Plegaria a San Schuman
La campa?a arranca justo en el momento en que Vlad¨ªmir Putin es quien tiene la iniciativa
La posguerra exig¨ªa dos cap¨ªtulos en la construcci¨®n europea. Eran los a?os salvajes, en que Europa entera era un territorio feroz sin ley ni orden, como ha explicado Keith Lowe en su Continente Salvaje.Washington y Londres hab¨ªan trenzado ya desde la guerra el cap¨ªtulo de la seguridad del que saldr¨ªa la OTAN. Robert Schuman, ministro de Exteriores de Francia, y Konrad Adenauer, canciller de Alemania, trenzaron los del cap¨ªtulo econ¨®mico, que empez¨® con la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero y ahora es la Uni¨®n Europea. De la llamada Declaraci¨®n Schuman, el 9 de mayo de 1950, sali¨® el D¨ªa de Europa, conocido en Bruselas como San Schuman, que en esta ocasi¨®n ha coincidido felizmente con el arranque de la campa?a electoral.
No es la ¨²nica coincidencia. La idea de unir a Francia y Alemania ¡ªa partir de los dos ingredientes b¨¦licos como eran entonces el carb¨®n y el acero y de forma definitiva para evitar el h¨¢bito de la guerra entre hermanos contra¨ªdo a lo largo del siglo XIX y repetido hasta dos veces m¨¢s en el XX¡ª no pod¨ªa gustar en dos capitales, una amiga, Londres, y otra adversaria, despu¨¦s de haber sido aliada, Mosc¨². Aunque los brit¨¢nicos est¨¦n todav¨ªa dentro, les sucede como a los rusos: prefieren un continente dividido a someterse a una superpotencia surgida de pronto en el vecindario. Algo que recuerda lo que sucede ahora mismo, de forma m¨¢s visible en nuestro l¨ªmite oriental porque all¨ª adopta los viejos e inquietantes h¨¢bitos del nacionalismo ¨¦tnico y de la acci¨®n armada, a semejanza de los que empezaron a arruinar a Europa en 1914, justo ahora hace 100 a?os.
Nosotros nos decimos que estamos ante las elecciones m¨¢s trascendentes de la historia de Europa. Que por fin los europeos podremos decidir qui¨¦n queremos que presida la Comisi¨®n, la instituci¨®n que m¨¢s se parece a un gobierno de Europa. Que, por primera vez, tendremos elecciones verdaderamente competitivas, en las que los candidatos debaten entre ellos y ofrecen sus programas, identificables con un rostro y un partido.
Es muy f¨¢cil ilusionarse con la idea de la trascendencia de nuestros actos, pero m¨¢s dif¨ªcil que nuestros actos y decisiones presentes terminen teniendo esa trascendencia hist¨®rica que pretendemos. La abstenci¨®n electoral creciente, el voto de protesta contra los grandes partidos, la rebeli¨®n contra el estatus quo e incluso contra la propia idea de Europa, la inercia de los jefes de Estado y de Gobierno acostumbrados a prescindir del resultado de las urnas, y tantas otras cosas pugnan por convertir en anodinas estas elecciones. Las dicotom¨ªas en juego entre izquierda o derecha, Europa federal o Europa intergubernamental, Europa de los Estados o Europa de los pueblos, f¨¢cilmente pueden quedar disueltas en la Europa de siempre, con una Comisi¨®n devaluada, un Parlamento ruidoso pero ineficaz y un Consejo Europeo que acumula todos los poderes y, a la vez, todas las impotencias. Y mientras tanto, quien tiene la iniciativa en Europa es Vlad¨ªmir Putin. Que San Schuman nos pille confesados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.