Spain is different: 11 marcas Espa?a
Espa?a est¨¢ en la parte alta de la UE en tolerancia y seguridad, pero en la cola en gasto cultural Esperanza de vida | Desigualdad social | Conectividad m¨®vil | Consumo de drogas | Tolerancia | Gasto cultural | Tasa de criminalidad | Desempleo | Infraestructuras | Jornada laboral | Precios
Longevos y felices
Los ni?os nacidos en Murcia, Alicante o Barcelona no tienen nada que envidiar a los que han venido al mundo en Hannover, Manchester, Estocolmo o Marsella en cuanto a esperanza de vida. Al contrario. El horizonte vital de los espa?oles es el m¨¢s longevo de toda la Uni¨®n Europea, con una expectativa de 81,8 a?os al cumplir los 12 meses, seg¨²n los ¨²ltimos datos de Eurostat, oficina estad¨ªstica comunitaria, correspondientes a 2012. Inmediatamente por detr¨¢s est¨¢n Italia (81,6), Francia (81,4), Suecia (81) y Chipre (80,4). Ligeramente m¨¢s descolgados, est¨¢n Reino Unido (80,3) y Alemania (80,2).
Buena parte de la explicaci¨®n ¡ªen la que entran muchos factores: desde las condiciones clim¨¢ticas a h¨¢bitos de vida saludables¡ª reside en el sistema p¨²blico de salud. ¡°El gran descubrimiento espa?ol de los ¨²ltimos decenios ha sido la extensi¨®n y universalizaci¨®n de la sanidad¡±, relata Antonio Abell¨¢n, dem¨®grafo especializado en envejecimiento del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). Entre la reducci¨®n de la mortalidad infantil y la mejora de la asistencia, ¡°hay m¨¢s gente llegando m¨¢s lejos¡±. Aunque como recuerda Carme Borrell, del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red de Epidemiolog¨ªa y Salud P¨²blica, no hay que olvidar que los ¨ªndices de mortalidad actuales reflejan la historia de los ¨²ltimos 15 o 20 a?os. Por ello, las tasas de muertes por c¨¢ncer de pulm¨®n son relativamente bajas (en Europa las mujeres comenzaron antes a fumar) y las enfermedades cardiovasculares est¨¢n m¨¢s controladas (la dieta mediterr¨¢nea ha protegido las arterias de los espa?oles a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas).
Los espa?oles no solo son los que m¨¢s viven, tambi¨¦n se encuentran entre los m¨¢s felices. Al menos, es lo que responden en las encuestas. Entre 0 y 10 califican con un 7,5 su satisfacci¨®n vital, de acuerdo con los datos de la agencia europea Eurofound, correspondientes a 2011. Son s¨¦ptimos en la Europa de los 28, por detr¨¢s de daneses (8,4), pero por delante de brit¨¢nicos (7,3) y alemanes (7,2). Jordi Alonso, director del m¨¢ster en Salud P¨²blica de la Universidad Pompeu Fabra, lo comprob¨® en un estudio donde, al comparar catalanes y escoceses, los primeros ten¨ªan una visi¨®n m¨¢s optimista ante la vida ¡ª¡°mayor bienestar psicol¨®gico¡±, en t¨¦rminos t¨¦cnicos¡ª. De nuevo, la explicaci¨®n es compleja y entran en juego diversos factores. ¡°Hay elementos culturales fundamentales como la red social, la familia extendida, la cercan¨ªa, que diluye el efecto que tienen los problemas o la enfermedad respecto a sociedades m¨¢s individualistas¡±, destaca Alonso. ¡ª JAIME PRATS
La mayor brecha social de Europa
Espa?a es el pa¨ªs de la UE donde m¨¢s ha aumentado la diferencia entre ricos y pobres. Con una peculiaridad: en otros pa¨ªses, los m¨¢s ricos se han hecho mucho m¨¢s ricos, y por eso ha crecido la desigualdad; pero en Espa?a, son los pobres los que se han hecho m¨¢s pobres.¡°Siempre hemos estado en la franja alta de la desigualdad, pero nunca tan alto¡±, afirma Ignacio S¨¢nchez Cuenca, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Carlos III. ¡°En Espa?a, los millonarios han aumentado poco; son las rentas medias y bajas las que se han hundido¡±.
