¡°El Erasmus ha sustituido a la mili¡±
Hablan los pioneros de la beca m¨¢s consolidada de la UE, hoy un referente en la creaci¨®n del sentimiento europeo
La propuesta surgi¨® para dar un impulso a la Europa de los ciudadanos. A falta de un sistema universitario ¨²nico en el continente, naci¨® en 1987 el programa Erasmus. La educaci¨®n y la cultura eran vistos como parte intocable de la identidad y soberan¨ªa de cada Estado, y alguno amag¨® con vetar un programa que, 27 a?os despu¨¦s, ha llegado a m¨¢s de tres millones de j¨®venes. ¡°Es la mejor herramienta para aglutinar a la ciudadan¨ªa europea. ?De qu¨¦ otra forma se puede pretender construir un sentido de comunidad? Otra cosa es que no sea un objetivo pol¨ªtico estrat¨¦gico¡±, opina C¨¦sar San Juan, de la facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, que fue de los primeros erasmus hace 25 a?os.
El programa de estudios m¨¢s famoso de la Uni¨®n Europea ha crecido tanto que casi muere de ¨¦xito. Las ayudas llegan a muchos m¨¢s, pero los alumnos actuales, hijos o sobrinos de aquellos primeros becarios europeos, reciben la misma cantidad de dinero o menos, con un nivel de vida que no ha dejado de subir. Algunos de los pioneros recuerdan para este reportaje c¨®mo abrieron camino en una experiencia que recoge mejor que ninguna otra la esencia del esp¨ªritu europeo. ¡°El Erasmus ha venido a sustituir al servicio militar, pero con mejores perspectivas. Obliga a salir de casa, a desenvolverse solo¡±, razona Rafael de Paz, erasmus en Amsterdam en 1990.
La primera promoci¨®n cont¨® con 3.244 estudiantes, de los que 95 eran espa?oles. Entre ellos estaba el ge¨®logo Juan Ignacio Soto, que permaneci¨® tres meses en la Universidad Arist¨®teles de Tesal¨®nica (Grecia) y conserva de entonces contactos de trabajo y diapositivas que utiliza como profesor de la Universidad de Granada.
Una de las cuestiones que han cambiado, en este caso a mejor, es la organizaci¨®n. Al principio, era un caos. ¡°Ten¨ªa que explicar a todos en qu¨¦ consist¨ªa el programa. Se consegu¨ªa por relaci¨®n entre los profesores de los departamentos y pod¨ªan optar al Erasmus tambi¨¦n posgrados¡±, recuerda Soto. ¡°No exist¨ªan las convalidaciones y tuve que presentarme a todos los ex¨¢menes de 5? de Derecho en la Aut¨®noma de Madrid¡±, contin¨²a el abogado Jos¨¦ Antonio Moreno, que luch¨® para que las asignaturas contasen en su expediente acad¨¦mico. ¡°Yo ven¨ªa de un plan de estudios del 56 y en ?msterdam ten¨ªa un abanico enorme de opciones. ?Quer¨ªa cogerlas todas!¡±.
¡°Algunos acad¨¦micos espa?oles no entend¨ªan al principio que se pudiese aprender fuera y pon¨ªan reticencias a las convalidaciones. Pero ahora el profesorado es m¨¢s joven, ha visto los frutos del Erasmus y ¨¦l mismo puede disfrutar de una beca form¨¢ndose fuera unas semanas o dando clase. Adem¨¢s, con Bolonia [el Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior] los programas de estudios son similares¡±, explica Emilio Garc¨ªa Prieto, subdirector de Cooperaci¨®n Internacional de 1987 a 1990 y director del Organismo Aut¨®nomo de Programas Educativos Europeos (OAPEE) de 2004 a 2010.
Las primeras facultades que se apuntaron al programa Erasmus no reservaban plazas en los colegios mayores para los becados ni pon¨ªan a su disposici¨®n seguros sanitarios. Aunque algunos campus ya ofrec¨ªan f¨®rmulas de ¨¦xito que se han mantenido. Rafael de Paz, que coordina la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Le¨®n, import¨® de Holanda un programa de padrinazgo con alumnos mentores que ense?an el d¨ªa a d¨ªa. ¡°Yo todav¨ªa mantengo el contacto con mi madrina¡±, asegura. De Paz recomienda a sus alumnos ¡°que se mimeticen con la gente y se olviden de los espa?oles, porque, si eres un poco d¨¦bil, acabar¨¢s jugando al mus¡±.
¡°En Espa?a era extraordinario tener un compa?ero extranjero en el aula¡±, recuerda San Juan. ¡°A m¨ª la gente me miraba estupefacta. Pensaban: ?para qu¨¦ te vas si no te van a pagar por ir?¡±, prosigue Soto. En cambio, desde hace 12 a?os Espa?a es el mayor receptor de estudiantes y el mayor emisor: 46.000 becarios este curso. El Ministerio de Educaci¨®n quiere mantener esa cifra cubriendo solo la mitad del curso. El estudiante puede continuar si se lo paga de su bolsillo.
S¨®lo Bruselas puso dinero ¡ª500.000 euros¡ª para la primera promoci¨®n Erasmus. Despu¨¦s se embarc¨® el Estado con un mill¨®n de euros y, visto el ¨¦xito, se sumaron poco a poco los Gobiernos auton¨®micos, las universidades e instituciones privadas. Estas ¨²ltimas, ahogadas por la crisis, est¨¢n desapareciendo.
El gigante Erasmus se tambalea por la crisis. Los pioneros ten¨ªan gran parte del gasto cubierto. Un estudiante con 60.000 pesetas (360 euros) en los a?os 80 era casi el rey de la ciudad. La cuant¨ªa es hoy de 215 euros mensuales, y los de comunidades como Andaluc¨ªa obtienen un plus.
Tambi¨¦n ha cambiado con el paso del tiempo el perfil de los estudiantes. Ciencias Sociales, Empresariales y Derecho copan el 36% de las plazas, seguidas por Ingenier¨ªa y Arquitectura (20%), mientras que en sus inicios proven¨ªan fundamentalmente de las filolog¨ªas. Camino Linares-Rivas se fue a Liverpool en 1988 cuando cursaba cuarto curso de Filolog¨ªa Inglesa. Dio el s¨ª una semana antes de coger el avi¨®n. Como pionera, LinaresRivas tuvo que pelearse para conseguir que le convalidaran las asignaturas ¡ª¡°habl¨¦ con todos los profesores, uno a uno¡±, asegura¡ª. Su nivel de ingl¨¦s mejor¨®. Le vino de perlas para las oposiciones en la Escuela Oficial de Idiomas. Desde 1993 ocupa una plaza en la de Orense. ¡°Fue una oportunidad a la que no habr¨ªa podido acceder sin el Erasmus. Espero que alg¨²n d¨ªa mis hijos tambi¨¦n puedan acceder a esta ayuda¡±.
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