Un humanista que transform¨® Bilbao, su pasi¨®n
Culto, amante de la libertad, critic¨® a ETA y el af¨¢n independentista
L¨²cido, recostado frente al amplio ventanal de su casa ubicada junto a la R¨ªa de Bilbao y frente al Museo Guggenheim, I?aki Azkuna ha aprovechado su ¨²ltima semana con vida para no dejar recados pendientes. As¨ª ha ido distribuyendo su testimonio vital sin permitir la compasi¨®n entre quienes siempre le despertaron confianza. Atravesado por las ¨²ltimas sacudidas desesperadas de ese c¨¢ncer de pr¨®stata que nunca ocult¨® desde que le fue detectado en 2003, el alcalde m¨¢s querido y respetado en la historia de la capital vizca¨ªna no ha sido indiferente ni en su despedida.
Azkuna se va despu¨¦s de haber transformado Bilbao, una pasi¨®n a la que se entreg¨® desde su estreno como alcalde, en 1999, parad¨®jicamente con los votos de la izquierda abertzale, un sector ideol¨®gico a quien siempre, incluso cuando tuvo que refugiarse en la silla de ruedas tras su pen¨²ltima salida del hospital, afe¨® su comprensi¨®n de la violencia etarra.
Humanista, fiel retrato r¨¢pido de un renacentista mel¨®mano, culto, enciclop¨¦dico, conversador desde la preocupaci¨®n intelectual, este vecino de una familia nacionalista de Durango, que supo inocular sin demasiado esfuerzo los genes del bilba¨ªno atrevido, socarr¨®n y callejero, era, ante todo, un amante de la vida en libertad.
Implacable sin fisuras ni dobleces con el terrorismo, ¨¢cido ante cualquier veleidad independentista de su partido (PNV), siempre tuvo el cari?o y la comprensi¨®n hacia las v¨ªctimas de la violencia de ETA. Liberal convencido desde el debate abierto aunque en¨¦rgico y firme en sus convicciones, ha abrazado a Miguel de Unamuno hasta potenciar su rehabilitaci¨®n cultural sin preocuparse jam¨¢s de las reticencias nacionalistas que provocaba.
Azkuna era un buen amigo y un mal enemigo. Conversador infatigable mientras escrutaba con rapidez las razones que escuchaba, siempre ha seleccionado las compa?¨ªas. Precisamente junto a este reducido pero fiel c¨ªrculo ¡ªJos¨¦ Luis Sabas, Andoni Aldekoa, Ibon Areso, principalmente¡ª ha confiado la hoja de ruta de su ambiciosa apuesta por un Bilbao del siglo XXI hasta conseguirlo. Eso s¨ª, infranqueable a la m¨ªnima extravagancia. Siempre se jact¨® de que por su despacho nunca pas¨® un intermediario. ¡°Por algo ser¨¢¡±, dec¨ªa m¨¢s de una vez el alcalde de Bilbao como aviso a navegantes.
Republicano de sentimiento pero sin estridencias, siempre entendi¨® la estabilidad del pa¨ªs como principio de la imprescindible convivencia en paz. Azkuna se ha ido con la preocupaci¨®n del futuro de Catalu?a y de Espa?a. Se lo dijo hace apenas tres semanas al propio rey Juan Carlos, durante el encuentro privado que mantuvieron en el domicilio del alcalde. El monarca siempre ha agradecido el sentido del di¨¢logo entre el alcalde y el pr¨ªncipe Felipe en sus reiteradas visitas a Bilbao.
Criticado incluso entre simpatizantes del PNV por ese acercamiento al espa?olismo, Azkuna jam¨¢s repar¨® en exhibir sus diferencias con la apuesta soberanista del entonces lehendakari Ibarretxe, a quien siempre critic¨® con respeto sin perder nunca la amistad. Complacido con su admitida condici¨®n de verso suelto dentro de su partido, se sab¨ªa garante de un granero electoral que el PNV dif¨ªcilmente podr¨¢ mantener en su ausencia. Tambi¨¦n le ocurrir¨¢ a su asiento del patio de butacas del palacio Euskalduna cuando llegue la pr¨®xima funci¨®n de la ¨®pera. Un vac¨ªo dif¨ªcil de cubrir, sobre todo por sus amigos con quienes no compartir¨¢ las bilbainadas durante el recorrido de ese txikiteo dominical que acababa en La Vi?a antes de recoger su almuerzo.
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