Despu¨¦s de Rubalcaba
Su visi¨®n de conjunto nunca estuvo a la altura de sus labores como ministro del Interior

Alfredo P¨¦rez Rubalcaba pasar¨¢ a la historia como un excelente ministro del Interior, al ser capaz de superar una dificil¨ªsima coyuntura: el fracaso de la pol¨ªtica de negociaci¨®n con ETA. Hombre m¨¢s apegado a las realidades que a las ilusiones, atendi¨® a las exigencias que le fueron impuestas por el presidente durante la tregua, pero al producirse el atentado de la T-4 no tuvo dudas: ¡°ETA ha roto, liquidado y acabado el proceso¡±. ZP a¨²n no le escuch¨®. Al disiparse el espejismo, pudo desarrollar una labor propia, colaborando con Francia, cuyo desenlace no fue otro que la derrota de ETA.
Solo que como tantos otros pol¨ªticos dotados de una habilidad sectorial, para un cometido espec¨ªfico, su visi¨®n de conjunto nunca estuvo a la misma altura. Al suceder a Zapatero, quiso lograr la cuadratura del c¨ªrculo relanzando a un PSOE amenazado de descenso a los infiernos, al mismo tiempo que imped¨ªa el examen retrospectivo de una pol¨ªtica econ¨®mica err¨®nea. Claro que el PP afrontaba la crisis poniendo su coste sobre la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, pero la oposici¨®n socialista hubiese sido m¨¢s eficaz desde la autocr¨ªtica y proponiendo alternativas concretas, no gen¨¦ricas. Lo importante para Rubalcaba fue preservar la unidad interna bajo su mando, confirmado por los pelos en el Congreso de Sevilla, y ello supuso bloquear toda expresi¨®n alternativa. No hubo espacio para el debate de ideas. La voz del partido ten¨ªa que ser su voz, y su voluntad de control se ejerc¨ªa incluso sobre sus entornos t¨¦cnicos.
Adopt¨® una postura defensiva, sin duda por no agravar tensiones internas
El precio a pagar fue tanto un estrechamiento del discurso socialista, como la renuncia a la limpieza de los establos de Aug¨ªas propios. El hecho es que adopt¨® una postura defensiva, sin duda por no agravar tensiones internas, quedando as¨ª el socialismo inerme ante una opini¨®n p¨²blica harta de corruptos. Otro tanto sucedi¨® con Catalu?a. El PSOE dispon¨ªa de la baza federal, que hubiese sido necesario desarrollar y exponer a toda costa. Nada se hizo, m¨¢s all¨¢ de poner el r¨®tulo y asistir a la agon¨ªa del PSC. Las respuestas en este diario sobre el tema de los tres candidatos a sucesores prueban que el vac¨ªo sigue.
Como qu¨ªmico (sic) asegur¨® una vez Rubalcaba que agua fr¨ªa y agua caliente daban agua templada; pero esto no vale en pol¨ªtica. Ten¨ªa raz¨®n: para reaccionar frente a Podemos al PSOE le hace falta una buena ducha fr¨ªa. Las intervenciones de los tres candidatos en la encuesta de EL PA?S les muestran pr¨®ximos entre s¨ª, correctos, y salvo en el tema del laicismo, inclinados a sustituir el examen de las cuestiones complejas por planteamientos generales. As¨ª ante el nudo gordiano de la financiaci¨®n y Catalu?a, o la crisis de la socialdemocracia. Veremos el lunes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.