Los datos son elocuentes. Las cifras de Eurostat indican que el 20% m¨¢s rico de Espa?a gana unas 7,2 veces m¨¢s que el 20% m¨¢s pobre. En Francia, 4,5. En Suecia, 3,7. La media europea se sit¨²a en el 5,1. Y las cifras del FMI abundan en esta misma direcci¨®n: la mayor variaci¨®n del coeficiente Gini (indicador de la desigualdad) en Europa entre 2007 y 2012 se produce en Espa?a; le sigue Dinamarca y Hungr¨ªa; disminuy¨® la brecha en Ruman¨ªa, Portugal y Holanda. ¡°Tenemos un Estado de bienestar muy dise?ado para las clases medias, pero no para los realmente pobres¡±, explica Jos¨¦ Fern¨¢ndez-Albertos, polit¨®logo del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). Por eso, en ¨¦pocas malas, los m¨¢s desfavorecidos quedan desprotegidos. Adem¨¢s, se?ala, la abundancia de contratos temporales en el mercado de trabajo espa?ol facilita que se eche a los trabajadores a la calle cuando vienen mal dadas. Lo que significa m¨¢s gente a la intemperie. Josep Llad¨®s, profesor de Econom¨ªa y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, dice que la revoluci¨®n digital, el modelo productivo (basado en trabajo que requer¨ªa poca formaci¨®n) y la pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal explican la situaci¨®n a la que ha llegado el pa¨ªs: ¡°Las pol¨ªticas de austeridad han ayudado a que la desigualdad aumente¡±. ¡ª JOSEBA ELOLA
El pa¨ªs de la conexi¨®n m¨®vil
En la oficina, en la escuela, en la iglesia o en la cola del INEM. Pero siempre con el m¨®vil en la mano y el pulgar dispuesto para movernos por su pantalla. Los espa?oles no solo son los campeones del paro juvenil o los aeropuertos peatonales, sino tambi¨¦n los l¨ªderes del m¨®vil. Y no de uno cualquiera, sino de los smartphones, los llamados tel¨¦fonos inteligentes que permiten, adem¨¢s de hablar, navegar por Internet, consultar el correo electr¨®nico o compartir fotos. M¨¢s del 60% de los m¨®viles que usan los espa?oles tiene contratada conexi¨®n a Internet, una ratio apenas superada por los pa¨ªses n¨®rdicos, y muy por encima de Estados m¨¢s avanzados como Alemania, Holanda o Austria, y de la media europea.
La principal v¨ªa de acceso a Internet en Espa?a son el m¨®vil y la tableta, lo que contrasta con la baja penetraci¨®n de la banda ancha fija en los hogares.La principal raz¨®n de este entusiasmo nacional por el Internet m¨®vil es bastante pedestre: durante a?os las telef¨®nicas han regalado el m¨®vil en Espa?a. ¡°Desde el inicio se impuso un modelo no secundado en otros pa¨ªses en el que las compa?¨ªas subvencionaban el terminal para atraer clientes, a los que aplicaban tarifas asociadas de datos para recuperar esa inversi¨®n, lo que explica la alta penetraci¨®n de la banda ancha¡±, dice Ismael S¨¢nchez, director de mobility de Accenture.
