Nuevo Rey, nuevo tiempo
Los ciudadanos reclaman m¨¢s voz y presencia en los asuntos colectivos y menos soflamas y medias verdades
Desde antes de las elecciones generales de noviembre de 2011, los espa?oles llevan reclamando cambios urgentes y profundos en nuestra vida pol¨ªtica: en su organizaci¨®n, en su gesti¨®n, en su forma de proceder. Masivamente, se a?ora ¡°el esp¨ªritu de la Transici¨®n¡±, es decir, la recuperaci¨®n del di¨¢logo, del mutuo respeto, de la lealtad institucional y de la altura y generosidad de miras como se?as de identidad de nuestra vida p¨²blica (y aunque pueda haber quien piense que esta es una imagen algo sobre-embellecida de aquel ya lejano per¨ªodo de nuestra andadura colectiva no por ello es menos cierto que esa es la que tiene la ciudadan¨ªa ¡ªj¨®venes incluidos¡ª). Crece la frustraci¨®n, pues a la dureza de una intensa y prolongada crisis (algo que no contribuye precisamente a cimentar el respeto por el entramado pol¨ªtico-institucional), se a?ade la sensaci¨®n, intensa, del ciudadano medio de ser sistem¨¢ticamente preterido o ignorado por sus representantes.
De ah¨ª el inmediato eco popular que encuentran cuantos movimientos convierten en su bandera la exigencia de m¨¢s transparencia, cercan¨ªa, informaci¨®n y representatividad en nuestra vida p¨²blica. Los espa?oles empiezan, adem¨¢s, a encontrarle el gusto al v¨¦rtigo plebiscitario: quieren, cada vez con m¨¢s facilidad y ligereza, ser consultados sobre casi todo, sin duda como reacci¨®n a la extendida sensaci¨®n de no ser consultados ni tenidos en cuenta sobre casi nada. Por ejemplo, en el verano de 2011, seg¨²n datos de Metroscopia, una clara mayor¨ªa ped¨ªa un refer¨¦ndum para la aprobaci¨®n de la reforma expr¨¦s de la Constituci¨®n, para inmediatamente a?adir, de forma tambi¨¦n ampliamente mayoritaria, que de haberse convocado su voto habr¨ªa sido favorable a la reforma efectuada. En Catalu?a, se apoya masivamente, desde ya tiempo, ese brillante invento terminol¨®gico que es el ¡°derecho a decidir¡±, al tiempo que apenas la mitad de los ciudadanos dicen que, de celebrarse la reclamada consulta, optar¨ªan por la independencia (y claramente menos de la mitad si la independencia conllevara tener que salir de la Uni¨®n Europea). Y, ahora, dos de cada tres ciudadanos creen que en alg¨²n momento deber¨ªa someterse a consulta popular la forma del Estado (o del Gobierno, que sobre si se trata de una cosa u otra difieren los constitucionalistas), pero al mismo tiempo son considerablemente m¨¢s numerosos quienes dicen que en ese hipot¨¦tico refer¨¦ndum votar¨ªan a favor del rey Felipe VI. Sencillamente, los ciudadanos reclaman m¨¢s voz y presencia en los asuntos colectivos, menos hieratismo y rigidez institucional, m¨¢s di¨¢logos, argumentaciones y datos y menos soflamas, slogans y medias verdades. Un tiempo nuevo, en suma, que abra un horizonte de luz en un panorama de tanta grisura y pesadumbre.
Y en este contexto an¨ªmico general, se produce la proclamaci¨®n de un Rey joven que, sobre la base del ¡ªpese a todo¡ª indiscutido y formidable legado del Rey saliente, convoca a nuevos esfuerzos para los m¨²ltiples problemas (sociales, econ¨®micos, identitarios pendientes) y lo hace con tono y maneras llamativamente coincidentes con lo que la ciudadan¨ªa lleva tanto tiempo esperando de alguna figura institucional. Felipe VI empieza as¨ª su reinado en clara b¨¢sica sinton¨ªa con la ciudadan¨ªa: pensando en el futuro inmediato del pa¨ªs, son tres veces m¨¢s los espa?oles a los que la figura del nuevo Rey inspira sensaci¨®n de seguridad que de inseguridad. En los tres principales electorados (el tama?o muestral del sondeo impide considerar las respuestas de los restantes) predominan, de forma clara, quienes se sienten seguros con el nuevo Jefe del Estado; y lo mismo ocurre en los distintos tramos de edad. Pero hay m¨¢s: el 75% de la ciudadan¨ªa cree que, si las formaciones pol¨ªticas persisten en su desencuentro e incapacidad para pactar acuerdos y soluciones, el nuevo Rey debe convocarlas, urgirlas a dialogar y propiciar que se entiendan. Como en la Transici¨®n.
Jos¨¦ Juan Toharia es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa y presidente de Metroscopia
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