ETA y su entorno, enfrentados sobre cu¨¢ndo debe ejecutarse el desarme
Rajoy y Urkullu debatir¨¢n sobre la entrega del armamento en su pr¨®xima reuni¨®n
Treinta y dos meses despu¨¦s del cese definitivo del terrorismo de ETA, el proceso final de la banda vuelve a estar estancado. El principal escollo se encuentra ahora en el procedimiento de desarme de la organizaci¨®n terrorista. Ante la inequ¨ªvoca decisi¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy de no acceder a participar activamente en el desarme, la banda y su antiguo brazo pol¨ªtico, hoy encarnado en Sortu, se encuentran enfrentados ante el dilema de avanzar hacia un desarme unilateral con la publicaci¨®n de un mapa de localizaci¨®n de zulos (arsenales de ETA), o esperar bien a un cambio de opini¨®n de Gobierno de Rajoy ¡ªhoy impensable¡ª o bien a que en las elecciones generales de finales de 2015 el PP pierda la mayor¨ªa absoluta.
En la izquierda abertzale, en Sortu, predomina la opini¨®n de que ETA debe continuar con su proceso unilateral de desarme con la publicaci¨®n del mapa de localizaci¨®n de zulos e incluso con la destrucci¨®n del armamento por la propia ETA. Sortu quiere cerrar este cap¨ªtulo cuanto antes, a ser posible a lo largo del verano. Para ellos, la vigencia de ETA es un lastre evidente para sus objetivos pol¨ªticos y electorales. En lo que queda de ETA, sin embargo, predomina la pretensi¨®n de esperar a que el Gobierno central quiera participar en el proceso. Temen que un desarme sin la presencia del Ejecutivo no sea reconocido.
La cuesti¨®n del desarme estar¨¢ sin duda, en el encuentro que celebrar¨¢n pr¨®ximamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el lehendakari I?igo Urkullu. La abdicaci¨®n del Rey Juan Carlos I y la proclamaci¨®n de Felipe VI ha retrasado la perspectiva de ese encuentro que se iba a celebrar tras las elecciones europeas.
Urkullu pretende implicar al Gobierno de Rajoy en el desarme para acelerar la disoluci¨®n de ETA y ¡°garantizar un final ordenado¡± del terrorismo. Urkullu argumenta que s¨®lo una verificaci¨®n exterior puede asegurar que todo el armamento de la banda terrorista quede inventariado y supervisado y que s¨®lo de ese modo puede garantizarse que lo que queda de la militancia etarra asuma la disciplina y se minimice el riesgo de escisiones. Aparte del inter¨¦s que tiene el Gobierno vasco en consolidar la paz, cualquier debate sereno sobre la renovaci¨®n del autogobierno en lo que queda de legislatura, dos a?os y medio, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil con una ETA ya desarmada. En la reuni¨®n entre ambos l¨ªderes, Urkullu tambi¨¦n tiene intenci¨®n de abordar el tema de los presos de la organizaci¨®n terrorista.
El Ejecutivo de Urkullu sabe adem¨¢s que lo que no se haga antes de fin de a?o no se har¨¢ hasta 2016, porque 2015 es a?o electoral. Asimismo, considera que las elecciones europeas han debilitado a los partidos que presionan al Gobierno de Rajoy para que no de ning¨²n paso en el tratamiento del final de ETA. Vox, que aboga por ilegalizar a Sortu y rechazar la reinserci¨®n de los presos etarras, no ha logrado ni un s¨®lo esca?o y el partido de Rosa D¨ªez, de rasgos similares al anterior en este tema, ha quedado por debajo de sus expectativas.
En el dilema interno de ETA y su entorno, la Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n (CIV), coordinada por Ram Manikaningam y creada tras el cese definitivo de la violencia de ETA en octubre de 2011, no toma partido, aunque impone alguna condici¨®n para participar en el proceso. Este organismo, reconocido internacionalmente y comprometido con el final de ETA mantiene, hoy en d¨ªa, su compromiso de verificar el desarme. Cuenta con el aval del Gobierno vasco y de la mayor¨ªa de los partidos vascos ¡ªPNV, PSE y Bildu-EH¡ª, que valoraron su trabajo de verificaci¨®n del cese definitivo de ETA, ya finalizado, y han extendido su aval a su participaci¨®n como garantes del desarme de la banda. S¨®lo el PP vasco no participa en el apoyo al CIV, en l¨ªnea con el Gobierno de Rajoy, as¨ª como UPyD, irrelevante como fuerza pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco.
La Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n ha puesto al Gobierno vasco, los partidos y ETA una condici¨®n para su continuidad: no volver¨¢ a participar en un acto de verificaci¨®n como el conocido el pasado 21 de febrero en que dos de sus representantes actuaron como testigo de la escenificaci¨®n de una min¨²scula entrega de armas por parte de unos encapuchados en un piso en Toulouse (Francia). M¨¢s all¨¢ del fiasco de representaci¨®n de aquel desarme, que da?¨® su credibilidad y la del Gobierno vasco, que le aval¨®, la Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n no est¨¢ dispuesta a volver a actuar clandestinamente como en febrero, al margen de los gobiernos espa?ol y franc¨¦s.
La firmeza del compromiso de la Comisi¨®n Internacional de Verificaci¨®n con el proceso final de ETA radica en haber logrado un objetivo ¡°impensable¡± para sus integrantes hace un a?o: que ETA se comprometiera a que el desarme fuera unilateral ¡ªesto es, sin contrapartidas¡ª y total. Ese compromiso, recogido en el comunicado de ETA de febrero, qued¨® totalmente desdibujado por una escenificaci¨®n fallida como fue la min¨²scula entrega de armas de los encapuchados etarras, grabada en un v¨ªdeo entregado a la BBC.
De ah¨ª que la comisi¨®n internacional haya ratificado su compromiso con el proceso de desarme pese a sus interrogantes, derivados especialmente de la decisi¨®n del Gobierno de Rajoy de mantenerse al margen y no actuar hasta que ETA anuncie su disoluci¨®n como organizaci¨®n. La posici¨®n del Gobierno franc¨¦s no es la misma que la del Ejecutivo de Rajoy ni ante el reto del desarme ¡ªla inmensa mayor¨ªa de los zulos de ETA est¨¢n en su territorio¡ª ni tampoco con el futuro de los presos. Pero Francia no va dar ning¨²n paso en este terreno que pueda disgustar al Gobierno espa?ol porque por encima de todo da prioridad a sus relaciones con Espa?a.
Los integrantes de la comisi¨®n internacional se encuentran ante un caso ins¨®lito en su experiencia como verificadores. Nunca un Gobierno ha rechazado participar en el desarme de una banda terrorista que actuaba en su territorio al plantearlo abierta e incondicionalmente, como es el caso de ETA, con un cese definitivo de la violencia acreditado durante 32 meses.
En todos los procesos de desarme han participado la organizaci¨®n terrorista, el Gobierno afectado y un tercer pa¨ªs u organismo internacional que act¨²a de testigo. El Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, por ejemplo, trabaj¨® como facilitador del desarme del grupo guerrillero colombiano M-19 en los a?os ochenta.
En el caso de Irlanda del Norte, el m¨¢s pr¨®ximo al del Pa¨ªs Vasco, pasaron siete a?os desde los acuerdos del Viernes Santo de 1998 hasta el final del desarme, en julio de 2005. Fue, adem¨¢s, un desarme por fases.
Entre 1998 y 2001, los verificadores internacionales ¡ªuna comisi¨®n internacional, presidida por el general canadiense John de Chastelain¡ª se limitaron a visitar las localizaciones de los zulos para confirmar su seguridad. El desarme propiamente dicho se celebr¨® entre 2001 y 2005 en cuatro tiempos y finaliz¨® con la inutilizaci¨®n del armamento. En teor¨ªa es lo que los verificadores internacionales tratan de hacer con ETA.
Otra peculiaridad del desarme en Irlanda del Norte fue que no se tomaron fotograf¨ªas ni se grabaron v¨ªdeos. Los gobiernos brit¨¢nico e irland¨¦s as¨ª como las organizaciones terroristas confiaron en la comisi¨®n internacional, que presid¨ªa De Chastelain, aunque hubo numerosos recelos durante el proceso. El primer ministro brit¨¢nico Tony Blair estuvo a punto de hacer p¨²blico el listado de armas del IRA en 2003 para aplacar la desconfianza de los unionistas protestantes, pero finalmente no lo hizo.
Esto contrasta con lo sucedido en febrero, con el amago de desarme de ETA que fue grabado, y resulta un argumento m¨¢s para que la CIV rechace la repetici¨®n de otra escenificaci¨®n similar.
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