Las compa?¨ªas se gastaban 1.500 millones de euros al a?o en costear los m¨®viles de sus clientes que, por eso, se sent¨ªan tentados de cambiarlos casi cada a?o. ¡°En 2013 se produjo un cambio dr¨¢stico. Primero Telef¨®nica, y luego casi el resto de compa?¨ªas, dejaron de subvencionar, y la consecuencia es que ahora el plazo de sustituci¨®n del terminal ha subido a los dos a?os¡±, se?ala Jos¨¦ Manuel Tejero, responsable de estrategia de Vodafone. Con todo, Tejero apunta otras razones, como la idiosincrasia mediterr¨¢nea o el buen clima que nos empuja a las calles, a diferencia de los ateridos n¨®rdicos, y hace que el m¨®vil sea imprescindible en el bolsillo. Tanto que el 82% de los espa?oles no tiene ning¨²n reparo en prestar atenci¨®n a su m¨®vil aunque se encuentren acompa?ados, y la mitad de ellos mira al instante la pantalla si le entra un mensaje, seg¨²n un estudio de Phone House. Esa dependencia ha motivado que, pese a la crisis, el gasto en terminales de alta gama casi se duplicara el a?o pasado. El m¨®vil se ha convertido en nuestro animal de compa?¨ªa. ¡ª RAM?N MU?OZ
Cannabis, coca, noche....
El acceso a la coca y el cannabis es f¨¢cil. Espa?a es un pa¨ªs de tr¨¢nsito de ambas sustancias, el lugar por el que entra la coca¨ªna que viene de Latinoam¨¦rica y el cannabis procedente de Marruecos. ?ste es el argumento fundamental que ofrecen los expertos para explicar por qu¨¦ los espa?oles registran altos niveles de consumo. Y, claro, tambi¨¦n gusta la fiesta, y salir por la noche.Un 3,6% de los espa?oles de entre 16 y 34 a?os consumi¨® coca¨ªna en los ¨²ltimos 12 meses, seg¨²n se?ala el ¨²ltimo informe del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicoman¨ªas (OEDT), presentado el pasado 27 de mayo. Es el ¨ªndice m¨¢s alto de Europa, por delante de Reino Unido (3,3%) y Dinamarca (2,4%). ¡°Ha habido una disponibilidad muy alta desde hace muchos a?os¡±, se?ala Juli¨¢n Vicente, m¨¦dico al frente de la Unidad de Epidemiolog¨ªa del OEDT.
¡°El consumo de drogas est¨¢ muy asociado al hecho de salir por la noche, y Espa?a tiene una industria del ocio nocturno que favorece esos consumos¡±, a?ade el m¨¦dico espa?ol, que trabaja en esta agencia de la UE con sede en Lisboa desde hace 18 a?os.Espa?a tambi¨¦n destaca en el consumo de cannabis: un 17% de los j¨®venes espa?oles de entre 15 y 34 a?os lo consumieron en los ¨²ltimos 12 meses, seg¨²n el mismo estudio, por detr¨¢s de la Rep¨²blica Checa (18,5%), Dinamarca (17,6%) y Francia (17,5). Ruman¨ªa marca el m¨ªnimo europeo (3,2%). En Holanda, donde su uso est¨¢ tolerado, alcanza el 13,7%. Nuria Calzada, de Energy Control, proyecto de la ONG Asociaci¨®n Bienestar y Desarrollo, destaca que ¨¦sta es la ¨²nica droga ilegal en la que Espa?a es, adem¨¢s de consumidor, productor. ¡°Hay una eclosi¨®n de clubes de cannabis en Catalu?a y en toda Espa?a¡±, asegura. El clima tambi¨¦n ayuda; favorece los buenos cultivos. ¡ª J. E.
Respeto por los distintos
¡°Tolerantes, de acuerdo, aunque con muchos peros¡±, apostilla Francisco Ram¨ªrez, presidente del Colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales. Las estad¨ªsticas del Pew Research Center recogen que Espa?a es el pa¨ªs del mundo en el que menos gente piensa que la homosexualidad es inaceptable (el 6%, frente al 14% en Francia o el 44% en Polonia). Y lo mismo ocurre con el divorcio, el uso de anticonceptivos o el aborto. ¡°Se ha avanzado much¨ªsimo tanto en lo jur¨ªdico como en la aceptaci¨®n social¡±, abunda Ram¨ªrez, ¡°pero luego rascas un poco y no todo es rosa: ni en las ciudades peque?as ni en ¨¢mbitos como el laboral¡±.
