Otra vara de medir para moriscos y saharauis
Las asociaciones de andalus¨ªes piden igualdad de trato
El gesto de Espa?a hacia los jud¨ªos sefard¨ªes, ofreci¨¦ndoles la nacionalidad casi autom¨¢tica cinco siglos despu¨¦s de la expulsi¨®n de sus antepasados, supone un reconocimiento para ellos. Y, a la vez, puede suponer un agravio para otros. Principalmente para dos colectivos: los moriscos, descendientes de los cerca de 300.000 musulmanes que tambi¨¦n fueron expulsados por la monarqu¨ªa cat¨®lica ¡ªestos en 1609¡ª; y los saharauis, espa?oles de pleno derecho hasta 1976 y hoy ciudadanos sin Estado. Varias asociaciones, dos isl¨¢micas y otras dos de derechos humanos, han pedido ya reunirse con responsables del Ministerio de Justicia para pedirle que d¨¦ a esos dos colectivos un trato similar al de los sefard¨ªes o que, al menos, tenga un gesto con ellos.
El subsecretario de Justicia, Juan Bravo, sostiene que la distinci¨®n entre sefard¨ªes y moriscos se debe a que, aunque ambos grupos fueron expulsados, los primeros ¡°han mantenido las se?as de identidad que recuerdan su condici¨®n¡±. Sobre todo la lengua (el ladino) y algunas tradiciones. ¡°Los moriscos¡±, prosigue, ¡°se asimilaron a la cultura de los lugares en los que se asentaron tras la expulsi¨®n. Desaparecieron como comunidades con un origen com¨²n. Y lo que se est¨¢ premiando con esta ley no es la expulsi¨®n en s¨ª, sino el mantenimiento de v¨ªnculos con Espa?a y la cultura espa?ola¡±. De hecho, subraya, los sefard¨ªes ya fueron asimilados en cierta medida a latinoamericanos, portugueses, andorranos, filipinos y guineanos cuando en 1982 se les facilit¨® la nacionalidad por otra v¨ªa, la de residencia (necesitan acreditar solo dos a?os de estancia en Espa?a; el resto de extranjeros, diez a?os).
En cuanto a los saharauis, Bravo se limita a se?alar que, al no estar reconocidos como Estado, existe ¡°un problema de derecho internacional¡± pendiente.
Esa tesis de que los moriscos no mantuvieron el v¨ªnculo con Espa?a es contestada por la Asociaci¨®n Memoria de los Andalus¨ªes. Su presidente, Bayib Loubaris, explicaba el mes pasado que, si bien los moriscos no conservaron la lengua espa?ola, s¨ª llevaron con ellos a pa¨ªses como Marruecos un estilo de vida que a¨²n hoy es reconocible en la arquitectura (los tejados de tejas verdes), la vestimenta, la gastronom¨ªa o la m¨²sica andalus¨ª. Y llevan en sus apellidos la huella de su origen: Loubaris (de Olivares), Bargachi (de Vargas) Buano (de Bueno)... Son, seg¨²n Loubaris, unas 600 familias all¨ª.
Tambi¨¦n Riay Tatary, secretario general de la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Espa?a, dice conocer a muchos ¡°?lvarez¡± o ¡°Arag¨®n¡± descendientes de moriscos, y cuenta que algunas familias conservan simb¨®licamente las llaves de las casas de sus antepasados. ¡°Lo que pasa es que a eso no se le da tanta propaganda¡±, dice. ¡°Nos parece muy bien el gesto hacia los sefard¨ªes, es de justicia. Pero queremos justicia tambi¨¦n nosotros¡±.
Quienes s¨ª conservan la lengua espa?ola son los saharauis. Espa?a abandon¨®, en manos de Marruecos y Mauritania, el S¨¢hara Occidental el 26 de febrero de 1976. Meses despu¨¦s public¨® en el BOE un real decreto en el que establec¨ªa que, durante un a?o, los ¡°naturales del S¨¢hara¡± que pudieran acreditarlo tendr¨ªan ¡°el derecho a optar por la nacionalidad espa?ola¡±; pasado ese plazo, su documentaci¨®n quedar¨ªa anulada. En realidad, aquella fue una manera de despojar a los saharauis de sus derechos como espa?oles, seg¨²n dej¨® escrito el jurista Manuel Pe?a Bernaldo de Quir¨®s. Dif¨ªcilmente los saharauis, que no ten¨ªan acceso al BOE y en aquellos d¨ªas hu¨ªan por el desierto bajo el bombardeo marroqu¨ª, pod¨ªan acogerse al real decreto.
Treinta y ocho a?os despu¨¦s, el pueblo saharaui se divide en tres grupos: los que viven en el S¨¢hara Occidental ocupado por Marruecos, los de la di¨¢spora (en Espa?a y Mauritania) y los exiliados en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). Por razones pol¨ªticas, el Frente Polisario no reclama la nacionalidad espa?ola para ellos. Su delegado en Espa?a, Bucharaya Bey¨²n, lo explica as¨ª: ¡°No pedimos a Espa?a la nacionalidad, sino que asuma su responsabilidad para que los saharauis sean saharauis. Y, mientras, que atienda sus necesidades: sus pensiones, su sanidad, su educaci¨®n¡±.
Otro grupo que podr¨ªa sentirse agraviado es el de los naturales de Sidi Ifni, territorio que Espa?a entreg¨® a Marruecos en 1969. Los guineanos, por su parte, independizados en 1968, fueron incluidos por Espa?a en 1982 en la ¡°comunidad hist¨®rica¡±, de la que forman parte latinoamericanos, andorranos, filipinos y portugueses.
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