La Pirenaica, el altavoz de los vencidos
Un libro analiza las 15.500 cartas enviadas a la radio clandestina durante la dictadura Hu¨¦rfanos, viudas y presos dejaron all¨ª constancia por primera vez del genocidio franquista
Condenados a muerte, hu¨¦rfanos, viudas, hambrientos, exiliados, hombres y mujeres desesperados escribieron durante casi 40 a?os miles de cartas a La Pirenaica, la radio clandestina fundada en Mosc¨² en 1941, ¨²nico altavoz de los vencidos de la Guerra Civil. Muchas se perdieron, fueron interceptadas y no llegaron nunca a su destino. Pero m¨¢s de 15.500, procedentes de 33 pa¨ªses, quedaron depositadas en el Archivo Hist¨®rico del Partido Comunista de Espa?a (AHPCE).
Muchos pasaron por delante sin ver el tesoro. ¡°Nadie le hace mucho caso, pero quiz¨¢ te interese ver esto¡±, le dijo la archivera a Rosario Fontova, que hab¨ªa acudido al AHPCE buscando otra cosa: cartas escritas desde la c¨¢rcel Modelo de Barcelona para un libro sobre la prisi¨®n. ¡°Me di cuenta enseguida de que era una joya¡±, explica. ¡°Escribir a La Pirenaica fue durante muchos a?os la ¨²nica forma de militancia antifranquista para dos generaciones de espa?oles que tuvieron todo prohibido (el acceso a la educaci¨®n, al trabajo...) por ser rojos¡±. Fontova llam¨® al catedr¨¢tico de comunicaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Armand Balsebre y juntos, cada d¨ªa durante cinco meses, tomaron 38.000 fotograf¨ªas de las misivas cuyo an¨¢lisis han recogido en Las cartas de la Pirenaica. Memoria del antifranquismo (C¨¢tedra).
Este exhaustivo libro, de casi 600 p¨¢ginas, fue posible gracias a una de las ¨²ltimas subvenciones otorgadas por la ley de memoria hist¨®rica, que el Gobierno de Rajoy ha derogado de hecho, al eliminar todas las partidas presupuestarias para su aplicaci¨®n.?
¡°En esas cuartillas para La Pirenaica, las v¨ªctimas hablaron de lo que no contaban, por miedo, a sus propios hijos¡±, explica Balsebre. Esas 15.500 cartas, ¨²nico medio no ya de desahogo, sino de denuncia, dejaron constancia por primera vez del genocidio franquista o la conmoci¨®n que caus¨® la ejecuci¨®n del dirigente comunista Julian Grimau en 1963. Este es un resumen de esas miles de l¨ªneas que los perdedores de la guerra enviaron a una radio clandestina para compartir su dolor, su miedo, su frustraci¨®n y sus ansias de libertad.
Los muertos saldr¨¢n de las cunetas. El primer mapa de fosas.? Un ¡°obrero cat¨®lico de Zum¨¢rraga¡± (Gipuzkoa) env¨ªa el 24 de enero de 1964 a La Pirenaica una impactante misiva, por lo que cuenta y por su car¨¢cter premonitorio. Es una carta abierta dirigida al abad del Valle de los Ca¨ªdos, Justo P¨¦rez de Urbel, exasesor religioso de la secci¨®n femenina de Falange, en la que anticipa el movimiento de nietos de fusilados para recuperar los restos de sus familiares surgido, de forma imparable, en 2000; es decir, 36 a?os despu¨¦s de que ¨¦l escribiera estas l¨ªneas: ¡°He visto c¨®mo daban muerte en caminos, montes y portales a los hombres y mujeres que no correspond¨ªan al patr¨®n que ustedes formaron (...) Tengo familiares enterrados en la falda de un monte. Los mataron a tiros y los dejaron al sol (...) beso aquella tierra que cubre los restos de mi padre y 11 hombres m¨¢s y rezo por todos los que, como a ellos, se les neg¨® hasta un lugar en un cementerio. Si un d¨ªa se llegase a hacer la estad¨ªstica de estos cr¨ªmenes y c¨®mo se cometieron, el mundo se sentir¨ªa estremecido. (...) Recorra todas las provincias y pregunte a las viudas d¨®nde est¨¢n enterrados sus maridos; y a los hu¨¦rfanos, sus padres, y a los padres, sus hijos (...) Y un d¨ªa no habr¨¢ suficientes divisiones acorazadas para sujetar el empuje (...) Un coro de ultratumba, de la cuneta, le estar¨¢ gritando d¨ªa y noche: ¡®?Nosotros estamos aqu¨ª!¡±.
Muchos oyentes de La Pirenaica indicaron en sus cartas la fosa a la que hab¨ªan sido arrojados sus familiares. Algunas de ellas han sido exhumadas en los ¨²ltimos a?os, aunque quienes hab¨ªan escrito a la radio ya no estaban vivos para verlo. As¨ª, un hombre que firma ¡°Malague?o 41¡± escribe desde Francia, en 1963: ¡°Hicieron arrodillarse a 70 hombres, fusilados vilmente contra los muros del cementerio de San Rafael (...) y continuaron fusilando dos a?os a sangre fr¨ªa y sin juicio, entre ellos menores de edad, por el ¨²nico delito de ser fieles a la Rep¨²blica¡±. En el cementerio de San Rafael (M¨¢laga), donde est¨¢ el mayor conjunto de fosas comunes de Espa?a, se han encontrado los restos de casi 3.000 personas.
