De la ¡°charla de caf¨¦¡± a la ¡°comida de amistad¡±
El hijo sacerdote de Tejero defiende que no hubo celebraci¨®n del 23-F El acto se celebr¨® en un cuartel de la Guardia Civil

Ram¨®n Tejero, hijo del exteniente coronel que asalt¨® el Congreso en 1981 y hermano del teniente coronel destituido este lunes como jefe del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) n¨²mero 1 de la Guardia Civil, declar¨® a Efe que el acto organizado el 18 de febrero en Valdemoro (Madrid) no fue una celebraci¨®n del 23-F sino ¡°una comida de amistad¡±.
Pese a su condici¨®n de sacerdote, Ram¨®n Tejero no se mordi¨® la lengua: ¡°El cese de mi hermano lo atribuyo a una falta de verg¨¹enza del director general de la Guardia Civil y del ministro del Interior. Es una verg¨¹enza¡±, prosigui¨®, ¡°que haya etarras en la calle siendo aplaudidos, que han asesinado a personas inocentes, y que unas personas que han sido juzgadas y han cumplido su condena no puedan comer juntas en privado. Es una verg¨¹enza¡±.
En algo se equivoca Ram¨®n Tejero. No fue una comida privada. Si lo hubiera sido, el ministro del Interior no habr¨ªa actuado. Pero la comida de amistad no se celebr¨® en un restaurante y ni siquiera en la vivienda oficial de su hermano ¡ªubicada dentro del complejo de Valdemoro¡ª, sino en las instalaciones de la GRS, donde los invitados fueron atendidos por personal en tiempo de servicio.
Coroneles del 23-F
Lo que admiti¨® Ram¨®n Tejero es que los comensales eran ¡°personas que fueron condenadas por el 23-F, pero que no fueron expulsadas de la carrera, sino que llegaron a coroneles y est¨¢n retirados¡±. No revel¨®, sin embargo, sus nombres.
El primer compl¨® golpista de la democracia se fragu¨® en una cafeter¨ªa de Madrid llamada Galaxia, en la que Tejero y el capit¨¢n Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas planearon ocupar el palacio de La Moncloa, detener al presidente Adolfo Su¨¢rez e impedir el refer¨¦ndum constitucional.
Los sediciosos fueron detenidos, pero el consejo de guerra crey¨® su versi¨®n de que se trataba solo de ¡°charlas de caf¨¦¡± y les impuso penas m¨ªnimas, de apenas unos meses, que les permitieron seguir en activo y pasar, en febrero de 1981, de las musas al teatro, de los planes de Estado Mayor a los orificios de bala en el techo del hemiciclo del Congreso.
Tejero tiene 81 a?os y no representa ya amenaza alguna para la democracia. Lo preocupante es que exmilitares condenados por sedici¨®n ¡ªquiz¨¢ el delito m¨¢s grave de cuantos pueda cometer un miembro de las Fuerzas Armadas¡ª sean recibidos y homenajeados en una instalaci¨®n militar sin que nadie se sienta escandalizado. Y que Interior tarde un mes en darse por enterado.
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