El valor de la concordia
Tal vez el principal legado de Adolfo Su¨¢rez haya sido el haber sabido, junto con el Rey, salvarnos de nosotros mismos y de nuestros viejos demonios
Recordar a Adolfo Su¨¢rez es sentir el soplo de la Historia sobre un pa¨ªs perdido en el tiempo. Es cierto que la Historia la hacen los pueblos pero tambi¨¦n los hombres que se cruzan en su destino. Tal fue el caso de Adolfo Su¨¢rez y de su majestad el Rey. Sin ellos la transici¨®n de una dictadura a la democracia habr¨ªa sido muy diferente: puede, incluso, que no hubiera habido transici¨®n, o que hubi¨¦ramos ca¨ªdo en una democracia limitada, indigna de su nombre.
La Espa?a de los primeros momentos de la transici¨®n tuvo que hacer frente a una dif¨ªcil herencia. Se hab¨ªa intentado puentear la crisis del petr¨®leo con el resultado de una inflaci¨®n galopante y un fuerte desequilibrio exterior. Las ¨²ltimas ejecuciones por motivos pol¨ªticos se hab¨ªan llevado a cabo a cabo dos meses antes de la muerte de Franco. A su llegada a la Presidencia del Gobierno Adolfo Su¨¢rez sab¨ªa que el camino ser¨ªa arriesgado y dif¨ªcil.
Todo conspiraba en aquellos primeros momentos para dejar fuera del juego democr¨¢tico al Partido Comunista: el peso de los militares, que hab¨ªan trazado su l¨ªnea roja, las voces de muchos pol¨ªticos que consideraban que a¨²n no hab¨ªa llegado el momento de legalizarlo, la aparente apat¨ªa de las masas. Pero Adolfo Su¨¢rez arriesg¨® y gan¨®: era un hombre valiente.
Vino luego la elecci¨®n del Vicepresidente econ¨®mico, nombrado fuera del partido, por su prestigio profesional y su credibilidad. Confiar la econom¨ªa a una persona independiente y cre¨ªble era y es, para cualquier pol¨ªtico, un riesgo importante porque lo necesario desde el punto de vista t¨¦cnico no siempre es factible desde el punto de vista pol¨ªtico, al menos en el corto plazo, terreno privilegiado de la pol¨ªtica. Adolfo Su¨¢rez arriesg¨® y gan¨®: era un hombre de Estado. Los Acuerdos de la Moncloa allanaron el camino de la Constituci¨®n.
Hablar de consenso era para muchos desdibujar los perfiles del programa del partido, entrar en tierra de nadie, enfrentarse a los militantes. M¨¢s a¨²n cuando de lo que trataba era de redactar una Constituci¨®n. Como en otros momentos de nuestra Historia, Adolfo Su¨¢rez podr¨ªa haber encargado su redacci¨®n a miembros de UCD para que reflejara los valores que hab¨ªan triunfado en las urnas y que, dada la naturaleza de la propia UCD, eran bastante amplios. Pero prefiri¨® una Constituci¨®n de consenso. De nuevo arriesg¨® y gan¨®. Y con ¨¦l ganamos todos: Espa?a pas¨® sin trauma de la dictadura a la democracia.
A veces se critica la calidad de nuestra democracia poniendo el acento en la transici¨®n. Pero no se suele tener en cuenta que una cosa es el entramado jur¨ªdico, el equilibrio de poderes, los derechos y obligaciones de los ciudadanos, el juego de mayor¨ªas y minor¨ªas, y otra la interiorizaci¨®n de los valores que se plasmaron en la Constituci¨®n. Esa interiorizaci¨®n lleva tiempo y no depende del arquitecto ni de los redactores ni de quienes, en abrumadora mayor¨ªa, la aprobaron en su d¨ªa. Depende m¨¢s bien del ejercicio cotidiano del poder y del ejemplo de quienes lo ejercen.
La enfermedad de Adolfo Su¨¢rez le impidi¨® desempe?ar el papel que siempre le gust¨® de b¨²squeda de concordias y consensos. Nos ha faltado su presencia cuando las tensiones de nuestra vida pol¨ªtica han llegado a un punto a partir del cual ya nadie tiene nada que ganar. Adolfo Su¨¢rez habr¨ªa podido, por su personalidad, su carisma y el inmenso caudal de cari?o y respeto del que gozaba, haber acercado posturas y evitar muchos de los problemas que nos aquejan ahora. Pero no fue posible. El destino fue ben¨¦volo al principio, pero cruel al final.
Como en la magistral pel¨ªcula de John Ford El sol siempre brilla en Kentucky, tal vez el principal legado de Adolfo Su¨¢rez haya sido el haber sabido, junto con su majestad el Rey, salvarnos de nosotros mismos y de nuestros viejos demonios. Se nos ha ido un gran hombre que forma parte de nuestra Historia. El tiempo agranda y seguir¨¢ agrandando su figura.
Jos¨¦ Luis Leal es exministro de Econom¨ªa con Adolfo Su¨¢rez
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