Pero aunque sea en la superficie, Espa?a se ha convertido en un extra?o oasis de tolerancia hacia la diferencia sexual. En el sur de Europa estas opciones no son siempre bien recibidas, y la permisividad de los pa¨ªses del Norte a menudo se ve frenada por la llegada de inmigrantes de culturas no tan inclusivas.Precisamente el de la inmigraci¨®n es otro fen¨®meno con el que los espa?oles parecen encontrarse c¨®modos. Sea porque una parte importante de los reci¨¦n llegados hablan castellano o porque no han desplazado la mano de obra nacional, en el ¨²ltimo Eurobar¨®metro los inmigrantes se plantean como uno de los dos principales problemas del pa¨ªs solo para el 6% de los encuestados, frente al 13% de media europea o el 25% de los brit¨¢nicos.
Como otro activo en el apartado de tolerancia, o m¨¢s bien en el de desorganizaci¨®n de la intolerancia, se puede apuntar la ausencia de grandes partidos de extrema derecha. ?stos han proliferado en culturas pol¨ªticas tan diversas como la de Reino Unido, Grecia, Holanda o Hungr¨ªa, aunque tampoco hay que pensar que es lo normativo en Europa, ni siquiera en el caso de las sociedades que han sufrido m¨¢s por la crisis (no hay en Portugal ni Chipre ni Irlanda, rompiendo con conclusiones precipitadas). En Espa?a hay explicaciones hist¨®ricas complejas para esta falta. Provee de ellas el historiador Xavier Casals: a la muerte de Franco el discurso ultra se encontr¨® arcaizado y con importantes problemas de organizaci¨®n, ¡°su cultura ultracat¨®lica, por tanto igualitaria, y su defensa de la hispanidad y esa amplia identidad com¨²n para muchos pa¨ªses hizo muy dif¨ªcil introducir el elemento xen¨®fobo que ha prendido en otros pa¨ªses¡±. Tampoco ha sido capaz la extrema derecha espa?ola de vehicular un discurso antielitista ¡ªcomo ha hecho el Frente Nacional de Le Pen en Francia, por ejemplo¡ª y se ha fragmentado seg¨²n regiones con programas diferentes (Valencia, Catalu?a¡). ¡°Mientras, el voto de protesta en Espa?a lo han capitalizado otros partidos peque?os. La extrema derecha no tiene ni programa, ni siglas, ni rostro reconocible¡±, resume el historiador. ¡ª JER?NIMO ANDREU
Escasos gastosculturales
¡°No invertimos dinero, ni tampoco tiempo en consumo cultural¡±. Es lo que dice Alba Colombo, experta en consumo cultural que imparte clases en la Universitat Oberta de Catalunya. El ¨²ltimo Eurobar¨®metro ya se?alaba que los espa?oles leen menos que la media de los pa¨ªses de la UE (un 60% de los espa?oles ley¨® al menos un libro en el ¨²ltimo a?o, frente a un 68% de los europeos) y van menos al teatro (21% frente al 28%).
