¡°Ese partido daba igual, ya ¨¦ramos los segundos de grupo¡±
Monterrubio despide a sus hijos en el polideportivo donde entrenaban los menores Los establecimientos comerciales del pueblo cierran en se?al de luto Dos equipos del club del pueblo viajaban en el autob¨²s
Quien es de pueblo bien sabe lo que significa un polideportivo para los chavales. Todo. En Monterrubio de la Serena es el punto de encuentro y el lugar donde las horas pasan en unos segundos. All¨ª hacen deporte los chicos de esta localidad de unos 2.700 habitantes, situada al este de la provincia de Badajoz. All¨ª entrenan las distintas categor¨ªas del Club Deportivo de Monterrubio, al que pertenec¨ªan los cinco menores de entre 12 y 15 a?os que fallecieron el jueves en el accidente del microb¨²s que los tra¨ªa de vuelta a casa despu¨¦s de jugar dos partidos de f¨²tbol sala.
Los bares, los comercios y los bancos de este municipio aceitunero no abrieron este viernes. Todos, j¨®venes y mayores, fueron al polideportivo. Los vecinos acompa?aron sobre la pista de f¨²tbol a las familias de los menores, cuya capilla ardiente se instal¨® all¨ª. Los llantos se mezclaron con la rabia cuando se difundi¨® la noticia de que el conductor de la retroexcavadora implicada en el siniestro hab¨ªa consumido coca¨ªna y hach¨ªs, por lo que fue encarcelado. Cientos de vecinos y decenas de coronas de flores ocultaban la pista cuando, a las cuatro de la tarde, los cinco f¨¦retros entraron en las instalaciones deportivas. Todos se levantaron como saludo.
Hasta el jueves, el poli ¡ªcomo lo llaman los chicos del pueblo¡ª era un lugar muy distinto. Juan Pedro Mart¨ªn, de 14 a?os, Jos¨¦ Manuel Tena (12), Bernardo Raya (15), Javier Paredes (15) e Ismael Herrador (13) entrenaban all¨ª cada semana. Todos eran de Monterrubio, excepto Ismael, que viv¨ªa en la cercana aldea de La Nava. Todos fallecieron en el accidente del microb¨²s. En el veh¨ªculo viajaban 18 personas; cuatro de ellas ¡ªtres menores y un adulto¡ª permanec¨ªan? hospitalizadas, aunque no se tem¨ªa por sus vidas.
No todos los chicos del minib¨²s jugaban juntos. Viajaban los integrantes de dos categor¨ªas del club: infantil y cadete. Y las dos formaciones salieron triunfantes de sus partidos en Herrera de Duque, tambi¨¦n en Badajoz. A los m¨¢s peque?os, de entre 12 y 13 a?os, les bast¨® el empate a cinco goles para conseguir la clasificaci¨®n para la final de su divisi¨®n. Los cadetes, de 14 y 15, golearon a sus rivales: 20 a 0. ¡°Ese partido daba igual, ya ¨¦ramos los segundos de grupo¡±, comentaba uno de los integrantes del equipo de los mayores. Un brazo vendado, una herida en la espalda y los ojos hundidos de pena revelaban que ¨¦l viajaba en el microb¨²s.
Todo se torci¨® pocos minutos antes de llegar a casa, pasadas las 21.20 del jueves. Fue en una larga recta de la carretera provincial que une Castuera y Puerto Hurraco. Ese mismo jueves todos los chicos hab¨ªan recorrido ese tramo un par de veces m¨¢s, porque estudian en el instituto de Castuera. Tres autobuses llevan cada d¨ªa a los menores de Monterrubio hasta el pueblo de al lado. Pero el choque con la retroexcavadora destroz¨® la vida a cinco chicos cuando hab¨ªan empezado a vivirla. ¡°?Por qu¨¦ tan pronto?, ?por qu¨¦ tan pronto?¡±, protestaba la madre de uno de los fallecidos.
Aunque no jugaban en el mismo equipo, los cinco ten¨ªan algo en com¨²n: el entrenador. Juan Balsera es el encargado del polideportivo y quien dirige a los cadetes e infantiles del Club Deportivo de Monterrubio. Un collar¨ªn y unas gafas de sol que ocultaban sus ojos eran las pruebas de que ¨¦l tambi¨¦n viajaba en el microb¨²s. Balsera se sent¨® en una de las primeras filas para velar a sus pupilos en la capilla ardiente instalada en el polideportivo, donde los entrenaba cada semana.
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