El pr¨ªncipe que entr¨® en la Academia
Al anunciar el Rey Juan Carlos su abdicaci¨®n, record¨¦ un texto de Andr¨¦ Gide que puede enmarcar muy bien la sucesi¨®n en la Corona que estos d¨ªas vivimos: ¡°Todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a la estela de las que las precedieron¡±. La met¨¢fora define la excelente relaci¨®n que ha existido entre don Juan Carlos y su hijo, a quien en breve llamaremos ya Felipe VI.
Ha sido el futuro rey quien en incontables ocasiones ha alabado la labor de formaci¨®n recibida de manos de su antecesor. Durante el 70 cumplea?os de don Juan Carlos, el pr¨ªncipe decidi¨® tomar la palabra fuera de lo previsto y pronunciar un discurso redactado de su pu?o y letra en el que nos habl¨® del ¡°patr¨®n¡±, como lo llaman en confianza sus hijos. Confes¨® que de ¨¦l hab¨ªa aprendido la pasi¨®n con que se deben afrontar las actividades de la corona. Entre sus prioridades destac¨® que don Juan Carlos siempre hab¨ªa hecho mucho hincapi¨¦ en la necesidad de que conociera a fondo la sociedad civil. Y dentro de esta, que prestara especial atenci¨®n a la cultura y a la educaci¨®n.
Por eso, en la etapa en que mi querido Fernando L¨¢zaro Carreter dirig¨ªa la Real Academia Espa?ola, decidi¨® invitar al heredero a visitar la instituci¨®n y asistir a una de sus sesiones con la anuencia de su padre. Yo era entonces secretario y recuerdo que previamente nos solicit¨® toda la documentaci¨®n necesaria para conocer lo que iba a ser debatido en el pleno.
A lo largo de la visita se interes¨® por cada tipo de procedimiento y detalles sobre la estructura, los miembros, las actividades, la selecci¨®n de integrantes. Nos sorprendi¨® a todos el hecho de que no se trataba de formular preguntas convencionales sino que estaba profundamente interesado en conocer el funcionamiento de la Academia. Deseaba analizar sus entresijos, desde las relaciones con el Gobierno a la cooperaci¨®n con el resto de academias de Am¨¦rica. Su exhaustividad, su demanda de conocimiento llamaba la atenci¨®n. M¨¢s adelante, en la etapa en que fui director se multiplicaron los contactos con distintos miembros representativos de diversos sectores. Le interesaban, en concreto, los creadores, y cuando se produc¨ªa alg¨²n encuentro con ellos, preguntaba por los procesos creativos de sus respectivas obras, por las traducciones, la difusi¨®n en otros pa¨ªses.
As¨ª lo he visto actuar cada vez que mis cometidos acad¨¦micos han tenido algo que ver con su actividad. Id¨¦ntica ha sido su actitud con el Instituto Cervantes. Cuando acude a las reuniones con los directores est¨¢ deseando acabar con lo meramente formal para enterarse a fondo de las estrategias que utilizan los centros para transmitir el conocimiento de Espa?a, de su historia y su presente; la metodolog¨ªa de ense?anza, los criterios de selecci¨®n de lecturas o autores; el di¨¢logo con las culturas de los pa¨ªses en que el Cervantes se radica.
Lo mismo ocurre en el terreno de la educaci¨®n. La capacidad para analizar comparativamente los sistemas de diferentes pa¨ªses con respecto a Espa?a es una de sus prioridades. Se desenvuelve con la misma soltura en un encuentro con futuros l¨ªderes latinoamericanos en Harvard, donde pronunci¨® un brillante discurso titulado Espa?a, una naci¨®n americana, que en una reuni¨®n con gentes de la Universidad en la que lo mismo puede mostrar su dominio al detalle de aspectos del plan Bolonia que de diferentes leyes educativas.
Don Felipe ha sido el responsable directo del viraje que dentro de la historia de los Premios Pr¨ªncipes de Asturias se produjo cuando unos cuantos pens¨¢bamos que hab¨ªa que ampliar la vocaci¨®n iberoamericana con la que hab¨ªan nacido para abrirlos a una universalizaci¨®n basada en el eje de que, desde las bases de nuestra identidad, dichos galardones deben servir para el di¨¢logo con otras culturas. En la misma l¨ªnea se empe?¨® en que no se perdiera el contacto ni el rastro de los premiados y que, m¨¢s que un reconocimiento, se les hiciera formar parte de una estructura permanente mediante la cual ellos puedan contribuir a nuestro progreso, debate y desarrollo.
Todos estos aspectos conforman una personalidad con inquietudes que har¨¢n de su reinado una garant¨ªa para el mundo de la educaci¨®n y la cultura. Con ¨¦l tenemos asegurado un lugar prominente entre sus prioridades.
.V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha es director del Instituto Cervantes y exdirector de la Real Academia Espa?ola
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Proclamaci¨®n Felipe VI
- Pr¨ªncipe de Asturias
- Opini¨®n
- RAE
- Cortes Generales
- Proclamaci¨®n Real
- Felipe VI
- Abdicaci¨®n Juan Carlos I
- Reales Academias
- Juan Carlos I
- Abdicaci¨®n
- Actos oficiales
- Realeza
- Felipe de Borb¨®n y Grecia
- Jefe de Estado
- Sucesi¨®n Real
- Casa Real
- Parlamento
- Instituciones culturales
- Monarqu¨ªa
- Espa?a
- Eventos
- Cultura
- Sociedad
- Pol¨ªtica