En el campo del cine, uno de los consumos culturales m¨¢s democr¨¢ticos, los espa?oles destacan por ser los que m¨¢s esgrimen lo caro que resulta para no acudir: un 42% indica que ¨¦ste es el motivo principal. ¡°La crisis y la subida del IVA afectan a las pr¨¢cticas culturales de los m¨¢s desfavorecidos¡±, se?ala Aina L¨®pez Y¨¢?ez, profesora de Sociolog¨ªa de la Cultura de la Universidad Complutense de Madrid. Analizando el Eurobar¨®metro, L¨®pez apunta que el menor nivel de formaci¨®n, con respecto a pa¨ªses n¨®rdicos, incide en el ¡°papel discreto¡± de Espa?a en el consumo de ciertos productos culturales. Los datos indican que en Espa?a se recurre m¨¢s a Internet para cubrir necesidades culturales, especialmente si el acceso es gratuito. Por ejemplo, se ven m¨¢s pel¨ªculas y programas de TV en streaming (31% frente al 27%). Pero, sin embargo, se compran menos libros y CD v¨ªa Internet (14% frente al 27%). A ello se a?adir¨ªa el fen¨®meno del intercambio de archivos entre pares, el fen¨®meno P2P. Eloy Fern¨¢ndez Porta, escritor y ensayista, se?ala que esto viene de lejos: ¡°En Espa?a siempre existieron unos h¨¢bitos de intercambio informal de productos culturales¡±. ¡ª J. E.
Tan seguros como pac¨ªficos
?Se vive seguro en Espa?a? Parece dif¨ªcil afirmar ese extremo sobre cualquier pa¨ªs. Eurostat compara cifras de delitos dentro de los miembros de la UE, pero las estad¨ªsticas policiales no suelen tener demasiada buena fama. ¡°Puede ser que a veces no demuestren mucho rigor, pero son m¨¢s fiables a medida que se habla de delitos m¨¢s graves¡±, explica el crimin¨®logo de la UNED Alfonso Serrano. ¡°Comparar los delitos menos graves es dif¨ªcil porque la polic¨ªa de cada pa¨ªs apunta los hurtos de una forma: despu¨¦s de la denuncia, al investigarla, al mandarla a juzgados¡ Pero los cad¨¢veres est¨¢n ah¨ª¡±.
As¨ª que, centr¨¢ndose en los homicidios, Espa?a tiene una tasa de 0,8 por cada 100.000 habitantes, la segunda m¨¢s baja dentro de la UE. Solo la gana Eslovenia (0,7), mientras la media continental es de 1,1; Finlandia o B¨¦lgica duplican la tasa espa?ola, y Estonia la multiplica por ocho. No obstante, Antonia Linde, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, tambi¨¦n ve objeciones en los n¨²meros de muertes violentas que el Ministerio de Interior presenta a Eurostat, recordando la evidencia de que las estad¨ªsticas son siempre mentirosas: ¡°El anuario de Interior ofrece datos nacionales, pero excluye los de comunidades con su propia polic¨ªa y, para mayor confusi¨®n, divide ese n¨²mero parcial entre el total de habitantes, lo cual disminuye la tasa¡±. Siendo optimistas, la investigadora cree que ese desastre metodol¨®gico ofrece la mejor pista sobre el calado del asunto: ¡°Si las cifras de homicidios fueran preocupantes se tratar¨ªan con m¨¢s rigor, como ocurre con los casos de violencia machista, pero es cierto que en Espa?a y los pa¨ªses de su entorno los homicidios no son un problema grave¡±.
Respecto a las causas de esta pereza asesina, Linde destaca el dif¨ªcil acceso a las armas de fuego, un factor que se suele relacionar tambi¨¦n con discretas tasas de suicidios. La ausencia de oportunidades para matar parece pesar m¨¢s que otros datos muy vistosos que, en ¨²ltima instancia, resultan dif¨ªciles de ligar con la seguridad real. Por ejemplo, que solo por detr¨¢s de Chipre, Espa?a sea, con 508 agentes por cada 100.0000 habitantes, el pa¨ªs europeo con mayor proporci¨®n de polic¨ªas (Alemania tiene 300 e Italia 453). O que la tasa de presos (163 por cada 100.000 habitantes) sea la sexta mayor de los 28 de la Uni¨®n, dos veces por encima de la danesa (68) y solo al nivel de los pa¨ªses del este europeo. ¡ª J. A.