El cura, La Pasionaria y el ni?o del maquis. La Pirenaica funcion¨® tambi¨¦n como una agencia de servicio p¨²blico que buscaba a desaparecidos y ni?os de la guerra. El cura Francisco Bustos escribe para hablar de V¨ªctor, un ni?o del maquis del que se hab¨ªa hecho cargo desde beb¨¦. El sacerdote, que se confiesa fiel oyente, cuenta que han intentado calumniarle diciendo que era hijo suyo y pide ayuda para dar buenos estudios al chico. La Pirenaica envi¨® a un miembro del partido a reunirse con ¨¦l. ¡°La Pasionaria est¨¢ muy interesada en el tema¡±, escribe el autor del informe sobre el encuentro. As¨ª,? descubrieron que la madre estaba presa en Ventas y su padre, muerto.El sacerdote tiene hoy una calle dedicada en el pueblo toledano de La Guardia, donde fue p¨¢rroco entre 1958 y 1975. Muri¨® en 1987. En su l¨¢pida puede leerse: "Tus sobrinos V¨ªctor e Isaac y familia no te olvidan".
Lista de chivatos. Un conflicto de tierras o de faldas fue en muchos casos motivo suficiente para denunciar a un vecino por rojo y provocar que terminara en una cuneta o procesado. Muchos oyentes escrib¨ªan a La Pirenaica simplemente para advertir sobre estos delatores, y durante los a?os cincuenta un espacio de la programaci¨®n se dedic¨® a leer esos nombres, aunque en los sesenta, la radio cambi¨® de pol¨ªtica.
Miedo y tinta invisible.¡°Casi desde que me recuerdo (sic) no he visto en mi casa nada m¨¢s que miedo esperando que a cada momento viniera la Guardia Civil¡±, escribe una asturiana refugiada en Alemania. Su padre sali¨® de prisi¨®n con 65 a?os, sordo a causa de las palizas. ¡°Ni ¨¦l nos conoc¨ªa a nosotros, ni nosotros a ¨¦l. No quiero que mis hijos se cr¨ªen con el terror de su madre¡±. Muchas de las cartas de los oyentes de La Pirenaica hablan del miedo que sienten y con el que han tenido que batallar antes de decidirse a escribir a la emisora. ¡°Ruego me perdonen esta letra, a fines de evitar una posible identificaci¨®n por el carn¨¦ de identidad (...) Aunque tendr¨ªan que comparar con todas las fichas de carn¨¦ts de Espa?a, los creo capaces de todo. Y escribo con guantes¡±, explica X-J-1, desde Barcelona. Hay cartas escritas con hasta cinco tipos de letra y otras con tinta invisible. Una de ellas, enviada por un minero en huelga en 1964, tiene una quemadura. Probablemente, el locutor de la radio la acerc¨® demasiado a la bombilla para poder leerla.
La Elena Francis antifranquista. La secci¨®n femenina de La Falange ten¨ªa el consultorio de Elena Francis, y La Pirenaica cre¨® en 1961 el programa P¨¢gina de la mujer? para reivindicar todo lo contrario y educar en derechos a las j¨®venes de la ¨¦poca. Su locutora, Pilar Arag¨®n, voz tambi¨¦n de Correo de la Pirenaica, caus¨® sensaci¨®n. Le llegaban cartas de oyentes inform¨¢ndole de que le hab¨ªan puesto Pilar a su hija en su honor, y repletas de halagos: ¡°Sin saber si eres alta o baja, gruesa o delgada, vieja o joven, eres una ¨ªntima amiga que nos hace vivir otra vida, olvidar las penas del d¨ªa...¡±. Arag¨®n, que en realidad se llamaba Josefina L¨®pez, hab¨ªa estado presa en la c¨¢rcel de Torrero (Zaragoza). Regres¨® a Espa?a en 1969 gracias a la mediaci¨®n de Sara Montiel, paisana de su segundo marido. Tras ser expulsada en 1983 del PCE, ingres¨® en el PSOE, partido con el que fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Castell¨®n y senadora. Muri¨® en 1989.
La caja de resistencia.Muchas cartas contienen donativos en met¨¢lico o informan de giros de dinero, caja de resistencia para los huelguistas y ayuda para presos. ¡°Les mandar¨ªa mucho m¨¢s. pero soy casada con tres hijos y mi esposo, campesino, gana un m¨ªsero jornal¡±, se justifica una mujer que env¨ªa 25 pesetas desde Toledo.
¡°Me perdonen la ortograf¨ªa¡±.? ¡°Cuando ten¨ªa 11 a?os, dej¨¦ de hir (sic) al colegio. No aprend¨ª nada m¨¢s que la avededario (sic)¡±, escribe en 1963 N.R.P. ¡°Me perdonen la ortograf¨ªa¡±, a?ade en la postdata. Las cartas de La Pirenaica, repletas de errores, muestran que la mayor¨ªa de oyentes de La Pirenaica apenas hab¨ªa podido ir a la escuela por la Guerra Civil. La emisora hizo tambi¨¦n una labor educativa y populariz¨®, entre otras, la poes¨ªa entonces prohibida de Miguel Hern¨¢ndez y Federico Garc¨ªa Lorca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.