Un l¨ªder que qued¨® en proyecto
Sin apoyos internos suficientes y v¨ªctima de dos fracasos electorales, renuncia a liderar el PSOE
Alfredo P¨¦rez Rubalcaba (Solares, 1951) ha renunciado a seguir al frente de un partido vapuleado por los electores desde que la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica oblig¨® al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero a tomar medidas alejadas de su ideario y sus principios. Rubalcaba form¨® parte de ese Ejecutivo que vivi¨® en las tinieblas de los recortes sociales sin detener la sangr¨ªa de parados hasta estrellarse con estr¨¦pito en las urnas.
Asumi¨® las riendas del PSOE en 2011, cuando la tormenta perfecta zarandeaba un barco a la deriva. En su primera exposici¨®n p¨²blica como cabeza de lista cosech¨® el peor resultado en la historia del partido.
En el segundo examen electoral como l¨ªder socialista, el suspenso result¨® todav¨ªa m¨¢s grave. La estocada que el 25-M asest¨® al bipartidismo acab¨® con la ¨²ltima esperanza de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Doctor en Ciencias Qu¨ªmicas experto en reacciones complejas, no acaba de comprender lo ocurrido.
Habituado a buscar salidas alternativas a los laberintos en los que se ha metido, no ha encontrado tras la aplastante realidad del 25-M ni un solo camino despejado ni apoyos internos suficientes para escapar del ¨²ltimo incendio. Por eso, el l¨ªder del PSOE que durante los ¨²ltimos 20 a?os atesor¨® un inmenso poder en su partido y en los Gobiernos a los que perteneci¨® escribi¨® ayer el final de su ef¨ªmera historia como secretario general con un triste epitafio.
Desde la mesa de portavoz del Consejo de Ministros fue la cara del ¨²ltimo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez para responder con evasivas a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y a la guerra sucia de los GAL, episodios oscuros del pasado en los que no intervino.
En la traves¨ªa del desierto de la oposici¨®n (1996-2004), Rubalcaba fue el ide¨®logo que asest¨® un golpe letal a la hegemon¨ªa del PP con 19 palabras pronunciadas tras los atentados del 11-M en la jornada previa a las elecciones del 14 de marzo de 2004: ¡°Los ciudadanos espa?oles se merecen un Gobierno que no les mienta, un Gobierno que les diga siempre la verdad¡±.
La inesperada victoria electoral que devolv¨ªa el poder a los socialistas le situ¨® al frente del grupo parlamentario, desde el que hizo y deshizo para evitar la primera ruptura con Catalu?a cuando sus compa?eros del PSC impulsaron un nuevo Estatuto. Rubalcaba aplic¨® el corrector al texto inconstitucional que lleg¨® del Parlamento catal¨¢n y lo llen¨® de referencias a la Constituci¨®n para limitar da?os. En el trayecto, convenci¨® a los necesarios para salir indemne de aquel trance. Muchos a?os despu¨¦s, ya como l¨ªder del PSOE, tuvo que emplearse a fondo para evitar una fractura irreversible con el PSC a cuenta del derecho a decidir, inventando una salida federal indeterminada al laberinto catal¨¢n.
Cuando lleg¨® al Ministerio del Interior, tras a?os de asesor principal del presidente Zapatero en estrategias antiterroristas, le toc¨® gobernar para una p¨¢gina de la historia de Espa?a; el fin de ETA estaba en marcha y sembrado de minas.
Cada ma?ana se despertaba el ministro con el parte m¨¦dico de I?aki de Juana Chaos, un criminal en huelga de hambre cuyos niveles de potasio en sangre, el ¨ªndice con el que med¨ªa sus esperanzas de vida, amenazaban el proceso para el fin de la violencia. Rubalcaba estableci¨® entonces complicidades para buscar una salida judicial y penitenciaria al asesino, al que concedieron el segundo grado para cumplir condena en prisi¨®n atenuada. ¡°El Estado tiene que ser firme y, a la vez, inteligente¡±, cont¨® a los diputados para justificar una pol¨¦mica decisi¨®n que desencaden¨® la incomprensi¨®n de la sociedad ante el trato de favor a uno de los terroristas m¨¢s sanguinarios de ETA.
S¨®lo fue uno de los m¨²ltiples regates que ide¨® durante a?os para alcanzar el final de la violencia terrorista, que lleg¨® a trav¨¦s de un comunicado a escasas semanas de las elecciones generales de 2011. Para entonces, Rubalcaba ya hab¨ªa dejado el Gobierno para asumir el liderazgo de un partido en proceso de descomposici¨®n.
Nunca fue un hombre del aparato del partido, nunca tuvo aliados en las organizaciones territoriales para auparle al poder y sostenerle despu¨¦s, nunca se le apreciaron ambiciones por llegar a lo m¨¢s alto del PSOE. Su vida pol¨ªtica interna se redujo a varias escaramuzas contra otros aparatos del partido que no gan¨® o a varias apuestas por candidatos en primarias que siempre perdi¨®. Su ¨²nica batalla interna en primer plano fue la que dio para liderar el PSOE en la nueva traves¨ªa del desierto tras el batacazo electoral de 2011. Sali¨® elegido secretario general por apenas 22 votos. Desde entonces ha gobernado el partido sin lograr la unidad en torno a su figura y sin que cesara el baile de candidatos a sucederle.
Como nunca fue un hombre de aparato ni teji¨® alianzas inquebrantables para asegurar su futuro, tuvo que construir su ejecutiva con dirigentes pertenecientes a familias pr¨®ximas y ajenas dentro del partido para no herir sensibilidades que le hicieran tambalearse cada d¨ªa.
¡°Los ciclos de la oposici¨®n al Gobierno siempre duran al menos ocho a?os. A Alfredo¡±, cuenta un miembro de su direcci¨®n, ¡°no le han dado ni tres. Hubiera sido un buen l¨ªder y un mejor presidente del Gobierno¡±.
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