El segundo pa¨ªs con m¨¢s paro
El paro es la asignatura pendiente de la democracia espa?ola. Una tasa media de desempleo del 20% desde que Espa?a entr¨® en la Uni¨®n Europea lo demuestra. Es el fruto de un mercado de trabajo capaz de crear muchos puestos de trabajo en ¨¦pocas de crecimiento, apoyado en la precariedad m¨¢s la construcci¨®n y el turismo y destruirlos con la misma fuerza y velocidad en cuando vienen mal dadas, por las mismas v¨ªas. ?Resultado? M¨¢s de 3,5 millones de empleos destruidos en esta crisis y una tasa de paro del 26%.
Ahora, con permiso de Grecia, Espa?a copa los puestos de m¨¢s dudoso honor en las estad¨ªsticas europeas del mercado laboral: las cinco regiones europeas donde hay m¨¢s tasa de paro son espa?olas, el desempleo juvenil se sit¨²a en el 55%, el paro de larga duraci¨®n supera el 60%¡ Una de las peores heridas de esta situaci¨®n es la de quienes llevan un a?o o m¨¢s sin trabajar, un colectivo que suele superar los 40 a?os y tienen m¨¢s dificultades para volver a colocarse. Hasta abril, en este colectivo se encontraba Mariano. Llevaba tres a?os largos sin empleo. Entonces este madrile?o de 50 a?os encontr¨® uno. Como conductor en un centro de d¨ªa para la atenci¨®n a los mayores. Era una sustituci¨®n por un mes. Un d¨ªa despu¨¦s de acabar su contrato fue a inscribirse en la oficina del paro con ¨¢nimo: ¡°Estoy muy optimista. Si ahora un empresario monta algo, no va a llamar a alguien sin experiencia. Llama a alguien que ya sabe trabajar, que tiene un oficio¡±. Y, por lo que cuenta, a ¨¦l de eso le sobra, empez¨® como aprendiz de peletero, y luego ha trabajado en un almac¨¦n de material el¨¦ctrico, de comercial, como conductor¡, as¨ª hasta sumar entre 27 y 28 a?os trabajados.
Pero el optimismo de Mariano choca con los economistas. En ¨®rganos oficiales y privados se pronostica que el desempleo estar¨¢ bastantes a?os por encima del 20%. La construcci¨®n, el sector que fue la locomotora del empleo, no parece que vaya a resurgir con fuerza. Y en las contrataciones que empiezan a despuntar, se ve un trabajo precario, otra caracter¨ªstica por la que tradicionalmente Espa?a ha sido diferente en Europa. ¡ª MANUEL V. G?MEZ
Mucho AVE para pocos viajeros
Si hay una infraestructura de la que hayan presumido por igual los Gobiernos espa?oles de los ¨²ltimos 20 a?os ¨¦sa es la alta velocidad. Desde la inauguraci¨®n de la l¨ªnea Madrid-Sevilla, en abril de 1992, el AVE, ese estilizado tren que circula a una velocidad media de 222 kil¨®metros por hora, se ha convertido en uno de los iconos de la Espa?a moderna. En la ¨²ltima d¨¦cada, el pa¨ªs ha ido escalando posiciones hasta situarse a la cabeza de Europa en kil¨®metros, con m¨¢s de 3.100 en servicio. Francia, hasta ahora la reina de la alta velocidad europea, tiene algo m¨¢s de 2.000 y Alemania, 1.300. Lejos se quedan Italia (723), Holanda (120 kil¨®metros) y Reino Unido (113).
A Espa?a ya solo le supera China, con 9.300 kil¨®metros de AVE para sus 1.339 millones de habitantes.Pero a medida que ha ido creciendo la red, se han ido elevando las voces de expertos que piden que se replanteen los proyectos en marcha, que suponen llevar la alta velocidad a todas las capitales de provincia. ¡°Se ha puesto demasiada ilusi¨®n y no tanto juicio como se deb¨ªa¡±, advierte el ingeniero de caminos Jos¨¦ Mar¨ªa Men¨¦ndez, catedr¨¢tico de la Universidad de Castilla-La Mancha y que ha participado en varios estudios sobre esta infraestructura. Prueba de que la red espa?ola de AVE est¨¢, probablemente, sobredimensionada es que, mientras en kil¨®metros somos l¨ªderes, en uso estamos a la cola.
