de guardia, de los juzgados de la plaza de Castilla, y decret¨® que todas las bolsas fuesen depositadas en una dependencia adecuada de la comisar¨ªa. Pero sucedi¨® que cuando los agentes iban con ellas hacia la comisar¨ªa, los TEDAX dijeron que no, que hab¨ªa orden de que tanto esas bolsas como las de los otros trenes que hab¨ªan estallado fueran depositadas en uno de los pabellones del recinto ferial del Ifema [ese d¨ªa, la morgue de la tragedia]. Y eso se hizo. Cuando volv¨ª a ver a la juez, se lo comuniqu¨¦ y me dijo que no, que ella hab¨ªa redactado una resoluci¨®n seg¨²n la cual deb¨ªan quedar a disposici¨®n judicial en la comisaria. Como las bolsas ya hab¨ªan llegado al Ifema, orden¨¦ a los agentes que volvieran a recogerlas y las llevaran a comisar¨ªa, donde habilitamos una dependencia, y quedaron bajo llave, para no quebrar la cadena de custodia. Un grupo de polic¨ªas se encarg¨® de inventariarlo todo". "Sobre las once de la noche me fui a casa a dormir: estaba rendido...", apunta Ruiz. Poco dur¨® el descanso. Hacia las una de la madrugada, son¨® el tel¨¦fono en su casa, Ya estaba en la cama: "Jefe, hemos encontrado una bomba en una mochila que hab¨ªa dentro de una de las bolsas.
-???Una bomba!!! El grito despert¨® a su hija.
-Pero tranquilo, jefe, no ha pasado nada. La hemos sacado al parque y ya est¨¢n aqu¨ª los TEDAX
-Voy para all¨¢ -zanj¨® Rodolfo. "No vayas, pap¨¢, que te puede pasar algo", recuerda que le pidi¨® su hija.
Cuando Ruiz lleg¨®, la bomba ya estaba desactivada. Era la ¨²nica de las colocadas en los trenes que no explot¨®. Y la que iba a dar pistas cruciales para atrapar a los islamistas que luego se inmolaron en un piso de Legan¨¦s acorralados por los GEO. Condujo hasta El Chino y los otros terroristas que, adem¨¢s, quisieron volar un AVE para agigantar la masacre de Atocha.
Su hija y su esposa cayeron en una profunda depresi¨®n. La menor se recuper¨® perfectamente, pero su mujer acab¨® quit¨¢ndose la vida
Pero aparte de las pistas, tambi¨¦n propici¨® su linchamiento medi¨¢tico. Rodolfo Ruiz nunca fue de ideas socialista, aunque meses despu¨¦s de lo de la mochila dej¨® Vallecas y fue aupado a la jefatura de la Brigada de Informaci¨®n de Madrid, ya con el PSOE en el poder tras el atentado.
En Ruiz, los conspiran¨®icos hallaron el instrumento perfecto para su teor¨ªa: un polic¨ªa con acceso directo a una de las pruebas, la mochila, y ascendido tras la llegada de Zapatero a La Moncloa).? Los insultos sobre ¨¦l arrecieron poco despu¨¦s cuando fue procesado por la detenci¨®n de dos ediles del PP del municipio de Las Rozas que intentaron agredir al exministro Jos¨¦ Bono durante una manifestaci¨®n de asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo. El PP, que arropaba la manifestaci¨®n, le puso una querella por detenci¨®n ilegal, y logr¨® sentarle en el banquillo. Le absolvi¨® el Supremo. Fue lo que se llam¨® el caso Bono. Ruiz se convirti¨® as¨ª en la diana de los abanderados de la tesis seg¨²n la cual ETA y fuerzas policiales afines al PSOE se hab¨ªan compinchado para sacar al PP del poder y elevar a Zapatero.
"Hasta de asesino llegaron a tacharme en la radio. Dec¨ªan que yo hab¨ªa manipulado la mochila. Todo un disparate. Los llev¨¦ a los tribunales por injurias y calumnias, pero nunca los condenaron. Muchas veces se olvida que entonces mis mandos eran del PP, y que el ministro era ?ngel Acebes ?y el presidente del Gobierno, Aznar. Yo estaba en mi casa cuando supe por primera vez de la mochila y de la bomba... Todo era absurdo, pero empez¨® a hacer mella en mi familia. A mi hijo le dijeron que su padre era un asesino; y las vecinas se acercaban a mi mujer para decirle que si la radio y los peri¨®dicos dec¨ªan tal o cual cosa... Y luego lo del caso Bono, el proceso judicial...".
Su hija y su esposa cayeron en una depresi¨®n. La menor se recuper¨®, pero su mujer acab¨® quit¨¢ndose la vida. "Ya no aguanto m¨¢s", recuerda Rodolfo (otra vez afloran las l¨¢grima) que le dijo el d¨ªa antes de irse de este mundo, cuando fue a visitarla a la cl¨ªnica. "Y eso que entonces el Supremo hac¨ªa un mes que me hab¨ªa absuelto del caso Bono". Y tambi¨¦n era la ¨¦poca en que la teor¨ªa conspirativa se daba de bruces en los tribunales y sus seguidores, los llamados peones negros, se descolgaban viendo c¨®mo se apagaba aquel tic tac, tic tac que espera a un Godot que nunca llega.
A ¨¦l le daba igual lo que le dijeran, pero sucumbi¨® a la congoja de ver c¨®mo sufr¨ªan los suyos. Solo se sinti¨® feliz aquel d¨ªa en que su esposa y su cu?ada llegaron encantadas a casa, entonces viv¨ªa en Aravaca, porque se hab¨ªan encontrado con Mariano Rajoy en el parque y le hab¨ªan rogado que el PP no hiciera da?o a su marido (el PP se hab¨ªa querellado contra ¨¦l por el caso Bono. "Eso es un tema del PP de Madrid, no os preocup¨¦is que no pasar¨¢ nada...", dice ¨¦l que le dijeron ellas que les hab¨ªa dicho el hoy presidente del Gobierno y entonces aspirante. En los tribunales, el PP fue su l¨¢tigo. Hasta que el Supremo le absolvi¨®, Ruiz estuvo inhabilitado profesionalmente.
Quiso incorporarse, pero sus mandos, aquellos a los que siguiendo la teor¨ªa habr¨ªa servido manipulando la mochila, no le dejaron. Le ve¨ªan muy noqueado.
Al final, tambi¨¦n ¨¦l cay¨® en una gran depresi¨®n: sus compa?eros le retiraron la pistola, tem¨ªan que tambi¨¦n quisiera irse de este mundo. En la entrevista con EL PA?S, Ruiz se confiesa: "Llegu¨¦ a pensar en pegarme un tiro".
40 d¨ªas despu¨¦s de quedarse viudo, su hijo, para sacarle de casa, le llev¨® a la sierra (era un ¡°fan de la sierra madrile?a¡±). Pero las desgracias nunca vienen solas. "Iba andando, pensando en mi esposa, que le gustaba acompa?arme en la sierra, pise un trozo de hielo, me resbal¨¦ y me fractur¨¦ el f¨¦mur en tres partes".
Un a?o convaleciente.
Rodolfo Ruiz puso tierra de por medio y se fue a vivir a Zaragoza, donde ha rehecho su vida. Ahora s¨ª fluye en ¨¦l la sonrisa. Est¨¢ prejubilado. Y trata de borrar de su mente la fotograf¨ªa de los m¨®viles que no contestaban. Y, sobre todo, el d¨ªa que, en la cl¨ªnica, presinti¨® que hablaba por ¨²ltima vez con su esposa. Pero esas pesadillas ya pertenecen al pasado, igual que aquellas teor¨ªas.
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