Cada espa?ol coge de media un AVE cada dos a?os, casi la tercera parte que los alemanes y la mitad que los franceses. ¡°No tiene mucho sentido la inmensa inversi¨®n que se ha hecho comparada con los resultados globales¡±, afirma Men¨¦ndez, que advierte, adem¨¢s, de que dado que el dinero para tejer esta red ha venido en parte de fondos europeos, en el resto de la Uni¨®n se nos mira con ¡°cierto recelo¡±. ¡°Nos hemos puesto demasiado a la cabeza cuando lo razonable ser¨ªa estar m¨¢s en la mitad¡±, afirma.Los expertos coinciden en que Espa?a hizo bien en subirse al tren de la alta velocidad, pero se excedi¨® en su entusiasmo por crecer y los tramos proyectados no indican una rectificaci¨®n. ¡°La red es inmensa, pasa por todas partes. Todo pol¨ªtico quiere vender que va a llevar el AVE a su pueblo. Eso no puede ser. Estamos locos si lo hacemos¡±, sostiene Enrique Castillo, ingeniero de caminos de la Universidad de Cantabria y director de un estudio reciente en el que varios investigadores proponen racionalizar las inversiones en infraestructura de alta velocidad. La propuesta pasa por combinar los tramos de doble v¨ªa con los de v¨ªa simple, mucho m¨¢s baratos, pero, seg¨²n los expertos, igual de seguros. Para el tramo de Palencia a Santander, de 185 kil¨®metros, el coste del proyecto de doble v¨ªa asciende a 3.300 millones de euros. Si en los tramos menos complejos se combina con v¨ªa simple, seg¨²n los expertos se rebajar¨ªa a 2.200 millones. ¡°Hemos identificado el AVE con lujo y algunos pol¨ªticos se empe?an en rechazar la v¨ªa simple para sus ciudades porque dicen que ser¨ªa segunda divisi¨®n. Es terrible¡±, afirma Castillo. ¡ª REYES RINC?N
M¨¢s festivos y largas jornadas
Espa?a acumula m¨¢s d¨ªas festivos que sus vecinos. En una tierra famosa por sus horarios laborales extensivos, cada vez cuesta m¨¢s agarrarse a ese consuelo ante la evidencia de que es una intenci¨®n gubernamental confesa recortar el n¨²mero de vacaciones adicionales a la pausa de verano. El calendario laboral para 2014 recoge ocho fiestas nacionales, m¨¢s dos designadas por cada comunidad aut¨®noma y dos locales. Grecia iguala el r¨¦cord de 12 festivos, Francia e Italia tienen uno menos y Holanda se queda en siete. Para compensar, Espa?a est¨¢ a la cola en d¨ªas de vacaciones: 22 d¨ªas de media ¡ª20 es lo m¨ªnimo¡ª contra los 30 de Alemania o Dinamarca. De acuerdo con la OCDE, en Espa?a se trabajan 1.686 horas anuales, que si no parecen tantas comparadas con Suecia (1.621) s¨ª lo son frente a los alemanes (1.397, el equivalente a 36 jornadas de 8 horas menos).
La culpa es de las dos horas de pausa para almorzar y de la ¡°cultura del presentismo¡±, considera Ignacio Buqueras, presidente de la Asociaci¨®n Nacional para la Racionalizaci¨®n de los Horarios Espa?oles. ¡°Queremos que los jefes nos vean en la oficina aunque no estemos trabajando, pero unos horarios racionales y humanos nos ayudar¨ªan a salir de la crisis. Hay que trabajar por objetivos y aumentar el rendimiento¡±. Seg¨²n los estudios que maneja Buqueras, en Espa?a se duerme menos por culpa de los horarios, y realidades como la baja natalidad se asocian a los problemas para combinar vida familiar y laboral. Nuria Chinchilla es profesora de la escuela de negocios IESE y una de las participantes en un informe aprobado en el Congreso de los Diputados en 2013 planteando la racionalizaci¨®n de horarios. ¡°Lo estamos haciendo todo mal. Tendr¨ªamos que regresar al meridiano que nos toca, almorzar a la una de la tarde, llegar antes a casa y adelantar el prime time televisivo¡±, argumenta. ¡°Tenemos muchas fiestas fruto de nuestra tradici¨®n religiosa, pero a final de a?o la cantidad de horas que hemos pasado en la oficina o haciendo tiempo para volver de la pausa de la comida son excesivas¡±.
Buqueras y Chinchilla coinciden en que tanto pol¨ªticos como industriales o due?os de cadenas de televisi¨®n ven muy l¨®gicas estas propuestas, pero que luego nadie quiere dar un paso al frente. ¡°Esto solo se puede arreglar modificando las leyes¡±, concluye la profesora. Una mejor organizaci¨®n de la jornada podr¨ªa desatascar otros debates nacionales aparentemente lejanos, pero envenenados por el lastre de la ineficaz distribuci¨®n del tiempo, como es el del trabajo de los funcionarios. ?Son demasiados? Seg¨²n Eurostat, no: 1.298.300 en Espa?a, uno por cada 36 habitantes para el cuarto pa¨ªs m¨¢s austero de la UE en ese apartado. Si se reglaran las famosas pausas del almuerzo (y desayuno), el sistema de d¨ªas de libre disposici¨®n, los solapamientos entre Administraciones¡ El trabajo lucir¨ªa mucho m¨¢s. ¡ª J. A.
Pan m¨¢s caro, alcohol barato
El coste de la cesta de la compra espa?ola se ha ido equiparando a la media europea, pero la Gran Recesi¨®n golpe¨® el consumo y los precios se han vuelto a distanciar: en 2012 fue un 5% m¨¢s barata que el promedio de la UE. Eso, de media, porque el grupo de bienes que incluye el pan o la pasta es un 11% m¨¢s caro. Los servicios de comunicaci¨®n (telefon¨ªa, Internet) cuestan un 47% m¨¢s. O, en el otro extremo, el precio del alcohol y el tabaco est¨¢ un 15% por debajo.
La mayor dependencia de la importaci¨®n de trigo y la tard¨ªa entrada de la gran distribuci¨®n en la guerra de precios explican que el grupo del pan y la pasta siga siendo m¨¢s caros que en el conjunto de Europa, aunque no ha dejado de abaratarse en el ¨²ltimo a?o. Y Bruselas reprocha el excesivo coste de los servicios de comunicaci¨®n en Espa?a, a lo que las compa?¨ªas replican que no se miden bien los descuentos asociados a paquetes integrados. ?Por qu¨¦ es m¨¢s barato el alcohol y el tabaco? ¡°En la gasolina, el menor nivel de impuestos ofrece una explicaci¨®n¡±, se?ala Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez, analista de la Fundaci¨®n de Cajas de Ahorro.
El alcohol y el tabaco tambi¨¦n est¨¢n sujetos a impuestos especiales, pero tienen historias divergentes. Mientras la carga tributaria del alcohol en Espa?a es muy baja (sobre todo en vino y cerveza), en el tabaco, las sucesivas subidas de impuestos la han situado entre las m¨¢s altas de la UE. Aqu¨ª la clave est¨¢ en la pugna entre las grandes empresas por ganar cuota de mercado, y en la influencia de un competidor invisible: el tabaco de contrabando. ¡ª ALEJANDRO BOLA?OS
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